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Marina I

Se dio la vuelta y allí estaba él, le pareció un hombre atractivo, sobre todo muy elegante, con mucha clase, no era joven, por lo menos 40 años, se conservaba bien, delgado y fibroso, se notaba en sus manos, surcadas de venas, con dedos largos, acabados en uñas grandes, bien formadas y bien recortadas, perfectamente limpias, fue lo primero que le atrajo de él, sus manos.