Mi atractivo vecinito
Llegó, lo ví, me gustó, me calenté, me hice mil fantasías, pero jamás creí que se hicieran realidad y menos que llegásemos a ser amigos, y que, a pesar del paso del tiempo, continuemos siendo amantes.
Relatos eróticos
Llegó, lo ví, me gustó, me calenté, me hice mil fantasías, pero jamás creí que se hicieran realidad y menos que llegásemos a ser amigos, y que, a pesar del paso del tiempo, continuemos siendo amantes.
Tras seis años de noviazgo me quede embarazada de nuestro único hijo Oscar, que en la actualidad tiene dieciséis años, y al año siguiente me casé, es decir, que si las cuentas no me fallan, conozco a mi marido desde hace veintidós años: Siete de novios y quince de matrimonio.
Este es un relato basado en un sueño erótico real que tuvo una amiga, lo recomiendo para las mujeres, pero también a todo aquel que tenga buen gusto.
Lo cierto es que luego de mucho esperar por volver a repetir una rica sesión de sexo entre los tres, por fin se llegó el día en que nos volvimos a encontrar y nos dispusimos a entregarnos a la pasión sexual por tantos días reprimida, ya que nuestro amigo vive bastante lejos de la ciudad donde residimos y además es una persona bastante ocupada.
Ya me disponía a entrar al mencionado café cuando al frente de mí se estaciona un vehículo que coincidía con la descripción que aquel caballero me había hecho por teléfono y en el vehículo pude ver a un hombre desesperado tras del volante, quien empezó a hacer sonar la bocina del auto, como para llamar la atención de alguien que pudiera estar esperándole.
Quiero que sepan que desde que tengo memoria siempre me preste a nuevas experiencias, nunca tuve miedo a probar nada nuevo y resultado de ello es la hermosa vida que llevo ahora.
Para los que juegan a dominar y ser dominados.
A habíamos tenido sexo a roletes, en la mesa, en la cocina, en la ducha, en el living mientras mi cuñada dormía (o sé hacia la dormida, nunca se lo he preguntado, calculo que alguna masturbación se habrá hecho mientras nos sentía), en el auto, etc.
Recuerdo que unas vacaciones de mis padres se fueron a Buenos Aires por una semana y quedamos solos , yo aproveche para realizar una fiesta en mi casa con mis amigos y algunas chicas para bailar y le pedí a mi hermana que se fuera a dormir a la casa de alguna amiga o de mi abuela.
Luego de tanta risa y morbosidad, Mónica una de mis mas bellas compañeras propuso que nos quitáramos la ropa, e incluso ella fue la primera en empezar a hacerlo.
Sin nada que lo sujetase, el vestido se deslizó por el cuerpo de María cayendo irremediablemente al suelo de aquella estancia, dejando ante mi la espalda desnuda de aquella mujer tan deseada, su culo que minutos antes había estado penetrado con mis dedos y las medias y zapatos que eran las únicas prendas que se mantenían sobre su piel.
El arquitecto en cuestión es un hombrón de 52 años, alto, moreno, muy velludo y de cabello ensortijado, boca grande, nariz recta, ancha espalda y piernas largas, usa un bigote que invita a besarlo, un poco por este perfil decidí acercarme a tratar mi asunto.
Andrés se tiro al suelo sentándose debajo del culo y las guevas del pelao y comenzó con la punta de la lengua a darle estocaditas en el culo del que clavaba al pollito dejando de ves en cuando subir la lengua hasta las guevas.
Todo empezó a principios de Junio, el verano no terminaba de entrar y aunque las temperaturas no llegaban de subir el periodo estival ya se hacia notar en el ambiente.
Vivo solo, tengo una profesión bastante estresante y al llegar la noche, para relajarme leo algún relato como he hecho esta misma noche, los leo totalmente desnudo y me encanta de vez en cuando al tiempo que leo mirar hacia abajo, y ver como mi pene va cogiendo tamaño sin tocarme
Jamás imaginé que en una sala de cine de barriada encontraría una excelente oportunidad para dar rienda suelta a mi libido… fue una experiencia fenomenal que deseo compartir con los lectores…
Quedó la cosa en que después de una maravillosa noche de amor, embriagados de placer nos quedamos dormidos los dos, ya comenté que para ambos, la cosa no resultó ni mucho menos fácil es decir, yo la invite a mi casa, y verla a diario hizo que volvieran a mi aquellas fantasías
Hacía poco que lo nuestro se había terminado y ella siempre que nos veíamos me decía que me deseaba y que sería suyo…
Candi, no era guapa, ni fea, pero tenía un encanto muy especial aparte de un cuerpo precioso y unos grandes ojos marrones y tristes.
Estaba esperando a que subiera María, la botones rubia de ojos azules con el pedido de refrescos a mi habitación, estaba ansiosa y hambrienta, llevaba casi dos días sin alimentarme de flujos vaginales y eso el cuerpo lo notaba, acababa de ducharme así que solo llevaba puesta una bata de seda roja anudada con una cinta y que llegaba hasta un poco antes de las rodillas.