Así lo hicimos. Ella llevaba puesto un top de una tela que sostenía sus hermosas tetitas paradas sin necesidad de corpiño y el cierre de atrás era de abrojos, así se lo había indicado Tor, que lo usaría para facilitar la maniobra, el vestido era de raso corito y acampanado, y debajo llevaba medias negras con portaligas y una pequeña bikini con tajo al medio, que la llamaban "siempre lista".
Entonces nos vamos a entender dijo y nuevamente me preguntó: estás caliente con las pijas que viste en el cine? Le contesté que si, que estaba que hervía, entonces me dijo y eso que no viste la mía, vamos a un hotel y te saco la calentura. Primero lo pensé un poco pero realmente era tanta la calentura que tenía que le dije que si.
Grigio entro, pero se vino detrás de mi sin abalanzarse a mis muslos, me hizo sentir culpable y arrepentida de haberlo hecho con otro ― tengo que recompensarlo … mi bebe necesita que le dé algo especial de mi ― reflexioné, él se mantenía a dos pasos de mi y yo me sentía rechazada y casi me hacía llorar, yo lo quiero a él, el otro no es nada para mí, podría decir que fue un desliz y nada más, pero él no se acercaba, así que decidí desnudarme toda y entregarme a él.
Ella jamás me penetró, solo me lamía y acariciaba esa partecita de mi chocho que me hacía reír en forma incontrolable, un cosquilleo por todo mi cuerpo descontrolado me revolcaba en su cama y mi pequeñísima vulva se llenaba de fluidos que mamá bebía como zumo del paraíso, era una cosa magnética su chocho, era mi juguete preferido y ella me lo daba todas las veces que yo lo quería.
Tomé la tarjeta sonriendo al ver su cara picara haciéndome recordar mi revolución hormonal de esa mañana, al llegar un viejo patio con un antiguo aljibe decorado con fina herrería , se erguía a la sombra de un árbol gigantesco, el parque enmarcaba la piscina donde Raquel estaba tomando sol , ella es una mujer de 28 años, a igual que Clara son de una belleza innata, cuerpo moldeado en ejercicios de yoga, con manejo de sus emociones, nos pusimos cómodas en nuestras bikinis y no pude contenerme de empezar nuevamente el relato del sueño
Después de un buen rato, en el que se iban turnando para penetrarme una vez cada uno, no aguante más y explote. Acabe como nunca antes lo había echo, en ese momento, los dos se pusieron frente a mi y pajeándose, acabaron en mi boca. Que delicia, el sabor de la leche de Javier y de Marcelo, me excitaba aún más y seguía corriéndome de una manera asombrosa.
Me empalmé y descapullé totalmente. Las besé en la puntera y lamí sus suelas. Sus calcetines sucios y sudados fueron lamidos con respeto. Olí y lamí los sobacos de la camiseta empapándome con su aroma. Dejé el slip para el final lo lamí, besé y olisqueé. No pude aguantarme y allí mismo me masturbé, mientras me miraba en el espejo deseando que K hiciera lo mismo más tarde. Me limpié y salí a ver a mi adorable trabajador.
Allí estabas, enfrente de un grandioso mural realizado con la técnica del óleo; representaba un muchacho, casi desnudo, que yacía sobre una cama de cabezal de hierro, rodeado de sábanas blancas y muchos cojines. Sobre sus blancas y bellas nalgas, apenas tapándole las caderas, una camiseta de seda color hueso, con muchos bolsillos, que le llegaba hasta las rodillas. Posición fetal de un bello durmiente.
Mis 26 años mi posición de jefa a cargo en la administración de la empresa, mi preocupación por mis amigos se fueron apartando de mis pensamientos, que tomaban forma de fantasías sexuales, me puse una pollera y una blusa ambas trasparentaba mi ropa interior, higienice mis partes intimas, sonreí al sentir flujos en mi vagina, su presencia formal y fría de militar, no podía esconder ese bulto erecto en sus pantalones.
Me fui a bañar y ella sentada en la tasa del inodoro me charlaba continuamente de lo hija de puta que había sido su compañera, de que dormiría y mañana temprano se iría a estudiar a la biblioteca para dejarme el departamento sola y en la suerte que tenia de tener semejante físico, de lo romántico que seria para mi todo ese fin de semana etc.
La verdad que yo también quedé impresionado, porque nunca se la había visto en vivo y en directo como en ese momento. Piru me había contado maravillas de Miguel pero uno siempre supone que a veces ellas exageran un poco para ponernos un poquito celosos y realmente no había mentido nada.
Una vez en el piso me dijo que fuese a uno de los cuartos de baño mientras ella iba al otro, me quité la ropa mojada y mientras secaba me enrollé una toalla a la cintura, ella llegó al poco rato para decirme que lo sentía pero que no tenía ninguna ropa para poder dejarme mientras se secaba la mía, en ese mismo instante yo salía del baño, de tal forma que chocamos uno con el otro, después de preguntarle si estaba bien y ante su proximidad, no pude evitar bajar la cara y darle un suave beso en el cuello.
La carnicería esta regentada por dos primas de unos 45 años, una es muy fea y muy habladora, Loli, pero Carmen es guapísima, de esas mujeres que te hacen girar en cuanto las ves, y también es muy extrovertida.
Oh! Sabes que placer sentía, cuando tu lengua jugaba con mis pezones, haciendo circulitos... cuando jugabas a tragarte mis senos... como me excitabas.... y cuando mientras tenias mis senos en tu boca y acariciabas mi rajita, húmeda, hirviendo de placer... que grande sentía mis labios mayores a través de tus dedos... estaba completamente depilada para ti... y tus dedos se deslizaban por mi rajita arriba a bajo y luego penetrando un poco para acariciar mi clítoris que estaba duro y pulsante...
El viajo a Argentina cuándo yo tenia 15 años y un poco mas y desafortunadamente murió en un asalto haya eso destrozo a mi familia durante mucho tiempo el balance de mi familia quedo roto y cada uno siguió su camino durante meses mi madre se lanzo a la bebida y yo salía a paliar a la calle y vagaba todo el día y llegaba solo de noche a la casa muchas veces para encontrar a mi madre tomando borracha y llorando mirando un álbum fotográfico.
Entre cosa y cosa me fui acercando hasta él, ya cuando estábamos uno enfrente del otro sintiendo nuestras respiraciones le pedí me dejara sentir su estomago, a lo que no opuso resistencia. Al sentir yo aquel hombre moreno, duro como la roca, sentir su olor a recién bañado, sentir su calor corporal casi pierdo el control, lo único que alcancé a preguntar con mi mano en su abdomen fue
El tiempo pasaba lento y desesperante por mi parte además en las noches aun cuando soñaba con lo que había hecho y lo que había sentido y todo lo que me importaba era reunir gota a gota de mi cuerpo de mi semen para descargarlo dentro de mi mamita en su preciosa vaginita peludita y olorosa dentro de esa seducción malsana que deseaba de ella.
Pasaron los días y Laura se adaptó muy bien a nosotros. Nos reíamos, contábamos chistes en doble sentido y lo que más nos gustaba era que todas las mañanas nos preparaba un café. Un día nos comentó que estaba de cumpleaños y decidimos hacer comprar algo para picar y algo para tomar.
Katia seguía delante de mi con el rostro imperturbable. Angélica me miraba juguetonamente. En ese momento alguien toco a la puerta. Mire con cara de miedo a Katia, no parecía ni sorprendida ni enojada por lo que estaba viendo, aunque su rostro era de piedra, la chispa de sus ojos delataba el placer que sentía al verme así. Yo baje la mirada.
Todos se acobardan al último minuto y esto parece enojarla y se vuelve más atrevida. El interior de sus muslos comienza a brillar por su humedad. Mientras más baila, más caliente se pone y cada vez deja más en claro lo que quiere. Afrodita se acuesta en el suelo, abre las piernas y mueve sus caderas como imaginándose que la están cogiendo duro y fuerte.
Se sienta a la mesa mientras mi esposa le prepara algo de comer y yo me afano en abrir la botella de vino que siempre está preparada para él. Después de comer ambos deshacen la bolsa de viaje y me encanta ver a Silvana hacerle la cama (o decirle que como la última vez sólo estuvo una noche, no le ha cambiado las sábanas) y tomar con cariño su ropa para ordenarla en los cajones de la cómoda.
Yo nervioso y excitado, dejé que el viejo me fuese metiendo mano. Cuando el viejo consiguió meterme el dedo en el culo y luego un segundo dedo yo ya estaba que me derretía de gusto. Me sujetaba a sus brazos recostándome sobre el banco de la marquesina y abriendo las piernas todo lo que podía, dejando que el viejo metiera sus dedos en mi culo. Cuando me di cuenta, el pantalón y slip, ya los tenía sobre los tobillos y estaba jadeando y gimiendo de gusto. Ni si quiera me había dado cuenta de donde nos encontrábamos en ese momento, solo me dejaba hacer por el viejo, que en aquellos momentos me estaba haciendo gozar con sus dedos dentro de mi culo, teniéndome a punto de caramelo.
Bueno, pues el roce de lenguas terminó y fue él quien siguió por mi cuello, mi pecho, lamió mis tetillas, les dio pequeños y delicados mordiscos, siguió por mi barriga, llegó a mi pubis, sólo lamió mi dura verga por encimita, fue hacia mis huevos y los chupó uno a uno, sin lastimar, tiernamente..... me abrió las piernas, siguió hacia el agujero de mi culo, lo lamió ávidamente, se daba un respiro y luego llevaba su lengua hasta mi hoyo.... la metió lo más posible, ensalivó sus dedos y me metió uno, luego dos y hasta tres dedos toleré jugando dentro de mi recto....
Le acompañe y ayude acostarse, mientras sacaba su ropita, traje una crema y le pase por la zona castigada, sentía en mis manos el calor que su piel irradiaba en cada una de las marcas que su cuerpo tenia, surcos rojos que cruzaban su nalgas, algunos se perdían en su entrepierna, otros recorrían desde arriba hasta debajo de las pantorrilla, una maraña de marcas, surcos de color Rosado y rojo que se cruzaban sobre una piel blanca. cuya suavidad se había perdido por las magulladuras que la varilla le había provocado.
De repente la hizo parar y me dijo que deseaba pasar con ella un rato al dormitorio. Me preguntó si tenía inconveniente y respondí que no, que esperaría un rato mientras hacían sus cosas y después me incorporaría a la fiesta. Se levantaron cogidos de la mano y Silvana, tras darme un casto beso en la mejilla, le condujo hasta nuestra cama.
Los movimientos de va y viene aumentaron de intensidad, nuestras manos se encontraron en mi vagina, acariciando el hinchado y enrojecido clítoris, hasta que explotamos en un orgasmo simultaneo, que es de los pocos que he tenido hasta hoy, siendo penetrada por el culo, que quedo tan abierto que al sentarme en la cama todo el semen que estaba adentro de mi quedo en la funda de la almohada, lo que a ambos produjo una buena carcajada!!!!
Me había calentado muchas veces con esa conchita cubierta por todo ese vello que la naturaleza le dio. Había soñado con esas tetas que sin ser demasiado grandes, como me gustan a mí, eran tan perfectas, tan bien diseñadas y con unos pezones rozados que me provocaban erección de solo pensar en ellos. Y ahora la tenía a mi alcance. Parecía un sueño pero era la realidad.
No me lo creía pero aquellos movimientos rápidos del animal me estaban haciendo gozar, que sensación, nunca las había experimentado, me estaban haciendo perder el control de mi misma, dejándome llevar por aquel macho que me llenaba plenamente todo mi ser.
El solo ver el sujetador de mamá hizo que mi verga se endureciera aún más y estuve a punto de vaciar mis pelotas − Oh, Dios mío … te puedo hacer eso – dijo mamá acercándose a la cama, tire la sabana para el lado y ella aferró mi pene − ¿está bien así? – pregunto ella moviendo su mano arriba y abajo suavemente – sí, mamá … está bien – le dije poniendo mi mano sobre la suya y animándola a seguir, pero ella repentinamente me soltó la verga, su cara reflejaba confusión y de seguro la situación la conflictuaba con si misma − ¡no! … no es justo … no puedo hacerlo … eres mi hijo – dijo ella tratando de alejar su mano de mi pene, yo se la aferré con fuerza y me corrí salpicando de semen mi mano y la suya, cuando mamá vio mi lechita saliendo a borbotones de la punta de mi polla, mantuvo su mano que se cubría con el líquido seminal y me acompañó los últimos movimientos