Natalia y Víctor I

Me presentare: Me llamo Víctor, soy soltero, y tengo 36 años, aunque no los aparento (dicen). Vivo en Madrid, y la historia que voy a contar es totalmente cierta, de echo esta escrita por dos personas. Una de ellas soy yo, la otra se llama Natalia.

Natalia es una chica de 18 años que conocí hace aproximadamente un año a través de un chat. Era una de las primeras veces que yo entraba en uno, pero para ella no lo era en absoluto.

Quizás por eso ella tomo la iniciativa, aunque cuando la cosa acabo como todos supondrán, me dijo que para ser mi primera vez en un chat, la cosa había estado realmente explosiva.

En aquel momento ella se describió como una chica morena, de 1.65, con grandes tetas (prefería que las llamase así a «pechos») y una calentura permanente (pronto comprobé hasta que punto era esto verdad).

Tras aquella primera vez, hubo muchas otras, cada vez mas intensas, mas guarras y mas salvajes… pronto me di cuenta de que cuanta mas caña le diera, mas cachonda se ponía, y que el limite estaba aun por descubrir (aun sigo sin descubrirlo).

Al poco tiempo, me compre una webcam. Tras un primer momento de sorpresa por su parte (era virgen, y nunca había visto a un tío empalmado) me convertí en un exhibicioncita por internet, y cada noche me masturbaba delante de la cámara, leyendo las frases mas guarras que se le ocurrían para ponerme a mil y hacer que me corriese.

Naturalmente, pronto eso fue poco, y comenzamos a hablar por el móvil. Bueno, lo de hablar en principio es un decir, ya que mas que nada nos dedicamos a masturbarnos juntos y corrernos escuchando los jadeos del otro. Una de aquellas veces ( la primera, creo recordar), ella estaba durmiendo con su abuela en la cama de al lado. Aunque al principio me costo creerlo, luego me he dado cuenta de que le pone especialmente cachonda el estar en situaciones «arriesgadas»…aunque eso no era nada par lo que vendría después.

Meses después, la convencí para que se comprase ella también una webcam, ya que yo también tenia derecho a mirar, no?…Al principio pensé que no aceptaría, pero no se corto ni un pelo, y el primer día, mientras yo me hacia una paja monumental, la muy zorra me enseñaba un par de tetas de campeonato ( usa una talla 100, y tiene unos enormes pezones oscuros que me vuelven loco). Todo esto, por supuesto, diciéndonos las mayores burradas que se nos ocurrían, que eran muchas.

Al poco tiempo todas las noches nos montábamos un show, yo empalmado a tope y ella espatarrada como una gocha, y no parábamos hasta corrernos de gusto.

A veces mientras nos escuchábamos por el móvil, si ella estaba sola en casa.

Por aquel entonces, Natalia me comentaba el tipo de relaciones que mantenía con otros chicos, que no eran para nada parecidas a las nuestras, sino mucho mas convencionales, sin llegar a nada realmente serio. Yo también le contaba a ella cosas de mis relaciones con otras.

Unos meses después, Natalia conoció a un chico de su ciudad, y empezó a salir con el.

Nosotros, dada la distancia a la que vivimos, nunca nos habíamos planteado seriamente llegar a algo mas que lo que teníamos en ese momento, así que tampoco era nada extraño que quisiera salir con alguien.

La verdad, cuando su relación con ese chico se mantuvo mas de un par de semanas, pensé que acabaría perdiéndola, y así se lo dije.

Para mi sorpresa, me aseguro que por nada ni por nadie renunciaría a lo nuestro, que era algo puramente sexual y que no afectaba para nada a su relación con su novio.

Yo, por otro lado, estaba mas tranquilo así, ya que alguno de sus ligues me había «picado» bastante, y en cambio su novio era un chico sin mucha experiencia, en el que yo veía «poco peligro».

El tiempo fue pasando, ella con su novio durante el día, y conmigo por las noches, y aunque a mi me dolía bastante, no podía en conciencia pedirle que renunciase a el.

Sin embargo, la idea de conocernos en persona, que hasta entonces era algo con lo que solo habíamos fantaseado, diciéndonos lo que nos haríamos y diríamos, comenzó a ser algo cada vez mas real.

Por fin, un día decidimos encontrarnos, y hacer realidad meses y meses de fantasías y calentura. Naturalmente, yo esperaba que a la hora de la verdad, la cosa quedaría en algo mucho mas suave, pero aun así la sola idea de tenerla a mi lado me volvía loco. En esos días, ella decidió dejar a su novio.

Las fechas antes del día elegido, las conversaciones se hicieron totalmente salvajes, y varios días antes ya teníamos planeado todo lo que haríamos el primer momento en que nos viésemos, siendo los dos conscientes de que, por un lado, la situación seria muy chocante (aunque en muchos sentidos nos conocíamos totalmente, físicamente éramos casi desconocidos), pero por otro, los sentimientos y los deseos que ambos teníamos estaban mas que claros…nos íbamos a devorar el uno al otro a la primera oportunidad.

El día que conocí a Natalia llevaba un vestido negro, muy corto, con un escote que daba vértigo, botas altas y abrigo negro…casi me da un infarto cuando la vi, aunque ya sabia que iba a ir así vestida.

Pero tenerla al lado, entre mis brazos, después de tanto tiempo de calentarnos todas las noches…sin duda fue el momento mas excitante de toda mi vida, y ella parecía sentir algo parecido.

Pasaron 10 o 15 minutos, no de indecisión, mas bien de «creérnoslo», y le propuse, como habíamos acordado, ir al parking a coger mi coche.

Como ya dije antes, ya habíamos hablado de lo que íbamos a hacer cuando nos conociéramos, y la primera cosa que ella quería era meternos en el primer sitio que pudiéramos par apegarnos un buen sobe…así que en cuanto entramos en el coche, no perdí el tiempo, y mientras la besaba metiendo la lengua en su boca, le empecé a sobar las tetas por encima del vestido, y solo deje de hacerlo para meter la mano entre sus piernas.

Tras sobarme un poco el paquete, ya bastante abultado, se separo de mi y me dijo:

-Vámonos al hotel, al hotel…

En un momento estábamos camino a la habitación que yo tenia en un hotel, sin dejar de comernos con los ojos uno al otro…aun no entiendo como no me pegue la gran torta, porque iba flotando.

Y en cuanto entramos en la habitación, me di cuenta de que todo aquello que habíamos hablado durante tanto tiempo, no solo iba a hacerse realidad, sino que se iba a quedar corto.

Nada mas entrar, la empecé a sobar por todos lados, llevándola hacia la cama, donde se tumbo jadeando, y yo con ella sin dejar de meterle mano sin ningún tipo de miramiento. Al empezar a frotarle el coño sobre las bragas, note que estaba totalmente empapada, y le dije:

-Parece que tienes ganas de caña, no, guarra? Pues te vas a enterar, que llevo mucho tiempo con ganas de hacerte un montón de guarradas, y ha llegado el momento.

Me puse de pie, me solté el cinturón, y me baje los pantalones, poniéndome al lado de su cara en calzoncillos, que apenas me tapaban la polla de lo empalmado que estaba.

-A ver si realmente eres tan guarra como dices, zorra, enséñame que sabes hacer…

Sin perder un segundo, me estiro los calzoncillos para abajo, y agarrándome el rabo empezó a mamarmelo como una desesperada, metiéndose casi hasta el fondo los 22 cm que calzo.

Yo sabia que lo había hecho muy pocas veces, y me daba un poco de miedo pasarme de bestia, pero visto que ella no se cortaba un pelo, decidí seguir por el mismo camino, continuando las fantasías que habíamos tenido juntos.

-Que pasa, zorra, es demasiada polla para ti? Ya sabias como era, así que no te hagas la estrecha y métetela enterita como una buena mamapollas, que es lo que eres…o es que necesitas ayuda?

Y agarrandola por los pelos, empecé a meterle pollazos en la boca, lentamente al principio, y a medida que iba tragando mas y mas, cada vez mas rápido ya sabia que lo estaba deseando, y me lo confirmaron sus gemidos, ahogados por mi rabo.

-Joder que bien mamas, puta, se ve que tenias ganas, eh? Pues ahora túmbate y ábrete de piernas, que yo también tengo ganas de comerte ese chocho tan mojado que tienes…

Tuve que sacársela de la boca a la fuerza, la muy zorra no se cansaba, pero en cuanto le quite las bragas y empecé a pasarle los dedos por la raja, se abrió de piernas gimiendo.

Me puse entre sus piernas, y empecé a comerle el coño, que estaba como una sopa. Mientras se lo lamia, Natalia meneaba el culo arriba y abajo, pasándome todo el chumino por la cara, pringándomela toda con sus jugos…y yo le metía la lengua lo mas adentro que podía, mientras con las manos le agarraba las tetas, que estaban que parecía que iban a explotar de duras.

Luego hicimos un 69, poniéndose ella encima, y la segunda mamada fue aun mas bestial que la primera…además, aparte de tener su coño empapado delante de la cara, si miraba a un lado veía en el espejo de la habitación la escena completa, lo cual añadía mas morbo aun a todo.

Cuando ya no podía mas, le dije:

-Estoy a punto de correrme de tanta mamada, cacho guarra, así que dime como quieres que te de lo que estas deseando. En realidad se lo preguntaba por preguntar, porque ya habíamos decidido como seria la primera vez. Se tumbo boca arriba, yo me senté sobre sus tetas, y le agarre por los pelos, levantándole la cabeza y llevándola hacia mi polla.

-Abre, puta.

Y vaya su abrió, se la trago entera. Esta vez los pollazos fueron a lo bestia total, yo estaba como una moto y no pare hasta correrme dentro de su boca, cosa que llevábamos los dos deseando mas de un año ( ella nunca lo había probado, y aunque se moría de ganas, yo no estaba del todo seguro si, en caso de atreverse, le gustaría).

Ahora tengo bien claro que no es que le guste, es que tiene un vicio de lefa que me cuesta trabajo satisfacer a veces…pero me esfuerzo.

Tras un rato de descanso, comenzamos de nuevo a acariciarnos, y me pidió que la follase. Le dije que me moría de ganas, pero que no.

Prefería que se lo pensase, teníamos aun varios días, y si todo iba tan bien como parecía, al día siguiente lo haríamos, si seguía queriendo.

Así que…a mamar otro rato, que tampoco esta mal.

Estuvimos en la habitación unas cuantas horas, comiéndonos y sobándonos como locos, y a cada cosa que uno proponía, el otro contestaba: » Venga!». Y apenas hacia unas horas que nos conocíamos!!.

Esa noche también hablamos, planeando lo que seria el día siguiente, y, como no, con una buena paja ( para no perder las buenas costumbres).

Al día siguiente quedamos pronto por la mañana, desayunamos, y tardamos poco en confesarnos que estábamos muriéndonos de ganas de volver al hotel. Por el camino en coche, Natalia me iba meneando la polla, y le falto poco para ponerse a mamármela en marcha…como le gusta, a la muy zorra.

Ya en el hotel, tardamos poco en desnudarnos y meternos en la cama, y tras comérnoslo bien todo un rato, se tumbo boca abajo y me volvió a pedir que la follara.

Esa vez no me pude resistir, ni creo que nadie hubiese podido ( la verdad es que ni se me paso por la cabeza resistirme, para que engañar a nadie).

Por supuesto, fui con cuidado, ella tenia muchas ganas, pero en el fondo estaba un poco asustada, pero al poco rato, cuando note que estaba tan mojada que entraba casi sola, le empecé a dar caña cada vez mas fuerte, diciéndole mientras todo tipo de burradas.

-Esto es lo que querías, no, putilla?…Una buena tranca en el coño es lo que te hacia falta, ya te lo dije. Así que ábrete bien de piernas, que te la voy a meter hasta el fondo.

Cuantas mas cosas de ese tipo le decia, mas y mas se calentaba, gomia y jadeaba…y yo también, ni que decir tiene. Me puse apoyado sobre las manos, y ella empezó a sobarse el clítoris.

-Cómeme las tetas, venga…y fóllame bien fuerte por favor…

A la muy puta le encanta que le sobe las tetas, pero no suavemente, acariciándolas sino agarrándoselas fuerte, con toda la mano, y estrujándoselas con todas mis fuerzas, o estirándole los pezones y haciendo que se sacudan como flanes…..me pone a mil, y lo sabe.

Se corrió mientras yo no paraba de meterle polla como una maquina, y los gemidos que daba debieron oírlos hasta en la recepción que se mueran de envidia!

Me tumbe boca arriba en la cama, y le dije:

-Ahora a trabajar, si quieres que te de lo que te mereces, chupapollas.

No me hizo falta repetírselo, se puso a comerme la polla y esta vez se la metió hasta la garganta desde el primer momento…solo se la sacaba para lamerme un poco las pelotas, y luego vuelta para adentro…bestial.

Y mientras lo hace, no para de mirarme con esos ojazos negros, que me ponen aun mas caliente, y cuando me voy a correr, me pasa la lengua por el capullo….la verdad, parece que llevase toda la vida haciéndolo. y justo cuando noto que me viene, le agarro por los pelos y se la clavo hasta el fondo, que es como a ella le gusta, sin dejar que se aparte, aunque a veces se atragante con la lefa que le llena la boca…y pocas veces se le escapa ni una gota….me encanta.

Cuando acabamos estábamos empapados de calor, así que pusimos la bañera y nos metimos juntos, uno frente al otro, y estuvimos jugando un buen rato, yo pasándole los pies por las tetas, frotándole los pezones, y chupándole los dedos de los pies….que son preciosos.

Estuvimos así un buen rato, y cuando salí, sin decirle nada, me fui junto a su cara, y le metí la polla en la boca otra vez…es que me apetecía. Por como reacciono, le gusto la idea.

Nos vestimos y salimos. En teoría íbamos a dar una vuelta y descansar un poco por ahí, pero lo que yo no sabia es una faceta de Natalia que aun no conocía.

Estuvimos en un par de pubs, bailando y tomando unos chupitos, y me di cuenta de que si bien en la habitación le gustaba adoptar el papel de sumisa obediente, en la calle se transformaba en una calientapollas provocadora, que aprovechaba cada oportunidad para apretar sus tetorras contra mi cuerpo y para sobarme el paquete sin el menor disimulo, y mirándome con una media sonrisa que me hacia hervir la sangre de ganas de tirármela allí mismo.

En uno de los sitios que estuvimos, tuve que ir al baño, que estaba en un piso inferior.

Le dije que bajaba, y se quedo esperando arriba. Entre en el baño, que estaba vacío, y en el momento que estaba acabando, con la puerta abierta, la vi en el umbral de la entrada al servicio de caballeros.

Me miraba con esa cara provocadora, y con una mano se levanto la falda del vestido que llevaba, y se metió la mano bajo las bragas.

-Joder que guarra estas echa… te vas a enterar.

La agarre del brazo, arrastrándola hacia abajo, me saque la polla, y en cuanto le puse una mano en la cabeza, se la trago entera…estuve un rato dándole de comer polla, y luego le dije:

-Arriba putón, vamos para otro sitio mas tranquilo, que te voy a follar.

A veces pienso que me corto demasiado, luego hablamos de esto y me dijo que otro día me la tire allí mismo, que lo estaba deseando…la próxima vez ya se que hacer.

Durante los días que estuve con Natalia esa vez debimos estar como la mitad de las horas del día follando, el resto durmiendo y comiendo ( se gastan muchas energías). Y cada vez que nos vemos, tenemos que recuperar el tiempo perdido…

Pero eso lo contare otro día, ahora es hora de poner la cámara, que Natalia me esta esperando.