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Mi mujer me dió el aval

Éste no se hacía de rogar y le dedicaba a mi esposa las caricias más desvergonzadas, especialmente concentraba éstas en la firme grupa, veía yo cómo se perdía el dedo medio de Lalo entre las rotundas redondeces de Linda y como ella presionaba su culito contra la mano husmeadora, levantando la colita para facilitarle el camino.

El me compartió con las tres

Yo me encontraba de pie junto a la cama totalmente desnuda, y la rubia pequeña empezó a tocarme las tetas desde atrás con sus dos manos, mientras la morena se arrodilló y empezó a pasar su lengua por mi ombligo, bajando, bajando hasta llegar al clítoris. Me puse como nunca. Todavía no habíamos empezado y ya estaba a punto de correrme.

Hans

Uno de los socios de una discoteca le hace una proposición a la mujer de uno de sus trabajadores: convertirse en su putita particular, con conocimiento y consentimiento del marido.

Nochebuena III

Estaban todos como locos, les encantaba el sexo. Mientras las dos chicas planeaban una nueva orgía para otro día, sus maridos que habían ido por provisiones las telefoneaba para llevarles una excitante sorpresa.