El tiempo parecía detenerse para Memo, atrapado en una rutina monótona que lo abrumaba. La comodidad de su matrimonio con Betty, una mujer dulce e inocente, se había transformado en una prisión silenciosa, un vacío que sólo la imagen de Laura, su media hermana, lograba llenar.
Hace algunos años, cuando mi hija y yo 30 empecé a sentir atracción sexual por ella. Empezamos hacer travesuras sexuales hasta que todo termino de repente. Es la experiencia más excitante que jamás haya tenido, es oír ello que hora quiero terminar lo que habíamos empezado.
Llevaba un vestido muy suelto y corto, que dejaba ver mis piernas. Gilson estaba tan absorto en mi foto que ni siquiera se dio cuenta de que estaba allí.
Yo había acelerado mis movimientos de cadera, porque estaba cerca de tener un gran orgasmo, cuando sentí que él comenzó a explotar y llenarme de leche por dentro… sentía toda su leche a cada chorro que salía de él, y esa fue la culminación, fue lo que necesitaba para acabar y tuve un orgasmo intenso
Quiero contarles como una situación inesperada se convirtió en unas maravillosas noches de sexo puro y delicioso con el hombre que más llegué a detestar en mi vida, mi propio hermano.
Los nervios me carcomían tenía mucho miedo de lo que estaba haciendo, pero al igual las ansias me tenían presa de esa precoz sensación en mi vagina, no sabía que hacer, mi zorrita cada vez se ponía más y más caliente, me sentía muy agitada así que sin pensarlo más me empecé a desabrochar el brasier.
Luego de no querer nada con nadie que no sea mi novio, incluso, negándome a mi esposo, mi novio me pide que quite la virginidad de su hijo que ha cumplido su mayoría de edad.
Este es un relato de una prima que fue su primera vez con su primo, y que le contó a su otro primo sabiendo que ella estaba enamorada de ella...
Un caos social se terminó hasta que se enojo con su otro primo....
En las páginas de este diario yace mi secreto más íntimo... y mi más profunda vergüenza. Lo inicié como terapia, un intento desesperado por sanar el vacío que dejó la muerte de mi marido. Sin embargo cada línea mancha el papel de deseos prohibidos, de una sumisión que nunca creí capaz de entregar.