A veces hacer cosas que no te gustan pueden ser divertidas.
Una cincuentona insatisfecha decide dar un nuevo rumbo a sus relaciones sexuales con la ayuda de su vecina.
En verano me bastaba con bajar a la playa, tontear con alguna guiri e invitarla a tomar un cerveza y a fumar unos porros en el apartamento para acabar follando como un descosido, además variando que eso de cambiar de mujer a menudo, digan lo que digan, es lo mas estimulante.
Mi madre me dijo que si quería satisfacerla tendría que aguantar mucho mas y que no me preocupase que practicaríamos mucho y que me haría todo un maestro.
Ayer por la tarde mi mujer y yo estábamos en el estudio de nuestra casa, ambos frente al ordenador, ella buscando artículos en Internet sobre un proyecto que preparaba para la empresa en la que trabaja, y yo en mi ordenador trabajando en un programa que estaba desarrollando.
El calentón que tenía ya no sé dónde está. Me he olvidado de todo. Sólo puedo pensar en ese agujero oscuro que tengo ante mí y espera a ser recorrido por mi lengua.
Mi coño arregladito, con mis ingles y mi rajita completamente limpias de bello es el centro de atención. Hasta Cristina me está mirando y preguntándome qué hago en ese estado.
Sigue la fascinación de la adúltera por su amante, quien la va conduciendo gradualmente a admitir cualquier perversión.
Ella es una chica que no se viste con ropa muy atrevida, pero hace que por la calle los chavos se vuelvan para verle su culito redondo. Cosa que a mi me excita y me pone celoso a la vez.
La verdad es que al principio la idea no me agrado, la posibilidad de vivir con alguien pendiente de mis movimientos no me hacia ninguna gracia, pero cuando la señora me enseño una casita coqueta en la segunda planta, con entrada independiente y ante su cara de angustia y necesidad, acepte.
Tercer relato de una serie de ellos en los que mi chica cuenta cómo se masturba para mí. En éste nos narra el día que más orgasmos tuvo.
Tengo una que me encanta y me masturbo mucho con ella, y es que voy con mi marido de noche dando un paseo nocturno, nos asalta un negro fornido, y nos pide la cartera y el bolso, mi marido se resiste ya que esta bastante fuerte, y golpea al negro, entonces salen 4 negros mas, que reducen a mi marido.
He decidido escribirte estas líneas para contarte una fantasía que he tenido contigo, bueno, que llevo teniendo mucho tiempo y que me resulta muy excitante cuando la pienso.
Como uno debe desquitarse de una novia y quedarse a gusto y ganando.
El señor de 65 años me empezó a preguntar por mi edad y cuando le dije que tenia 24 años me dijo que una nieta suya tenia esa edad y comenzó a hablarme de su nieta.
Dos compañeros de trabajo se desean sin atreverse a dar el primer paso, después de darlo uno de ellos, el sexo está asegurado.
Mi mujer siempre había sido muy recatada, pero salió la puta que llevaba dentro para convertirse en la mas caliente de las zorras.
Un amigo me invita a su casa con dos inglesas y acabo descubriendo el placer inmenso del coño de una perra.
Me lanzaron sobre el suelo y comenzaron a acariciar mi cuerpo con sus manos, sus bocas recorrían mi piel, besando y acariciando mi cuello, mis pezones, mis caderas, besándome cerca del pene, los muslos. Rápidamente mi sexo comenzó a endurecerse, sabían perfectamente como acariciar a un hombre, que hacer para recuperarlo después de una buena corrida.
¿Cómo le quedan? En ese momento abrí la cortina. Póngase aquí que hay mas luz. "De cintura le quedan bien pero tal vez una talla mas", y llevando su mano al lado de mi paquete me dijo: "fíjese por aquí le tiran un poco" y cogiendo un poco de tela con dos dedos pero apoyando su mano en mi bulto dijo: "la pinza le queda un poco abierta", "póngase la talla 46", y volvió a correr la cortina, dejándola otra vez entreabierta.