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Moisés, mi exquisito primo II

Él me observó sin comentarios, siguió un tema que había iniciado en el bar respecto a que a veces tenía problemas con su galanura, que estaba seguro que era atractivo, pero que no podía hacer nada por parecer distinto, que sus negocios iban muy bien, pero que cuando entraba en la jugada una mujer, esposa de cliente, familiar o sus propias secretarias, era un problema porque tenía muchas invitaciones y se rehusaba para no mezclar la vida personal con el trabajo.

Curiosidad

Un primo fue a visitarme, tiene mi edad; en ese entonces teníamos 11 años y yo aun no sabía qué era la paja y él me empezó a instruir y yo con demasiado interés ya había logrado una bien caliente erección y empezamos a describirnos nuestros tamaños y forma, hasta que no aguantamos mas la calentura y él me la sacó por la bragueta y me mostró cómo se hacía.

La leche

Así estuve meneando y refregando mi pene hasta que exploté y mi semen cayó manchando el espejo, había salpicado todo el espejo del baño con mi corrida. Ya me estaba relajando de tremenda jalada cuando para mi sorpresa oigo abrir la puerta del cuarto. Yo asustado que trato de vestirme pero ya era demasiado tarde, mi prima Soco entra y pega un grito.

Mi primo, mi esposa y yo I

Después de varios minutos se detienen, se abrazan con fuerza nuevamente, besándose con intensidad, están tan sudados que mi esposa tiene el cabello pegado en la frente, se miran a los ojos, poniéndose de acuerdo sin mediar palabra y giran en la cama, quedando mi primo de espaldas y mi mujer sobre de él.

Entre primos

Con mi lengua recorría desde la base hasta el glande toda la extensión de su mástil. Lo besaba, lo lamía. Él me tomó de la cabeza y me ensartó la pija en la boca. Pude sentir mi nariz chocar contra los bellos de mi primo. Suavemente metía y sacaba su pija de mi boca, mientras me miraba lujurioso desde arriba.