Ella salió de inmediato a cuatro patas, se detuvo ante su amo, de inmediato inclinó la cabeza y empezó a lamer sus botas con adoración. A él le complacía aquella muestra de adoración, le excitaba verla así, con su culo al aire al agacharse a sus pies. La aceptó como esclava sobre todo por su trasero, el cual encontraba firme y deseable, bonito y sobre todo sin marcas, quería ser él quien pusiera las marcas del látigo en sus nalgas y culo.
Me da muy fuerte, muy rápido, por más que me quito, me encuentra, me saca el aire y casi no puedo concentrarme para atender a mi propia mamada de tanta chupada y lamida que me da, he sabido que las chicas levantan las caderas casi ahogando al incauto romeo, pero yo trato de rehuir el contacto, al tiempo que agradezco no ser tan hábil como para hacerlo.
No pude dormir, pasé la noche pensando. Consideré que lo más conveniente sería no ir a la universidad (aun sabiendo que tenía examen) y me quedaría en casa teniendo sexo con ella mientras su mamá trabajaba. En la mañana, a la hora de los aeróbicos fui a la sala y la tomé por la cintura, lo extraño fue que me miro ofendida, me pegó una cachetada, me insultó y me preguntó que qué me pasaba.
Cuando, después de comprobar el número de asiento, estiró los brazos para colocar su pequeña bolsa en el portaequipajes, sus pechos ya de por sí altos y firmes, se elevaron aún más con la postura. Tenía el pelo intensamente negro, como sus grandes ojos, una cara de las de anuncio de cosmético, ya me entienden, y un cuerpo precioso. Cuando se sentó a mi lado, después de dirigirme una sonrisa que me derritió, su falda recogida dejó ver casi la mitad de unos hermosísimos muslos.
En ese momento se acercó a la mesa un tipo, que mi amigo saludó y me presentó como Guillermo, el pesquisa que Beto había contratado; se sentó a la mesa, pedimos otra ronda completa de café y nos quedamos en silencio a la expectativa de lo que tenía para decirnos.
Me quitó el sostén y besó todo mi pecho, mamando de los pezones durísimos. Miré al techo y eché un suspiro de emoción y placer, y mi chico me lamió de arriba abajo mi estilizado cuello. Quedé sólo en bragas y él sólo con su camisa. No era justo, mientras me lo pensaba, le desnudé a él y tomé mi parte: Le besé su pecho sin pelos todavía y así él sobaba mejor aún mis pechos, caídos por la postura, en todo su esplendor.
Yo tampoco era virgen, ya que me había cogido a mi sirvienta como tres veces antes de que la corrieran (esa es otra historia que luego contare). Total que yo me la estaba dedeando en la cama mientras nos besábamos apasionadamente y nos lamíamos el cuello, ella el pecho y yo sus tetas.
Su cara mostraba unos negros ojos entrecerrados pero vivos, del mismo color que su negra cabellera, unos pómulos fuertes y marcados al igual que su mentón y una enorme cicatriz que iba desde el lado de su ojo izquierdo hasta cerca de su poderosa barbilla, detalle que lo mostraba aún más brutal a pesar de sus dos metros de altura y de sus gigantescas proporciones.
Se salió de dentro del chico y me dijo. Ahora te toca a ti hazle gozar de lo lindo, llénale el culo con tu polla. Dirigí mi polla al ojete del chico y ella misma se encargó de meterla, como estaba súper lubricado, entro con bastante facilidad, comencé a darle con ganas mientras ella me empujaba y me decía así rómpele el culo, hazle gozar.
Nos quedamos un rato descansando, con mi culo un poco adolorido pero contento, cuando de pronto Giovanni se levanta y nos dice aún falto yo que acabe y juntándonos con Miguel en la colchoneta se masturba un rato lanzando sus chorros de leche sobre nuestros cuerpos.
Viene de short ajustado y mojado. Todos pudimos ver como ese short se metía entre sus piernas y como su entrepierna no tenía pelos. La "colorada" tiene dos hijos, está separada, tiene 38 y parece de la edad de la "negra". Solo que es más grande, más robusta, mide 1.70m, tiene grandes pechos, una cola muy firme, es linda de cara, el pelo rojizo, siempre atado con una colita, una boca muy sensual; cuando se enoja, tiene la costumbre de hablarte de cerca y te dan ganas de comerle la boca.
A duras penas, consiguió que me tumbara en una camilla escamoteable que salía de un mueble del armario. Me estaba mandando desnudarme pero no entendía ni jota de lo que me estaba tratando de decirme, así que fue ella la que me intento desvestir.
El caso es que una chava de nombre Edith quedaba entre las menos agraciadas, un día nos toca hacer un trabajo juntos con otras tres personas, al terminar me pidió que si no la acompañaba a su casa, ya en el auto nos pusimos a platicar de varias cosas y en eso surgió el tema de cómo en gustaban las chavas, le dije que de senos grandes, el caso es que la plática me fue calentando al grado de comenzar a desear a mi compañera la fea, nos despedimos y en el camino empecé a fantasear con ella.
En clase nos sentamos juntas, mis amigas, yo ni nadie hablo de sexo en clase, pero en el descanso, me presento unos amigos, esa noche los dos se acercaron a nuestra habitación, si bien yo tomo pastillas anticonceptivas usaron condón, en un momento determinado estaba siendo cogida por Willy por el culo, mientras mamaba a Anthony, Clarence me introducía en mi vagina el consolador, yo era totalmente violada, gozaba y me gustaba, cuando hicimos un rato
Nos conocimos hace mucho tiempo, y comenzamos a salir como amigos al principio, como pareja después durante dos años, relaciones normales si bien con algún juego erótico y morboso, nada de esto pasó por nuestra imaginación, un día él rompió la relación, me dejó, lo pase muy mal, y pensé que nunca más volveríamos a estar juntos, así fue un tiempo, pero tres años más tarde, reiniciamos la amistad, y ahí comenzó todo.
Retomando el tema, nos pusimos frente a frente y manteniendo fijas nuestras miradas y sin emitir palabra alguna, iniciamos el recorrido de nuestros mojados cuerpos; tomando Mirella la iniciativa de ir descendiendo por mi cuello, hombros y llegando a mis salientes pezones que fueron absorbidos y mimados por su mágica lengua; mientras yo tocaba el cielo por el placer que me estaba dando.
Con toda intención dejas caer tu saliva que resbala fuera de tu boca. Cabeceas sobre mi pene como si fuera cuestión de vida o muerte y no sé si me excita más, la chupada que me estás haciendo o el cuadro de tu cara con los ojos cerrados, la boca forzada para acogerme, el llenarse y vaciarse de tu mejillas al ritmo de las chupadas o el gemido que sale de tu pecho.
Con Annick, no nos vemos más, ella me dijo que como experiencia había sido muy dura y que como nos estimaba a los dos, era mejor cortarla y que tratemos de arreglar nuestro conflicto. Ahora hacemos el amor por necesidad, de una forma carnal, no hay el menor sentimiento, y siempre terminamos discutiendo y ella me repite que el día que encuentre un tipo que la trate mejor que yo y que la haga calentar, se va a ir.
Después de hacer eso le puse a "Pancho" (así le digo a mi pene) entre sus nalguitas para jugar y calentarla más hasta que ya no aguanto yo tampoco y lo empecé a introducir poco a poco y ella en una mezcla de gemido con grito de dolor empezó a tocarse, mientras yo me movía metiendo y sacando la carne para poder completar mis fantasías.
Este escrito es una guía para aquella pareja que quiera intentar un menage a trois, basado en los libros sobre sexualidad escrito por el Dr. Walther Slovinsky.
Era tal el gozo recibido que Lina que no se percató de mi presencia, Pedro me guiño un ojo, mientras se movía para ocultarme de la vista de Lina y permitir que ella saliera de debajo quedando ella de costado, de espaldas a la puerta y él de frente mirándome sonriente. Yo me retiré rápidamente hacía el dormitorio totalmente excitada y con las imágenes frescas en mi memoria, y desnudándome completamente me metí a la ducha, esperando calmar esa ansiedad que me invadía.
Me encontré con él, alto, gordo, sus cuatro pelos, estaban despeinados, era el asesor económico de la empresa, (lo conocía de una vez que fue a la empresa) sabía que era casado, con dos hijos (el varón un chico tímido, que me gusto cuando lo vi, pero tiene dos a tres años menos que yo), pero muy suelto me dijo, hola, sabes que serás mi secretaria, mi novia. Luego de mi afirmación, recordé porque verdaderamente estaba ahí.
No sé si se lo esperaba o que pero la cuestión es que se sacó la bata, se quedó desnuda, saco un pote de aceite de un cajón y empezó a ponérselo por todo el cuerpo, no solo por los pechos o la barriga sino por todo el cuerpo, pude observar con claridad cómo se restregaba por las piernas, el culo, el coño, la barriga, los pechos, la espalda y los brazos y todo ello lo hizo sin dejar de mirarme nunca a la cara, yo empecé a sudar así que decidí ponerme la ropa de deporte para que luego mi mujer no se diera cuenta.
Yo tenía en ese entonces 19 años, y mi madre me había mandado donde su modista para hacerme unos pantalones. Mi mama me dio la dirección y me dijo que la modista se llamaba Erika. Mi madre la conocía hace unos 5 años y siempre le había hecho arreglos a su ropa. Yo no la conocía, solo sabía de ella por las cosas que me contaba mi mama.
Me tuvo que separar la boca del pene porque estaba realmente muy concentrada en eso. Se subió a la cama, se sentó y recargando su espalda en la cabecera. Extendió sus preciosas piernas. Y me indico que me subiera en él. Poco a poco sentí como se me iba hundiendo en mi pequeña puchita, mientras mi cara era de una mezcla de dolor y placer.
Entonces yo le dije que se arrodillara y me la chupara. Ante esto, hizo una cara de no querer y entonces apreté mi pija contra su ano pretendiendo metérsela, entonces accedió a mi pedido y arrodillándose ante mí comenzó a chupármela. Al principio lo hizo tímidamente pero luego lo hizo mucho mejor hasta que acabé en su boca.
Sin decirle nada me levante y me puse tras ella, dándole un masaje en la cien con la yema de los dedos, echo su cabeza hacia atrás mientras se relajaba con mi masaje, este movimiento y el botón de arriba del pijama desabrochado me permitieron ver parte de sus tetas hinchadas por la preñez, algo que me puso a cien por hora, me contuve, hay que saber darle el momento y el lugar a cada cosa.
Bueno comenzamos a coger como desesperados y mi pijita apenas entraba en su concha ya que por el tamaño no llegaba a desflorarla. Pero como nos amamos ella se conformaba y hacia lo mejor posible para pasarla bien. Fuimos de viaje de bodas a Europa y allí sucedió lo que cambio nuestras vidas para siempre.
Tercero, esta relación que para mí fue durante los primeros años un sueño erótico echo realidad, como también para ella, pero la presión de estar constantemente mintiendo, cuidándote de cada detalle para que no te pillen, y después que me pillaron, sentir la mirada inquisidora de cada miembro de la familia y sabiendo que ya todo lo que digiera para cubrir una salida mía era claro que era para estar con ella. Esto me tiene en un nivel de nerviosismo muy elevado al nivel que me está dañando la salud.
De pronto note como aceleraba la velocidad y engullía más mi verga. Sus ojos me miraban, podía ver mi verga entrar y salir de su boca, sus mejillas se contarían y dilataban con la entrada de mi verga, me sonreía mientras lo chupaba. Estaba en el quinto cielo, cuando tuve mi aviso de llegada. Le dije que me iba a correr, y ella apretó con más fuerza mi verga con sus labios.
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