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Cuando el amor y el sexo se convierten en un cóctel explosivo

Cuando el amor y el sexo se convierten en un cóctel explosivo

Nunca hasta ahora había pensado que el estar enamorado y el sexo pudieran tener mucho que ver, pero lo que les contaré a continuación, me hace pensar que cuando se unen ambas sensaciones, el sexo entre dos personas que se quieren puede ser bestial.

Todo empezó hace ya algunos años, por aquel entonces trabajaba en una clásica multinacional Americana de Tecnología, donde se contrataba gran cantidad de becarios, o mejor dicho las becarias, chicas jóvenes a punto de licenciarse que buscaban una oportunidad en una empresa de prestigio como la nuestra.

Es una forma sencilla de contratar personal de bajo coste y alta cualificación para cubrir todo tipo de tareas.

Las becarias eran famosas en la empresa, las había de todos los tamaños y medidas, además de realizar importantes trabajos de apoyo a la actividad diaria de la empresa, le daban color e interés al día a día ya que en muchos casos estaban físicamente muy bien. Todos querían ligar con ellas, especialmente los comerciales que tenemos fama de mujeriegos.

La primera vez que vi a Sonia, fue de refilón, iba por el pasillo que estaba al lado de mi puesto de trabajo con unas compañeras riendo y supongo yo que cotilleando sobre los comerciales que estábamos concentrados en cerrar pedidos.

Durante su etapa de becaria la vi muchas veces pero siempre de rebote y escasos minutos, aunque soy un desastre para los nombres, enseguida me hice con todos sus datos, era y es con mucha diferencia la mujer más atractiva que ha pasado por la empresa y me consta que cualquier hombre daría lo que fuera por estar con ella.

Empezamos a trabajar juntos todos los días, llegó un momento que aquello se convirtió en una obsesión, deseaba que llegaran las 9 de la mañana para correr a su mesa con cualquier excusa y disfrutar de su compañía, sin duda alguna aquella era una relación nueva para mí.

Tarde poco en darme cuenta que estaba profundamente enamorado de ella, además estaba casi seguro que ella me correspondía pero tenía muchas dudas porque Sonia es encantadora con todo el mundo.

Un día por la noche no pude más y le envié un sms diciéndole que la quería y que no podía dejar de pensar en ella.

Me contesto muy rápido diciéndome que si estaba loco.

Me quedé muy cortado pero no me extraño ya que como ya he comentado, es muy cariñosa con todo el mundo y la verdad es que conmigo no parecía que tuviera una aptitud diferente.

Desde aquel día nos costó un poco volver a tener la misma relación que teníamos antes e incluso creo recordar que me distancie un poco en el día a día ya que me dolía mucho estar con ella.

Al cabo del tiempo casi como por casualidad, un poco como hace las cosas Sonia, me insinuó que desde que me le había dicho aquello no podía dormir y que se encontraba rara.

Le costó, pero al final confesó tímidamente que me quería.

A partir de entonces nos hicimos inseparables, ese cariño que sentía por ella potenciaba aún más la tremenda atracción física que siempre me había inspirado.

El sexo

Un Domingo por la tarde me acerqué al portal de su casa para prestarle unas cintas de video que le había prometido, esperaba que bajara a buscarlas pero me abrió la puerta y me dijo que subiera.

Aunque vivía con tres compañeras, estaba sola sentada en el sillón viendo la tele.

Aunque no lo he comentado hasta ahora, Sonia es una mujer espectacular, tiene unos pechos perfectos y grandes pero no exagerados, un vientre duro como la tabla de una mesa y un culo de chica de desplegable de Playboy.

Aquella tarde bestia unos Dokers marrones ajustadísimos, una blusa y una chaqueta azul de punto y yo llevaba un polo azul y unos pantalones cortos claritos.

Un poco nervioso empecé a enseñarle los videos, mientras me tomaba un refresco empezamos a charlar mientras mirábamos una película de reojo, al poco rato la abrace y nos empezamos a besar cada vez más apasionadamente.

Es una pasada como besa, me encanta sentir sus labios y su lengua.

Nunca me había gustado demasiado besar pero con Sonia siempre siento algo muy especial, ¿será quizás por que la quiero?

Enseguida empecé a tocarle el culo, le tenía muchas ganas, tantas ganas como a sus pechos que intentaba tocarlos pero sin mucho éxito.

Su resistencia duró poco, muy poco, eran las tetas más bonitas que había visto nunca, casi me corro en mis pantalones cortos.

Mi miembro había alcanzado su tamaño de batalla, estaba muy duro y lo restregaba por su cuerpo mientras la besaba y le metía mano.

En un momento dado, me levanté y le dije que me iba, me acompañó a la puerta pero cuando me disponía a abrirla me detuvo y me empujó violentamente contra la pared y me empezó a besar a lo bestia.

Aquello me excito mucho, sobre todo cuando puso su mano sobre mi pene y lo empezó a acariciar.

En ese momento le desabroche el pantalón dejando al descubierto un diminuto tanga que me permitió estrujar su trasero con las dos manos de forma violenta y apretar su cuerpo contra mí.

Le dije jadeando que como siguiéramos así me correría en los pantalones, ella me dijo que no se me ocurriera derramar ninguna gota fuera de su cuerpo.

Me empujó a su habitación cerrando la puerta, nos tumbamos en su cama y nos desnudándonos salvajemente, me arrancó el pantalón corto y me bajó los calzoncillos que ya estaban bastante húmedos, yo no me quede atrás y le destroce el tanga, mientras descubría el cuerpo más lujurioso que he visto nunca.

Me empezó a morder los labios mientras me ordenaba que la follara de inmediato, la penetre sin piedad y de un solo golpe, jadeaba constantemente y me clavaba sus uñas en el pecho y mi trasero, mientras yo le susurraba al oído todo tipo de burradas que la ponían más y más caliente.

Al poco rato se corrió ruidosamente, yo estaba sorprendido porque no paraba de pedirme más, llegó un momento en el que nos corrimos juntos en un orgasmo bestial, fue la primera vez que tenía un orgasmo de verdad en mis 39 años de existencia.

Aquella tarde follamos como salvajes, creo que fueron más de 4 polvos en poca más de hora y media, bueno fueron cuatro corridas mías y al menos 6 orgasmos de Sonia.

Es una máquina de follar, empalma un orgasmo con otro sin descanso, a veces me da un poco de miedo porque no tiene fin.

Aquel día me di cuenta que no había conocido de verdad lo que significaba el sexo, Sonia y yo estamos hechos el uno para el otro y en temas de sexo somos sin lugar a dudas la pareja ideal.

Estoy absolutamente convencido que a pesar de que el sexo tiene mucho de acto animal, el amor sincero entre dos personas, potencia a que el placer, el morbo, y la lujuria sean sensaciones aún más placenteras.

Los episodios de sexo que vivimos a partir de ese día casi no se pueden contar con palabras aunque lo intentaré contar en próximos relatos.

¿Qué te ha parecido el relato?