A qué hombre no le gusta escuchar que una hembra pida la verga con gran excitación e incluso necesidad, porque no me negarán que hay mujeres que necesitan ser cogidas.
Un dia me dijo, sabes amor, ya no aguanto más te necesito, quiero que me hagas el amor, yo le dije, pero tu esposo no se va de viaje, ella me dijo, lo sé, pero puede ser mañana, él entra a su trabajo a las dos, va a venir aca a las cinco por unas cosas y se va a una sucursal en otra ciudad a entrega
De pronto ella me alejó y me dijo, no soy así, no pienses mal, no se que me pasó, pero desde que te sentí en el micro, mi cuerpo respondía, me exitaba, te deseaba.
Elijo un corsé negro de cuero que me levanta los senos y los deja al aire. Resalta mis caderas que son cruzadas por las tiras de las ligas que van a sujetar mis medias. Las elijo negras, ahumadas, que contrastan con mi piel bronceada.
Uno de los mejores polvos de mi vida con un verdadero semental que me hace replantear mi vida. Él estaba a punto de eyacular. "Nohhh, nohh, tengo novioooo", dije mientras su semen caliente me llenaba las entrañas. Casi me volví loca de placer. Él, totalmente rendido, cayó a un costado de la cama
Después de años sin contacto, el destino reúne a dos almas que compartieron un amor inocente en la infancia. Él, cargado de dudas y anhelos, se pregunta si está tomando las decisiones correctas al abrir nuevamente su corazón. Una historia de reencuentros, segundas oportunidades y dilemas
"- ¿Qué te hubiera gustado ver? ¿Qué parte de mí te gusta más? Si tuvieras solo una oportunidad, ¿qué parte de mí besarías primero? Seguro que has fantaseado, ¿no?"
Anita me volvía loco en el instituto. Han pasado diez años y me la he vuelto a encontrar en las redes sociales. Creía que era mi momento, pero ahora creo que en realidad era el suyo.
Aquel día al ir a hacer mi colada, me la encontré, ahí, en ese cesto estaba. Una tanguita de encaje negra, que apenas podría tapar una minúscula parte del sexo de su poseedora. Pedazo de zorra ha dejado esta tanga en la lavadora para que sepa que es una puta, murmuré.
Ella estaba resplandeciente y sólo por eso me sentía satisfecho. Por otro lado, resultaba curioso que en nuestros encuentros fuera de mi casa, me tratara de usted y con tanto respeto, como el cura que era.
Este relato ya ha sido publicado por mi en otras páginas. Pero creo que para empezar a que me conozcáis por aquí os lo dejo... Es una historia muy cercana a la realidad, que pude vivir en mi viaje de fin de carrera, hace ya un tiempo...