Es principio de agosto.

Fran me pasa a buscar por casa. Ya lo tengo todo preparado y bajo enseguida.

Estoy excitada por el concierto. Serán tres días increíbles. Un montón de grupos conocidos y gente de muy buen rollo.

Subo al coche.

Voy delante, al lado de Fran. Detrás van dos amigos suyos que no conozco. Se hacen las presentaciones. Yo Tania y ellos Alberto y Jorge. Se han de reducir gastos y cuantos más seamos, mejor.

Arrancamos dirección a Benicassim. El Festival nos espera.

Los dos desconocidos resultan ser unos tíos muy majos. La conversación es amigable y distendida, como si nos conociéramos de toda la vida.

«Sin darme cuenta» ya estamos en la entrada a la zona de acampada. Llevamos dos tiendas de camping tipo igloo. Las ponemos lo más cerca que podemos de la salida (que no es mucho porque esto ya está a repleto de gente) .

Son las 18.00h.

Ya estamos instalados y preparados para ir al concierto. Salimos caminando hacia allí.

Las colas para entrar al recinto son largas y densas. Nos controlan todo lo que llevamos, si la pulsera que nos han puesto está suelta o no…

Ya estamos dentro y un montón de gente va de un lado a otro en busca del concierto que más les gusta, de la barra más vacía o los lavabos más limpios (eso sólo pasa a primera hora, luego ya te da todo igual) .

Son las 22.00h

Ya llevamos tres horas de concierto, bebida y algo de fumar. Me siento completamente eufórica por la mezcla de esas cosas.

Bailo, grito, salto….

Un flash me deja ciega por unos instantes.

Ha sido Jorge que, Polaroid en mano, está dispuesto a inmortalizar todo lo que ocurre a su alrededor.

Él mismo coge la foto que sale por debajo de la cámara y la agita para que se seque. Al poco la mira y me dice:

-«jo, menuda boca tienes» mientras me pasa la foto.

En ella se me ve en primer término de cintura para arriba, completamente iluminada, con un fondo negro donde sólo destacan, a lo lejos, las luces del escenario.

Sale la camiseta blanca de tirantes que llevo puesta, con las cintas del sujetador visibles en mis hombros, mi pelo recogido hacia atrás en una coleta y mi boca completamente abierta. Me ha pillado en pleno grito de satisfacción.

-«Imagina todo lo que puede hacer esa preciosa boca» – le digo mientras le devuelvo la instantánea y vuelvo a prestar atención al escenario.

Si hubiera seguido mirando a mi amigo fotógrafo le hubiera visto completamente parado, con la boca abierta y la mirada fija en la foto y luego en mí.

Pero no pensaba para nada en él.

Por lo visto después, él si lo hacía en mí.

Son las 6.00 a.m

El concierto se ha acabado. Fran y Alberto se han ido a dormir hace rato. No les gustaba el último grupo que tocaba. De Jorge ni rastro. Toda una marabunta de gente nos dirigimos a las tiendas.

Después de buscar un rato logro encontrar nuestros «aposentos». Abro la cremallera de la tienda donde estaban las bolsas con la ropa.

Cuatro bolsas están al principio de todo. Entre ellas, cuatro pies. Quietos. Descansando. Cojo mi bolsa y me dispongo a ir a la otra tienda.

Pero antes echo una ojeada.

Están durmiendo la mar de tranquilitos Fran y Alberto. Los dos en calzoncillos. Nunca había visto a Fran así. Menudo paquete tiene.

Aparto los pensamientos impuros de mi cabeza y me dirijo a la otra tienda.

Vacía. Perfecto.

Me desnudo y me pongo mi pijamita de verano. Unos pantalones cortos y una camisa de botones por delante es todo lo que llevo encima cuando me pongo a dormir.

Fuera el silencio no abunda, la gente sigue pasando hacia sus tiendas y, evidentemente, no piensa que puede haber nadie durmiendo.

El sueño me vence. Todo se vuelve borroso. Mis párpados pesan…

Un tío durmiendo. Se gira.

Tiene un paquete increíble. Me acerco para verlo mejor. Mis manos se acercan a él.

Quiero tocarlo, no puede ser verdad todo lo que ven mis ojos. Cojo la goma de los calzoncillos con mis manos. La empiezo a separar del cuerpo.

Me tiro para arriba para ver mejor qué es lo que esconden. No alcanzo a ver nada más que una pequeña mata de bello rizado. Empiezo a bajarlos.

«Re re rreeee rree». El sonido de una cremallera.

Frunzo el ceño. Estoy confusa. -Si no llevan cremallera- me pasa por la cabeza. Creía que eran unos calzoncillos y no unos pantalones.

Movimiento a mi izquierda.

Me giro y veo una sombra desenfocada a mi lado. No sé si estoy despierta o no.

Una cremallera subida deja pasar la claridad de la mañana.

Estoy despierta y no eran unos calzoncillos sino la cremallera de la tienda.

Me froto los ojos. Es Jorge, que me mira.

-«Hola, bella durmiente»- me dice.

-«Hola»- le contesto totalmente atontada.

-«¿Hace mucho que estás aquí?»- me pregunta.

-» No lo sé. Estaba completamente dormida.

-«Yo no. Por cierto, ha sido genial el concierto, eh?»- me vuelve a preguntar.

-«Concierto?, aaah, sí, genial»- le respondo mientras me doy la vuelta y vuelvo a dormir.

-«Oye -me dice- puedo preguntarte algo?

«¿Qué quieres?- le digo.

«Ejj-ehhh, es queee….»

«-Queeeee» –le digo.

-«Tu boca, que…, que es eso que puede hacer?. Me lo enseñas?»- me dice

-«De qué me hablas?»- le pregunto como si hablase con un extraterrestre.

-«Ten»- contesta mientras me enseña una foto.

La cojo. En ella salgo mirando a la cámara con la boca completamente abierta. Se me ve hasta la campanilla. Empiezo a recordar.

Se la devuelvo, sorprendida, una vez más, por la simpleza del género masculino y vuelvo a dormir pasando de él.

-«Joder, no me dejes así, mira que problema has causado»- vuelve a insistir.

Me giro dispuesta a pegarle una ostia, pero lo que veo me hace olvidar mis intenciones. El bulto que se presenta en sus pantalones es evidente.

-«Vaya, qué fácil te excitas, sólo con una boca en una foto. Anda, anda el problema es tuyo, así que soluciónalo tú mismo.» – le suelto.

-«Si no es por tu boca me dice mientras se señala la entrepierna y apunta con la cabeza hacia la mía» y añade: -«Mírate».

Me miro. La mitad de mis pantalones cortos están metidos en mi chochito.

Se me ve perfectamente la mitad izquierda de mi bello púbico, junto a mi labio izquierdo, rosadito e hinchado a causa de la presión El pantalón sigue por la ralla de mi trasero.

A causa de la postura y el movimiento mientras dormía, los pantalones se estaban convirtiendo en un tanga.

Cierro las piernas rápidamente.

Avergonzada, me tapo y, sin decir nada, me vuelvo a estirar.

-«Venga tía no seas estrecha. Me pones caliente antes diciéndome cosas de tu boca. Llego a la tienda y me esperas enseñándome medio coño. Me parece que está claro que algo buscas. Y si no es que eres una calientapollas.» Jorge dixit.

No puedo creerlo. Sigo de espaldas a él, pensando en lo que me acaba de decir. Será posible. Se va a enterar este de lo que soy capaz. Se va a excitar como nunca lo ha hecho. Mañana se va a enterar….

Silencio.

Me vuelven a pesar los ojos. Se van cerrando. El sueño cae sobre mí como una pesada losa…

Voy en coche. Junto a Fran. Vamos los dos solos.

Él conduce, completamente desnudo. No llego a ver nada de lo que me interesa entre sus piernas, las tiene muy juntas. No quiero que me vea mirándole. Disimuladamente me tiro hacia delante.

Miro hacia abajo. Yo también voy desnuda. Qué vergüenza. Pero no me tapo.

Si vamos los dos así será por algo. Me giro hacia él. Me mira. Me acerco al cambio de marchas.

Quiero ver lo que hay entre sus piernas.

Así agachada empiezo a entrever la punta de su enorme verga. Creo que estoy mojando el asiento. Noto como el suelo empieza a temblar…

Me despierto.

El suelo sigue moviéndose.

No es el suelo. Es el colchón de aire sobre el que duermo.

Y Jorge también está en él.

Está de lado, de espaldas a mí. Su mano derecha entre sus piernas. Se agita.

Menuda paja se está haciendo.

-«Pero qué coño haces?»- le grito.

Para de golpe y se gira. Está completamente rojo de vergüenza. No se esperaba ser pillado en plena faena.

-«Lo que tú me has dicho»- me dice.

-«Que yo qué?. Anda y vete al lavabo, joder. Pensabas acabar?. Y luego que harás con lo que saques?. Fuera de aquí.»- le grito enojada.

-«Mírala. Hago lo que tú me has dicho. Solucionar mis problemas»- me dice mientras se gira hacia mí.

Nunca había visto un tío cascándosela en directo tan cerca de mí. Su mano derecha sujeta la polla por el centro. Su capullo se muestra a medida que baja la mano. Está completamente trempado. Y no para. Le estoy mirando, le he gritado y el tío ni se inmuta. Al contrario.

-«Andaaa, solucióname tú el problema»- me ruega.

El sueño aún está conmigo. No veo el mismo tamaño que en el sueño pero…

Me incorporo.

Desde más arriba no se ve tan grande la polla, que sigue enseñándome el capullo al ritmo de la mano masturbadora.

Me tiro un poco más hacia delante, para tener otra perspectiva. Lo veo ahora desde más abajo. Los pantalones le tapan los huevos. Sólo tiene al aire su polla.

Esto dura poco. Al ver que miro y me acerco, Jorge ya ha desplazado completamente los pantalones a la altura de sus tobillos.

-«Venga mujer, no me dejes así. Que al final me quedaré ciego»- me deja ir el tío jeta.

No sé si es el sueño que he tenido o el morro del tío, pero voy acercándome cada vez más al miembro agitado.

Pongo una mano en su pierna derecha.

Él para y se pasa sus manos alrededor de su cabeza, recostándose sobre ellas, como diciéndome «toda tuya».

-«¿Qué haces? – le pregunto- sigue con lo que hacías».

Me vuelve a rogar un par de veces que siga yo, pero no quiero. Al poco ya sigue «manos a la polla».

Me sitúo entre sus piernas, de rodillas, cerca de su polla para poder verlo todo:

La polla está bien, le sobra bastante entre su mano. La piel baja y sube muy rápido, casi no puedo ni verla.

-«Poco a poco. Más despacio que sino acabarás enseguida. Además quiero verte el capullo con tranquilidad»- le digo.

La mano reduce el ritmo. La piel que forma la polla baja más despacio al son de la mano. El capullo aparece ante mí, hinchado y rojo.

Al tirar hacia abajo parece que se quiera abrir y el agujero de la punta se hace más grande. Al bajar del todo la piel, veo donde acaba el capullo. Un sitio donde parece que se pliegue hacia adentro creando una zona más ancha.

Eso es lo que noto más cuando entra y sale de mi coño alguna otra polla. Ummm interesante.. La mano vuelve a pararse abajo del todo y aprieta el miembro, haciéndose que se hinche y que el capullo se ponga más rojo aún.

«Venga ayúdame» – me vuelve a decir Jorge mientras da un golpe de culo y acerca su polla a mi boca.

Le sonrío.

Me abro la parte de arriba del pijama dejando mis dos tetas a la vista de aquel pobre pajero. Me las toco en círculos, apretando fuerte. Paso a pellizcarme muy ligeramente los pezones. Sé que eso le gustará.

Jorge sigue con la mano parada, apretando y mirándome boquiabierto.

-«Yo te ayudo, pero sin tocarte ni un pelo»- le digo sin dejar de tocarme los pezones.

-«Venga va tía, que en la polla no tengo pelos»- me dice.

-«No, no, tú ya me entiendes. Continúa o, al menos, suéltatela que te va a explotar»- le digo al ver que seguía mirándome y el capullo se le ponía cada vez más rojo.

Al principio parece pensárselo un poco, pero enseguida continúa masturbándose.

Yo sigo entre sus piernas, de rodillas y con el cuerpo ligeramente inclinado hacia delante. Mi cabeza está a unos 50cm de su polla.

Me sigo restregando las tetas. Ya tengo los pezones completamente erectos. Me levanto las tetas y me los chupo con la punta de la lengua.

No es que me guste en exceso hacerlo, pero me encanta pensar que lo estoy volviendo loco de placer. Jorge sigue mirándome con los ojos completamente abiertos.

«Cierra los ojos»- le digo.

Cuando ya los ha cerrado, miro hacia atrás dejando de sobarme las tetas.

Busco los pantalones que llevaba. Ahí, hechas un manojo, encuentro mis bragas. Las saco de entre los pantalones y las cojo con dos dedos. Vuelvo a la postura anterior. Jorge sigue pelándosela con los ojos cerrados.

Pongo las bragas a 30 cm de su cara. Bajo ligeramente el brazo, acercándolas poco a poco.

Rozan un poco su nariz. A esa altura, las muevo poco a poco de lado a lado. Jorge levanta su cabeza, queriendo chupar lo que pasa por su cara. No sé que se imagina que es. Le tapo la nariz completamente con mis bragas.

Jorge aspira fuerte.

-«Uumm, que olor. Huele a coño que quiere guerra»- suspira al tiempo que acelera el ritmo de la polla.

-«Tranqui tío, tranqui. No querrás acabar ahora que esto acaba de empezar…»- le digo.

Parece entenderlo y vuelve a menear más suave.

Vuelvo a subir las bragas hacia arriba. Su cabeza sube con ellas. Las sigue. Como me gusta.

Sin que se dé cuenta, atrayendo su atención con mis bragas, me quito los pantalones con la mano que me queda libre. Él sigue sin abrir los ojos.

Me muevo hacia arriba, poniéndome a la altura de su cabeza. Paso una pierna por encima de su cabeza. Sitúo las rodillas una a cada lado de su cabeza y se la sujeto apretando hacia abajo con mi mano derecha.

-«Abre los ojos»- le mando.

El obediente amigo así lo hace. Y vaya si los abre. Si lo hace más se le saldrán de las cuencas. Intenta subir la cabeza para chupar lo que tiene ante él. Mi brazo aguanta el envite.

-«Si me tocas se acaba todo»- le digo en tono mandón y desafiante.

Me hace caso. Empiezo a bajar la fuerza de mi brazo. Ya tiene la cabeza totalmente libre. Pero no la mueve.

Empiezo a bajar un poco. 25 cm entre su cara y mi coño. 20. 15.10. Llego a estar muy cerca. Oigo como aspira con todas sus fuerzas.

Saca la lengua, pero sin tocarme. Es inteligente y con mucha fuerza de voluntad. Empiezo a subir y bajar y mover mis caderas como si estuviera follando. Todo muy cerca de su cara. Seguro que hasta puede percibir mi aroma.

-«Uuufffff tía, que imagen.»- dice Jorge entre jadeos.

-«Ya me imagino. Es mejor esto que mi boca, no?

-«Ya ves. Pero quiero probarlo, venga».- me suplica

Yo estoy verdaderamente excitada en estos instantes. Me pasa por la cabeza lanzarme y disfrutar del momento, pero prefiero hacerle sufrir. Lograré que lo pase peor si le dejo catar algo y luego se lo quito…

-«Está bien. Te dejo, pero cuando te diga que pares, pararás»-

-«Sí, sí, te lo prometo, pero por favor déjame chupar»- suplica Jorge.

Bajo del todo y mi coño se postra sobre su boca. La imagen me hace sonreír. Parece que le haya crecido bigote en un santiamén.

Noto como su lengua se pasea por mis labios rápidamente intentando abrirlos. Lo consigue y frota por dentro de ellos, cerca de mi rajita.

Húmeda y dura se abre camino por ahí abajo. Separa pelos que estaban enganchados en su camino hacia arriba, en busca de mi punto débil.

Vuelve a bajar. Mete la lengua en mi raja y empieza a moverla ahí dentro.

La saca y la mete. La saca otra vez y recorre la raja hacia arriba. Sube hasta donde se juntan los labios superiores de mi coño. Aprieta algo duro que encuentra ahí.

Vuelvo a subir dejándolo con la lengua fuera. Justo a tiempo. Si le dejo continuar un segundo más, no sé si hubiera podido hacerlo.

Bajo otra vez, pero sin dejar que me toque. Estira todo lo que puede la lengua. Bajo un pelín y vuelvo a subir. Sólo un leve roce. Nada más.

-«Eiiii, sin tocar más. Sobre todo a partir de ahora.»- le digo mientras me doy la vuelta. Me posiciono en postura de 69 pero sin dejarme caer. A cuatro patas. Me quedan las rodillas, una a cada lado de su pecho y la cara a 20 cm de su polla.

-«Sí, sí chúpamela»- me dice el inocente.

-«Venga sigue así y ya verás»- le digo mientras muevo mi culo en pequeños círculos. La visión que debe tener debe ser impresionante para él porque acelera el ritmo una barbaridad. Noto como me mojo por abajo, empiezo a lubricar. Debe estar viendo mi culo en primer término, después mi rajita con sus pelos rizaditos.

Noto como algo me recorre la raja del trasero. De arriba abajo. Se para en el centro y rodea el ano. Al poco se introduce en él. Es algo pequeño y blando. Me giro y veo la cabeza de Jorge hundida en mi culo. Me lo está chupando!!!.

-«Te he dicho sin tocar. No tienes mi permiso»- le digo mientras pongo mi mano en su frente y le tiro la cabeza para abajo otra vez.

-«Joder tía me vas a tener con eso aquí en mis ojos y no podré hacer nada. Ya verás como te gusta»- me dice Jorge.

Yo le sonrío y le digo que calle. Mientras se lo digo pienso en mi culo. Nunca me lo habían chupado. Me ha gustado. No ha sido un placer físico, sino que creo que ha sido más psicológico. Imaginarme al tío este que tengo dominado chupándome el culo me ha gustado.

Como me imagino que el chaval lo debe estar pasando fatal, decido regalarle alguna visión diferente y, de paso, a ver si yo también puedo disfrutar.

Bajo una mano y me la paso entre las piernas. Con dos dedos separo los labios de abajo y lo abro todo para facilitar el trabajo y, de paso, para que Jorge vea lo que tengo más adentro de mí.

Introduzco un dedo en mi raja. Casi todo entero. Lo empiezo a meter y sacar poco a poco. Con la palma froto mi clítoris.

Cierro los ojos y disfruto.

Algo vuelve a mi ano. Es más fino y duro que antes. Rodea la zona de entrada varias veces. Sale de ahí y se junta con el dedo que entra y sale de mi chocho, pero sin entrar. Sólo se pasea por él. Me parece que lo está lubricando, pero no sé porqué…

Vuelve a rondar mi ano. Sin darme tiempo a hacerle parar, se introduce en mí. Pero por un sitio por donde nunca había entrado nadie antes. Mi culito. Soy virgen por ahí. De momento.

Lo saca. Oigo un chupeteo, me imagino que se lo ha metido en su boca. No sé si para lubricarlo más aún o para probar a qué sabe. Vuelve a metérmelo.

Estoy siendo penetrada por dos dedos a la vez y por dos agujeritos distintos, y Jorge lo tiene a pocos centímetros de su cara…

Es demasiado para él. La polla se pone más dura aún durante unos leves instantes y empieza a temblar. Me lo veo venir y me retiro.

La primera sacudida de semen es rápida (más que yo) y fuerte. Me da en plena cara. Instintivamente me aparto más aún, incorporándome, pero no puedo evitar que las siguientes corridas lleguen a mis tetas.

Son intensas y duraderas. Una buena cantidad me ha tocado de lleno. El resto al suelo de la tienda.

Mis ojos se abren como platos.

Si recordáis donde estaba el dedo de Jorge, sabréis porqué.

Al tirarme hacia atrás y sentarme, el dedo de Jorge ha entrado entero donde estaba antes: Mi virgen culito. Es la primera vez que algo tan grande entra por ahí y más aún de forma tan violenta y repentina. Un gritito, no sé si de sorpresa o de dolor, sale de mi garganta.

Me apoyo en las manos y levanto el culo.

El grito ha sido de dolor, ahora me doy cuenta. Me escuece.

El dedo vuelve al exterior.

Jorge jadea, respira hondo y para de moverse. Mira hacia un lado mientras dice: -«que mierda no quería correrme aún.» Y se pone a chuparse un dedo.

Yo ya he salido de encima suyo. Me estoy quitando lo que ha dejado en mi cara. Me ayudo de mis bragas, que es lo primero que encuentro.

Los goterones van desde mi nariz hasta la barbilla cruzando la mejilla izquierda. Una vez limpita de cara miro las bragas. Tienen una gran mancha blanca transparente. Había más de lo que creía. Miro hacia abajo.

Con lo de las tetas será más difícil, están bastante embadurnadas.

Las bragas no serán suficiente. Busco en mi bolsa. Gateo hasta ella. Mis tetas cuelgan hacia el suelo.

Empiezan a gotear semen al suelo de la tienda. Encuentro algo que me servirá: Un kleenex. Lo paso por mis tetas intentando quitar la corrida.

Me quedan menos restos evidentes pero está todo más esparcido. Sigo teniendo unas tetas brillantes. Miro a Jorge que sigue quieto, mirándome y le digo: -«quieres algo más?». Voy hacia él y vuelvo a sentarme encima de su flácida y mojada polla. –»Pues aquí tienes» mientras me cojo las dos tetas y me las aprieto juntando una con la otra y acercándoselas a su boca. –»Sólo te falta por chuparme esto.»

Están brillantes del semen repartido por ellas, pero él no sabe porqué brillan. Igual se piensa que es sudor provocado por la excitación, o ya se imagina lo que es, pero las empieza a chupar sin rechistar. Repasa los pezones con la punta de su lengua. Pasa de uno a otro y vuelve a empezar. Los succiona. Los deja un poco de lado y lame el resto.

Me coge por la cintura. De un manotazo le quito las manos de ahí mientras le recuerdo que volvemos a no tocarnos.

Aquí mando yo, otra vez. Aprieto más aún las tetas y me dejo caer completamente sobre la cara de Jorge. Al mismo tiempo empiezo a mover la cintura, desplazando mi barriga por la polla recién corrida. Mis tetas son completamente lamidas y ya no queda rastro de semen.

En cambio mi barriga se queda con algunos restos que aún había en su verga. Mis movimientos le han hecho «despertar» otra vez.

La cosa vuelve a estar como estaba antes de que decidiese ayudarle.

Me separo de él. Me abrocho la camiseta y me pongo los pantalones. –» Ya te he ayudado, perdona pero me voy a limpiar»- le digo mientras salgo de la tienda.

Me dirijo hacia las duchas. Entro en una cabina y me desnudo. Enciendo el agua. Empiezo a quitarme todos los restos de saliva y semen que recorren mi cuerpo. Primero hago gárgaras y escupo, me limpio mis pechos, la barriga y el culo.

Me escuece un poco. La penetración digital ha sido violenta. Eso no me ha gustado pero, en cambio, me ha encantado que me lo chupase. Empiezo a recordar el momento. Sin darme cuenta estoy pasándome una y otra vez el jabón por mis tetitas. Suavemente. Me limpio los pezones con cuidado. Insisto en ellos. Otra vez vuelvo a enjabonar mis tetas.

Me paso una mano por la entrepierna.

Chorreando es poco, y no es por el agua de la ducha. Estoy excitadísima. Empiezo a tocarme. Cierro los ojos y comienzo a imaginar sin dejar de mover mis dedos.

NOTA: A partir de ahora en cursiva se describe lo que me imagino y en Normal lo que hago yo en la ducha).

Vuelvo a recordar lo de la tienda. Yo sigo encima de Jorge, en posición de 69:

(Me imagino al tío ahí detrás mirando mis entrañas.

Como muevo la cintura arriba y abajo levemente. Luego paso a describir círculos y voy bajando la cabeza. Toco algo con ella, algo duro choca rítmicamente con mi frente, entre mis ojos. Miro qué es.

Con la barbilla estoy tocando el firme vientre de Jorge. Ante mí tengo el miembro, que ha dejado de menear, ancho, duro y completamente tieso. En mi imaginación es más grande que lo era en la tienda)

(Me levanto un poco.)

(Mi boca está a escasos centímetros de su punta.)

(Le tiro el aliento. La polla responde con una pequeña sacudida. Vuelvo a hacerlo. Vuelve a temblar. Saco la lengua y resigo la polla desde el principio hasta el capullo, rozándola, casi sin tocarla. Está caliente.)

(Vuelvo a separarme un poco de ella. Enfoco mis labios en la vertical de la verga. Los junto y recojo saliva. La dejo caer poco a poco hasta la punta.

Jorge vuelve a rodearse la polla con la mano y se esparce la saliva por todo el miembro. Es una polla brillante y húmeda como mi coño.)

(Algo roza mis nalgas. Las recorre lentamente en círculos. )

(El recorrido continúa por la raja de mi culo. La resigue de arriba abajo. Pasa por encima de mi ano, hasta quedarse en mi mojado coño. Se introduce en él varias veces. Sale y vuelve a subir.)

(Imagino a Jorge con la cabeza hundida en mi culo. )

(Suelta su polla y pone sus manos en mis nalgas. Las separa. Tengo mi culo completamente abierto.)

(Jorge me mira y, después de sonreírme, se vuelve a introducir en mi trasero. Noto su nariz tocando el fondo de la raja de mi culo. La lengua, .. la lengua recorre los alrededores del ano. Son círculos grandes, trazados con suavidad. Vuelve a recorrerme arriba y abajo.)

(Algo duro y blando a la vez se introduce, de golpe, en mi pero por un sitio por donde nunca habían entrado antes. Una lengua me acababa de desvirgar analmente.)

(Me parece algo extraño que me haya metido la lengua ahí. Yo nunca lo haría. Para mí es algo asqueroso…. Pero me gusta que lo haga.

Noto como mi ano cede cada vez que él hunde su cabeza en mí. No es como el coño, algo más conocido por mi, que va cediendo y acostumbrándose a lo que le entra.

Cuando él saca la lengua de ahí dentro, mi ano vuelve a cerrarse. Se abre de golpe cuando vuelve a metérmela. Me hace sentir floja ahí abajo, como si no pudiese aguantar tenerlo cerrado.)

(Me lo imagino metiendo su lengua en mi culo. Algo que nunca me habían hecho antes y mi castigado amigo me lo está haciendo. Quiero hacer algo por él para agradecerle sus profundos y húmedos lengüetazos anales)

Introduzco su polla en mi boca sin rodeos.

Yo en la ducha empiezo a chuparme los dedos de mi mano izquierda. Empiezo chupando sólo las yemas y voy introduciendo poco a poco más y más…

Dejo entrar agua a través de mis dedos para dejarla salir después. Me excita pensar que no es agua lo que entra y sale de mi boca.

Saco la mano derecha de mi raja y la mojo con el agua de la ducha. La paso por detrás, por el final de mi espalda o el principio de mi culo, como se prefiera.

Dos dedos entran por el inicio de la raja de mi culito y la recorren de arriba a abajo. Los meto hasta tocar lo más profundo de mi culo. Empiezo a bajar más y localizo la entrada. Empiezo a tocarme el ano. Nunca lo había hecho, ni imaginado que lo haría.

Aprieto un poco.

La puntita de uno de mis dedos se introduce. Está blando. Al principio ha costado un poco, no estoy acostumbrada a esto. Lo vuelvo a sacar y se cierra de golpe.

Me lo quedo mirando. Lo vuelvo a bajar. Quiero probarlo. Lo vuelvo a introducir. Entra más fácilmente. Empiezo a moverlo ligeramente en círculos. Aún me escuece.

Estoy de cara a la pared. Levanto la cabeza y el chorro de agua me cae en la cara. Se introduce en mi boca. Sale de ella y recorre, pasando por todo mi cuerpo, su camino hacia el suelo.

Mientras una mano se pierde entre mis nalgas y la otra en mi boca sigo imaginando:

(Mi boca se traga media polla de golpe. Ahí dentro el miembro se sitúa a un lado. Mi lengua se mueve locamente intentando reseguirla completamente. La saco toda de mi boca y paso la lengua por su capullo. Vuelvo a bajar, a subir. Empiezo a imprimir un fuerte ritmo a mi mamada.)

La lengua deja de recorrer mis entrañas anales y me pide: -«más despacio, más fuerte, y más profundo».)

(Vuelvo a centrarme en la verga y succiono como si chupase una pajita. Mis mejillas parece que quieren tocarse. La punta de la polla lo impide. Con la polla atrapada en mis mejillas, aprieto los labios y vuelvo a mover la cabeza. Recorro media polla notando como el final del capullo pasa una y otra vez por entre mis labios.)

Tres de mis dedos simulan el tamaño de una polla entrando en mi boca. Están atrapados entre mis mejillas…

(Vuelve el folleteo «lingüístico» de mi culo. Ahora la lengua entra y sale con menos problemas. A parte de lubricarlo con abundante saliva, Jorge ha ido recogiendo con su lengua mis flujos vaginales y pasándolos al culo.

La lengua, ahora que entra mejor, cuando está dentro se dobla hacia arriba intentando tocar las paredes de mi intestino. Cada vez entra más lengua. Y más.)

Y más. Tengo medio dedo dentro de mi ano. Dios si entrase alguien ahora en la ducha…

(Me sigo imaginando con su polla en mi boca. Empiezo a disfrutarlo.)

En esta situación me viene a la mente una película que vi hace tiempo. La protagonista tenía el clítoris en la garganta, por lo que sólo llegaba al orgasmo metiéndose las pollas hasta lo más hondo de su boca. Yo sé perfectamente donde tengo el mío, pero quiero imitarla…

(Y me imagino que lo hago. Abro la boca todo lo que puedo y empiezo a bajar. 5cm para adentro. Sin problemas. 10cm ya desaparecen en mi boca. La punta toca la entrada de mi garganta.

Cierro la boca. Mi lengua no puede moverse, tengo toda la boca llena. Me quedo quieta en esa posición. Si bajo más no sé si podré soportarlo. Respiro hondo por la nariz y cierro mis labios apretando el firme miembro que pasa entre ellos.)

Meto mis tres dedos hasta el fondo. Han desaparecido completamente hasta la altura de los nudillos. Paso la lengua a lo largo de los tres dedos.

La otra mano sigue perdida entre mis nalgas.

Deciros que son nalgas firmes y redondas. Están muy trabajadas en el gimnasio. Desde que dejé el ballet es el punto de mi cuerpo que he cuidado más. Tiende a expandirse si no lo controlo demasiado. Bueno dejemos las explicaciones personales y continuemos con lo nuestro.

(Mientras dejo de notar la lengua en mi trasero, otra cosa vuelve a la entrada de mi ano. Es algo más fino que antes pero más firme y duro.

Me está intentado meter un dedo. Entra a la primera, sin problemas. Tan sólo la punta. Lo vuelve a sacar, para pasar a introducirlo otra vez, pero está vez más profundo. Enseguida encuentro la respuesta. El dedo entra casi todo de golpe y empieza a moverse ahí dentro. Evidentemente no tiene mucho espacio y se mueve poco, pero lo noto muy dentro de mí.)

(Me veo obligada a abrir la boca para dejar ir un suspiro de sorpresa, más que de dolor o placer.

Esto hace que se salga la polla de golpe de mi boca. La cojo otra vez entre mis manos y la devuelvo donde estaba antes. A la boca de mi garganta.

Estoy muy excitada con lo que tengo entre mis labios y el dedo que entra y sale de mi culo, pero necesito algo más. Me sabe a poco.

El dedo no me proporciona placer , igual que la polla. Lo que sí hacen es encenderme por dentro. Noto como mi coño revienta de calor. No puedo soportarlo, he de hacer algo para apagarlo…)

(Me meto un dedo y con otro me froto el clítoris con fuerza. Automáticamente vuelven los jadeos a mi boca. Pero ahora sin retirar la polla de ella. A causa de los jadeos mi garganta se abre y cierra. La polla que está a su entrada nota el movimiento.)

Bajo una mano y me la paso entre las piernas. Con dos dedos separo los labios de abajo, lo abro para facilitar el trabajo. Me doy media vuelta y apoyo la espalda en la pared. Flexiono y separo ligeramente las rodillas. Oigo bastante moviendo de gente ahí fuera. Pero no me importa nada. Ahora mismo tengo cosas más importantes en qué pensar.

Con fuerza meto un dedo y me froto el clítoris. Me balanceo arriba y abajo. Mi espalda resbala por el alicatado de la ducha al ritmo que flexiono las piernas. Mi mano izquierda queda atrapada entre mi culo y la pared. El movimiento y la presión que hago hacia la pared hace que entre un poco más el dedo. Mi mano derecha abarca todo mi coño, desde el clítoris hasta lo más profundo que pueden llegar mis dedos. Tiro hacia arriba y mi coño se abre al máximo.

Noto algo diferente que no había sentido nunca.

Mis dedos se tocan ahí abajo. Cuando aprieto contra la pared, los dedos que tengo dentro de mis partes bajas se unen ahí abajo. Sólo están separados por algo muy fino. Por dentro mi coño y mi culo están más cerca de lo que pensaba. Arqueo los dedos intentando hacer que se toquen.

Empiezan a salir pequeños y débiles jadeos de lo más profundo de mi garganta.

(La polla recibe los apretones que le da mi garganta. Noto como se pone más dura aún por un momento. Bajo aún más y entra en mi garganta. Empieza a temblar. Me separo un poco de ella y dejo la punta descansando sobre mi lengua, en la mitad de mi boca.

El semen empieza a correr por mi boca. La empieza a llenar primero en sacudidas cortas pero violentas y luego de forma más continua pero abundante. No tarda en llenarse a tope. Debo cerrar el paso hacia la garganta para evitar que ahogarme y abro la boca. No tarda en empezar a gotear, a llenar mis labios de blanco transparente y luego mi barbilla.)

Mi garganta profunda ha sido demasiado para él.

Y pensar en ello también es demasiado para mí.

Noto como si algo se hiciese enorme ahí abajo.

Y sigue creciendo.

Y más. Y más.

Acelero el ritmo. Meto todo lo que puedo mis dedos en el culito y coño. Balanceo mi cintura, haciendo que el culo suba y baje enganchado a la pared.

Mi experiencia me permite saber cómo reaccionaré a lo que está a punto de ocurrir. Retiro la mano de mi culito y me la meto en la boca para ahogar cualquier ruido que pueda salir de ella.

Sigue creciendo la sensación en mi entrepierna.

Hasta que explota.

Esa indescriptible sensación me cruza de arriba abajo. Me quedo sin fuerzas en las piernas. Durante un momento parece que me vaya a derrumbar.

Un gran suspiro, casi un grito, se está generando en mi garganta.

Aprieto los labios contra los dedos y cierro los ojos con toda la fuerza que puedo.

Un largo Aaaahhhh se me escapa entre los dedos. He podido apagarlo bastante. No creo que nadie me haya oído.

Me quedo un rato disfrutando del orgasmo. Me limpio toda, me seco y, después de vestirme, me dirijo a la tienda.

Ahora no quiero saber nada de Jorge, pero más tarde igual acabo agradeciéndole lo bien que me ha hecho pasar el rato, aunque haya sido mediante una paja.

Llego a la tienda.

Perfecto, Jorge ya no está.

-«Mañana será otro día» – me digo. Me pongo a dormir.

Lo que yo no sabía es que Jorge estaba en la otra tienda con Fran y Alberto enseñándoles mis bragas manchadas de su semen para ilustrar el polvo que, según él, me acababa de pegar.

Eso ahora no lo sé, pero hará cambiar todas las intenciones que tenía con el bocazas de Jorge, pero bueno, esa es otra historia.