Había llegado de USA el día anterior de pasarse un año en internado, tenía 18 años era una chica preciosa pero a mi no me caía muy bien, me parecía una engreída, llena de suficiencia y pagada de sí misma.
Ahora les contare la ocasión en que mi esposa y yo pasamos una noche de sexo en compañía de su hermana.
Las hermanas de mi mujer son dos preciosidades, como ella. Una es castaña, un poco más baja que mi mujer; unos pechos de locura, con unos pezones muy marcados, y una aureola oscura y grande (sus pechos los he visto en fotos que tiene amamantando a su hijo, y los pechos de una mujer lactante me ponen más cachondo todavía).
Una solicita cuñada ayuda a una joven a descubrir su cuerpo y a llegar a degustar las mieles lésbicas.