La nueva vida con mi prima I
Como lo que aparentaba ser un favor era un plan para tener la vagina y el ano de mi prima a diario y en mi casa.
Relatos eróticos
Como lo que aparentaba ser un favor era un plan para tener la vagina y el ano de mi prima a diario y en mi casa.
Yo iba llegando de la escuela, me sentía muy cansada, me senté en el sillón a descansar antes de entrar a mi cuarto, me senté como llegué, toda abierta de piernas y como la falda de mi escuela es muy corta, se me veía todo.
Salí del salón y la vi recargada en mi carro, vestía de una manera sublime, falda corta color rojo pegadita al cuerpo, medias negras caladas, zapatos de tacón alto y una blusa negra también pegada, sus pechos casi rompían los botones de la misma
Nuestras dos inefables maduritas y su nueva pero no menos dominante amiga más joven continúan su perverso juego con su presa casi adolescente hasta hacerle llegar a un final que no es más que el principio de renovados y deliciosos tormentos.
Como ya te fui contando, cada vez que mi cuerpo necesita relajarse y sentir menos el cansancio de casi todo un día en el cole, tengo que estar a solas sí o sí, encerrándome donde sea y con una frenética sesión de placer íntimo antes de hacer la tarea o de dormir me puedo sentir una chica completa y bien satisfecha.
Ella me miraba fijamente, sin apartar su mirada y eso hacia que mis nervios saliesen mas a flote así como mi lívido que luchaba con mis ojos para no bajar mi mirada en dirección a su escote.
Me acerqué al ascensor, y él se acercó también a su compañero diciéndole algo cerca del oído, y en lo que esperábamos que abriera la puerta del elevador un grupo de personas y yo, cuando me percaté, el chico que me había interrogado anteriormente estaba detrás de mi.
Tomé respiración y me dije que ahora o nunca. Ya había estado parado mirándola demasiado tiempo sin que ella me viera y aunque no había llegado la hora de la cita, quería estar con Neffissa cuanto antes.
Después de mi primera experiencia con mi primo, quise tener algo con alguien mas experimentado; la primera persona que vino a mi mente fue el rector de mi colegio: Harold. Mi rector, era un hombre de 35 años, súper velludo, fornido pero retierno, era la persona ideal para que me enseñara a disfrutar mas de las mieles del sexo.
Soy maestro mayor de obra y esa tarde iba con la intención de calcular los costos y las personas que necesitaban, para las reparaciones.
El ambiente estaba muy caliente, pero los padres de ella, podían entrar en cualquier momento y aunque ella ya tiene edad de hacer estas cosas, no es muy recomendable hacerlo en su casa o en este caso, en casa de sus padres.
La historia que os voy a contar ocurrió hace 2 años cuando tenia 16. Por aquel entonces yo era una chica rubia, con la piel muy blanca y me gustaba vestirme con una ropa ajustada y provocativa como a todos los jóvenes de la edad.
Cuando ella entro por primera vez clases no me atrajo mucho pero poco a poco fue atrayéndome fuertemente tenia una mezcla de juventud y sobriedad y un cuerpo que me traía loco, sobre todo esos pechos, los cuales quería tener entre mis manos.
Un día, a eso de las siete de la noche, estábamos en plena reunión cuando se suspendió el fluido eléctrico y en medio del desconcierto, en plena penumbra sentí que alguien me manoseaba las piernas hasta llegar al bulto que por cierto, se empezó a parar y disfrutar de aquellas caricias.
Nuevas experiencias de la cogedora compulsiva.
Ese día quedamos de vernos el sábado, lo cual no era normal, pero le dije que quería que me acompañara a hacer algunas compras, como no quería que mi madre sospechara quedamos de vernos en un restaurante cerca de su casa
Una de las tardes que estábamos solas en casa, nos metimos a mi baño y cerramos la puerta con cerrojo, como tales niñas que éramos nos gustaba ir juntas al baño y quedarnos allí un buen rato encerradas, hablando.
Nuestros cuerpos desnudos pegados en el abrazo y soldados por dos bocas que se devoran entre sí, parecen incendiarse por la temperatura a flor de piel. Bajo mi mano y tomando el sexo de papa lo pongo entre mis piernas, por debajo de mi sexo.
Siempre he mantenido una relación muy especial con mi madre, soy hijo único y eso me ha permitido disfrutar enteramente de su cariño; siempre ha sido muy bella y con un cuerpo de modelo, morena clara, de pelo largo, con unas piernas exuberantes
Un chico pasivo de 19 años es dominado y seducido por su joven vecino de sólo 16 años y le da unas cogidas que lo hacen soñar el mismo paraíso.