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El amigo de mi hijo

Tras seis años de noviazgo me quede embarazada de nuestro único hijo Oscar, que en la actualidad tiene dieciséis años, y al año siguiente me casé, es decir, que si las cuentas no me fallan, conozco a mi marido desde hace veintidós años: Siete de novios y quince de matrimonio.

Con Aníbal otra vez y cada vez mejor

Lo cierto es que luego de mucho esperar por volver a repetir una rica sesión de sexo entre los tres, por fin se llegó el día en que nos volvimos a encontrar y nos dispusimos a entregarnos a la pasión sexual por tantos días reprimida, ya que nuestro amigo vive bastante lejos de la ciudad donde residimos y además es una persona bastante ocupada.

Una excitante y gratificante experiencia

Ya me disponía a entrar al mencionado café cuando al frente de mí se estaciona un vehículo que coincidía con la descripción que aquel caballero me había hecho por teléfono y en el vehículo pude ver a un hombre desesperado tras del volante, quien empezó a hacer sonar la bocina del auto, como para llamar la atención de alguien que pudiera estar esperándole.

Espectacular encuentro

Sin nada que lo sujetase, el vestido se deslizó por el cuerpo de María cayendo irremediablemente al suelo de aquella estancia, dejando ante mi la espalda desnuda de aquella mujer tan deseada, su culo que minutos antes había estado penetrado con mis dedos y las medias y zapatos que eran las únicas prendas que se mantenían sobre su piel.

El hijo del arquitecto

El arquitecto en cuestión es un hombrón de 52 años, alto, moreno, muy velludo y de cabello ensortijado, boca grande, nariz recta, ancha espalda y piernas largas, usa un bigote que invita a besarlo, un poco por este perfil decidí acercarme a tratar mi asunto.

Paja en directo

Vivo solo, tengo una profesión bastante estresante y al llegar la noche, para relajarme leo algún relato como he hecho esta misma noche, los leo totalmente desnudo y me encanta de vez en cuando al tiempo que leo mirar hacia abajo, y ver como mi pene va cogiendo tamaño sin tocarme

Lesbovampiras V: El lado oscuro II

Estaba esperando a que subiera María, la botones rubia de ojos azules con el pedido de refrescos a mi habitación, estaba ansiosa y hambrienta, llevaba casi dos días sin alimentarme de flujos vaginales y eso el cuerpo lo notaba, acababa de ducharme así que solo llevaba puesta una bata de seda roja anudada con una cinta y que llegaba hasta un poco antes de las rodillas.