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485 relatos

El nuevo Ángel VIII

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Esas palabras me encendieron y estiré mi mano para asir su dura polla, pero él me paró, me quitó la mano y la llevó sobre mi cabeza. Aquí, putita, mantén las manos ahí, no las muevas o tendré que dejarte así. Obediente me agarré las manos y las mantuve sobre mi cabeza.

Monique

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Mi mano incansable repasaba esos labios vaginales totalmente húmedos. Recorría esos pliegues con lentitud, extrayendo gemidos de la boca de Monique, que ahora ya meneaba mi polla arriba y abajo. Los dos nos mirábamos y nos besábamos al ritmo de nuestras manos.

El despertar de Viky

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Por fin la lengua pasó entre tus labios que se abrieron a ella como una flor carnívora en busca del mosquito. La punta de la lengua rozó tu clítoris y creíste morir, te relajaste y te dejaste ir. El orgasmo fue fuerte e intenso, te dejó completamente rendida. La lengua no paraba.

Mi sirvienta me llevó para ser usada IV

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Empecé a recordar al tipo ese, la mujer obesa y el látigo. Pero no podía recordar más que las voces del tipo al correrse. Mi mente se fundía en negro después de escuchar las voces. Me dolía todo el cuerpo, para la única vez que no me habían follado, me habían dejado para el arrastre.

El nuevo Ángel VII

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Ese meneo suave sobre mi polla que me proporcionaba la morena hacía que mi excitación creciera al máximo. Bajé mi mano buscando las bragas de la rubia, pero para mi sorpresa, no tenía. Metí dos de mis dedos en su coño y los meneé con rapidez. La rubia gemía y movía sus piernas

El nuevo Ángel VI

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La vida en el hostal transcurría tranquila sin altibajos y Ángel pese a sus dotes amatorias, pasaba bastante desapercibido fuera de esas paredes, lo que para él era muy importante. Cuando se levantó, fue a comer. Las francesitas no dejaban de mirarle y él las sonreía con agrado.

Adorando a Mariela II

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De esta te has librado, cabronazo. Yo reí ladino, ¿Qué más hubiera querido, que llenar su boquita con mi espuma? Entramos al bar y tomamos unos refrescos, con unas banderillas. Volvimos al auto y fuimos directos hasta casa.

Adorando a Mariela

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Espero que me regales una buena ración de tu leche. Volvió a su labor excelsa, donde mi polla era tratada como el mejor de los manjares. Subió con su lengua serpenteando por mi tallo, llegó a mi capullo, rebañó las gotitas que se habían escapado y me llevó de nuevo a su garganta.

El nuevo Ángel V

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La muchacha acompañó a Ángel hasta el cuarto y le enseñó las cortinas. Ángel se puso manos a la obra, sin dejar de fijarse que ese pijama al trasluz era totalmente transparente. Claramente pudo observar su coñito y sus pechos. La chica pensando que no se vería nada, había bajado sus brazos

Mi chica se la chupa a su buen chico

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Tengo una chica de 23 años que es muy caliente. En una ocasión me habló de sus aventuras pasadas en específico de un chavo mamado de buen cuerpo y vergon. Todo paso cuando tuvimos un tiempo distanciados cuando ella salió con tal choco lo cual le tenía muchas ganas.

Todo empezó con un striptease

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El camarero se puso delante de Melisa y con gran suavidad le acarició los pezones. Melisa abrió su boca y gimió. Le acarició su polla sobre los pantalones, dándole un pequeño mordisquito. el camero apretó uno de sus pezones y dándose la vuelta, partió hacia la cocina.

El nuevo Ángel IV

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Ángel cerró la puerta del hostal poniendo un cartel donde se leía un número de teléfono, por si querían acceder al hostal. Se encaminó hacia el bar, preparó el whisky y una botellita de agua y procedió a subir a la habitación trescientos trece.

El nuevo Ángel III

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Mientras Isabella calentaba la cena trajinando en la cocina, Ángel se acercó a ella, se colocó a su espalda y le acarició los pezones con dulzura, rozando la yema de sus dedos por su cima, consiguiendo que se pusieran bien duros. Isabella gimió a la vez que él, acercándose a su oído, le dijo.       

La profesora IV

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Me miró con unos ojos endiablados, llenos de deseo y de lujuria. Me dio la vuelta sobre el respaldo del sofá, levantó mi vestido hasta dejar mi culo al aire y me clavó la polla en el culo. Hijo de puta, me vas a desgarrar. 

La quedada IV

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Coloqué con mimo las almohadas en la cama, tumbando a la loba sobre su cintura encima de ellas, esto le hacía tener el sexo más alto, la verdad es que ya no era un chaval y necesitaba todos los trucos, para ayudarme en la penetración. Asiéndola por las caderas, la fui penetrando muy lentamente

La profesora III

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Andrés entendió a la primera y depositando en sus dedos gran cantidad de saliva, lo llevó al ano de Elena e introdujo lentamente te su dedo. Elena gemía a la vez que me apretaba contra ella. Andrés empezó un mete y saca muy rápido lo que hizo que elena gritara. Tranquilo chaval, más despacio

La quedada III

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Marta se estaba volviendo loca, esa lengua y ese dedo la tenían loca al borde de un gran orgasmo que le llegó sin remisión, explotó en el centro de su sexo y le llevó a pegar con todas sus fuerzas su cabeza a la boca de Pablo

El nuevo Ángel II

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Isabella no pudo menos que fijarse en la polla del hombre que nuevamente estaba dura y esta vez apuntaba hacia el cielo. Su entrepierna volvió a inundarse y una gotita resbalaba ligeramente entre sus piernas. Se subió sobre el camastro y esta vez procedió a introducir esa dura polla con lentitud.

Sofia la salvación

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Bajé hasta su culo, para desde ahí ascender hasta tocar su clítoris con la punta de mi lengua, mientras recogía el maná en mi ascensión. Esa mujer era una fuente que sabía a hembra. Sus manos apretaban mi cabeza contra su sexo a la vez que movía con furia sus caderas contra mi boca.

El nuevo Ángel

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Despertó dolorido, muy dolorido, tenía innumerables cortes en el rostro y le dolían todos sus huesos. El hombro y la pierna derecha le dolían en extremo y su mano apenas la podía mover. Se tomó unos minutos para rememorar cómo había llegado ahí, ¿por qué estaba así?   

La quedada II

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Eva se corría sobre la mano de la loba, a la vez que yo tenía que hacer verdaderos esfuerzos para no correrme. Una vez se hubo corrido Eva, fue “la loba” quien se amorró a mi polla comiéndola con gula y frenesí. Menos mal que tenía la boca más pequeña y me clavaba sus muelas, así aguantaría mas.

La profesora II

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Elena apretó fuerte la cabeza de Pablo contra su coño a la vez que movía la pelvis para meter y sacar su dedo. El orgasmo venía sin remedio y ella agarrando fuerte su cabeza la posó sobre su clítoris y esperó que llegase el orgasmo.  
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