La madre necesita tener a alguien a su lado y la hija le consiente todo. Ambas sufren por culpa de los hombres.
Mi esposa Cristina, es una hermosa rubia platinada, que aunque la quiero mucho, no puedo dejar de reconocer, que también es vulgar, no común, vulgar, sus ademanes, su lenguaje, su vestir, vulgar. Desde luego que es rubia de botica, pues solo las albinas pueden tener en forma natural ese color de cabello, pero como su piel es muy blanca, no desentona el color del cabello.
En realidad iba a ir mi marido también pero al final le convencí para que no fuese. Así que Richard, mi hermano estaba engañado porque creía que no íbamos a estar los dos solos allí perdidos en el campo.
El trato fue que Fabiola se estaría conmigo toda la noche, y yo tenía derecho a todo, sin perder tiempo la llevé a un cuarto que utilizo de bodega en el mercado, entré y de inmediato la comencé a fajar.
Se tumbo sobre ella frotando sus penes. El de la rubia comenzaba a ponerse erecta de nuevo. Apretando un poco consiguió que volviese a correrse de nuevo. La transexual gimoteo de placer. Aquello le había gustado de verdad. Y el seguía y seguía frotándose. Al tiempo me metió un dedo en mi boca y se lo chupe. Me toqueteó las tetas.
A habíamos tenido sexo a roletes, en la mesa, en la cocina, en la ducha, en el living mientras mi cuñada dormía (o sé hacia la dormida, nunca se lo he preguntado, calculo que alguna masturbación se habrá hecho mientras nos sentía), en el auto, etc.
Esperando que apareca un algun amigo del net para hablar y cojer por la net. como no entro ninguno pero si dejaron mail, me tube que dar yo solita por mi conchita y culito.
Desde los primero años de mi adolescencia siempre me ha gustado mucho masturbarme, lo he hecho de muchas maneras y en muchos lugares diferentes, esto no es nada del otro mundo pero la anécdota que les voy a contar a continuación, ocurrió en uno de mis lugares favoritos para masturbarme: el baño.
Rip le apretaba los dos pezones, uno con cada mano, los estiraba hacia delante con los dedos pulgar e índice y alternaba con un manoseo obsceno de las tetas, mientras se miraban.
Paso el tiempo y a medida que iba creciendo me volví adicto a las revistas y las películas porno y empecé a usar ropa femenina, sobre todo medias veladas, me exita mucho ponerme medias veladas y sentir esa sensación tan rica y suave, mirando mis piernas torneadas con esos colores y esa licra que me hace ver las piernas mas bonitas que las de muchas mujeres.
Normalmente me gusta correrme en su boca, pero le dije que prefería probar algo nuevo. La puse a cuatro patas y le dije que quería metérsela por el culo. Ella dijo que no quería, pero la convencí. Me puse vaselina de un tarro que guardo en mi mesita (para cuando me apetece pajearme bien) en el rabo y se la comencé a meter lentamente.
Nos pusimos de rodillas y rozamos nuestros pezones (siempre que veo esto en una peli porno me pongo a cien y ahora era yo la que lo hacía), yo la besaba en la boca, la barbilla, el lóbulo de la oreja, el cuello y cuando me acerqué a su pezón oscuro y erecto fue la culminación de una antigua fantasía.
Tu respirabas fuerte y gemías en vos baja. Todo eso me excitaba. Decidí entonces estar encima de ti, pero metiendo un muslo entre tus dos piernas. Se sentía caliente tu cuca y los líquidos me empapaban la pierna.. Tu movías las caderas y frotabas tu clítoris contra mi muslo. Era super- super excitante...
Mi esposa con esa película se entona así que había de usar todas las pócimas a mi alcance para hacer de esa noche un a noche de sexo. Estaba superexcitado pensando en las posibilidades que nos iba a ofrecer la noche. Cenamos y mientras la película se desarrollaba masajeaba a mi esposa.
Cuando entré en esa casa-consultorio jamás pensé que el regordete calvo que me aplicaría esas nuevas técnicas de masajes me haría gozar como lo hizo.
Desnudo ante el espejo, contemplé mi cuerpo, al que no dedicaba muchas horas de gimnasia, pero que se gracias a la depilación y el moreno del verano mantenía un aspecto de lo más apetecible. Mi pene saltó de su prisión como un resorte.
Ella acercó a mi su pie derecho y se puso a juguetear con mis testículos, que seguían muy grandes pero un poco más duros, asido ya mejor a ellos mi escroto, y luego seguía con sus dedos por mi pene, haciendo que este se columpiara, logrando la tercera vez que lo hizo que este se erigiera casi en pleno.
Yo ni tardo ni perezoso le comenté que sabía dar unos muy Buenos masajes y que tenía practica en ello, que si le interesaba le ayudaría en ese aspecto, a él le encanto la idea, así que le indiqué que como yo era muy profesional tenía el equipo indicado en casa, así que me despedí rápidamente para volver en unos minutos con todo mi equipo.
Quería impedir que viese que el pene de mi hijo, estaba en erección. No se me ocurrió otra cosa que tumbarme cuan larga era sobre él. ¡Que tonta!, luego pensé. ¡Qué bobada acababa de hacer!. Encima ahora pensarían que nos estábamos dando el lote.
Al meterla nos dolió a los dos. Poco a poco fuimos moviéndonos más rápido, primero yo y luego ella, que apoyo sus brazos en la pared. Me encantaba como se movía girando su cuerpo. Y no tardé en correrme.