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El teléfono

El teléfono

Después de aquella noche disfrutando de su sexo estaba decidido a seguir nuevos instrumentos de placer en nuestra relación.

Hubiese querido comprar un consolador pero la posibilidad que lo encontrasen mis hijos me hizo desechar esa opción.

La noche de la zanahoria había sido excitante ya desde el mismo echo de haber estado eligiendo la más adecuada en el supermercado ya lo había sido.

Ahora le tocaba a otro objeto formar parte de nuestros juegos eróticos así que la imaginación estaba trabajando cuando me sonó el móvil. Leche, ya estaba, el móvil me había avisado de la llamada en forma de vibrador y ese era un mensaje divino.

Él sería el partícipe ésta noche de nuestros juegos eróticos.

La llamada era de mi mujer que deseaba saber si volvería pronto a casa.

Cariño, creo que llegaré a tiempo de cenar. ¡Hasta luego amor!

Decidí ir a tiempo a la cena para no estropear la noche, además ese día el trabajo me permitía esa licencia.

A la llegada a mi domicilio lo primero que hice al entrar al dormitorio fue poner a cargar el teléfono móvil de mi esposa. Luego marqué mi teléfono móvil para así luego tan sólo dar a rellamada.

Me dirigí a mi despacho y lo puse a cargar, comprobé que la opción de mi llamada seguía en forma de vibrador.

A continuación me puse el pijama y fui a jugar un rato con los niños que ya se estaban acostando, eran las nueve. Di la buenas noches a mis nenes y les apagué la luz.

Mientras terminábamos de poner la mesa y dábamos los últimos retoques a la cena elegimos una película. La elección fue de lo más apropiada, Dirty Dancing, romántica, sensual.

Mi esposa con esa película se entona así que había de usar todas las pócimas a mi alcance para hacer de esa noche un a noche de sexo. Estaba superexcitado pensando en las posibilidades que nos iba a ofrecer la noche. Cenamos y mientras la película se desarrollaba masajeaba a mi esposa.

Faltaba poco para que acabara la película así que volví al despacho cogí el móvil, modelo Motorola Timeport que mide 13 x 4 x 2 y lo lleve a la habitación donde lo deje bajo el almohadón junto a un preservativo.

Volví al salón y seguí esperando el final del film y el comienzo de nuestra noche de sexo. Por fin acabó y nos fuimos al dormitorio momento que aproveche para cerrar las habitaciones de mis hijos.

Me desnudé, en verano duermo desnudo. Nos acostamos y comencé a besar y a acariciar el cuerpo de mi esposa. Como ya sabéis por otros relatos ella tiene 36 años posee una hermosa media melena morena, que ahora lleva teñida de rubia, mide 1.68, pesa 62 Kg., usa una talla 95 y tiene los ojos verdes. Yo tengo 37 años, calvito de 1.77cm y 82 Kg. y de ojos castaños.

Las caricias fueron lentas como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, que lo teníamos. Primero empecé a besar los dedos de sus pies mientras masajeaba sus piernas, recorriendo con mis manos, labios y lengua cada recodo de sus muslos.

Lamiendo de arriba abajo, llegando casi a acariciar con mi nariz su sexo. Dejando que mi aliento lo rozará mientras mis manos tocaban sus pechos, sus cabellos.

Le di la vuelta y seguí mi exploración por su cuello, bajando por su espalda hasta llegar a su hermoso culo que comí con glotonería con pequeños mordiscos y pellizcos. Abrí su culo y seguí besándoselo rozando su entrada pero sin llegar a penetrar mi lengua.

Ahora comenzaba a meter mi dedo en su sexo que comprobé que estaba muy mojado. Use otro dedo para abrirlo para separarlas las carnes que querían impedir el paso de mis dedos al interior de la cueva. Estaba cada vez más mojada y todo estaba preparado.

Fui subiendo para besarla y alcanzar con mi mano derecha el móvil y el condón.

Entonces abrí el condón y se lo puse al móvil. Era el momento de bajar le di la vuelta y comencé a besarle los pechos, a comerme sus pechos. Seguí bajando y en ese momento la abrí de piernas, metí mis dedos y preparé el escenario para la penetración con el teléfono.

Ummm exclamó cuando empezó a notar el final del teléfono mientras yo lo sujetaba por la antena. Entonces cogí su móvil y marqué rellamada. El teléfono recogió la llamada y comenzó a vibrar. AHHHHHHHHHHHHHH, gritó de placer.

Movía el teléfono de arriba a abajo, de dentro a fuera, en forma de círculos y con cada movimiento más placer se deducía de sus espasmos.

Todavía iba a gozar más. Cogí sus piernas y con el pene-teléfono todavía vibrando en su chocho por las reiterativas llamadas que hacía cuando se colgaba le cerré las piernas. AHHHHHHHHHHHHhhh, UUMMMMMMMMMMMM. Sólo podía decir eso.

Me coloqué con mi pene en sus labios y entonces ella empezó a besarlo, a lamerlo con fluidez, con pasión desencadena me lamía los huevos que tenía afeitados, con hambre se metía mi sexo en su boca y sorbía con lujuria. Mientras lo sacaba y metía de su boca seguían saliendo exclamaciones de placer. FÓLLAME, FÓLLAME, ME COOOOOOOOOORRRRRRROOO, gritó. Tuve que taparle la boca.

Ahora era yo también el que gritaba cuando lanzaba mi semen que ella bebió con pasión con agradecimiento por el orgasmo experimentado. Lentamente saqué mi polla de su boca para darle tiempo a que la disfrutara y seguidamente comencé a introducirle un dedo por el culo.

Ummmaaahhh, lamentó con sonido de placer que enseguida provoco que mi pene comenzara a crecer, a tomar su postura de tótem. Movía con lentitud el dedo para notar todas sus rugosidades, ella seguía agitándose de placer, entonces con un movimiento ágil coloqué sus piernas en mis hombros, mí dedo seguía en su culo y era ahora mi pene quien se introducía en su chocho.

Los movimientos de mis dos “índices” eran acompasados por los sonidos que lanzaba. Ya no podía más iba a desmayarme de placer escuchando sus suspiros, viendo sus espasmos volví a correrme pero creo que no me quedaba semen que lanzar.

A la mañana siguiente nos levantamos con unas agujetas bestiales y un dolor de polla y en el caso de mi mujer de chocho y culo que nos costo unos días volver a disfrutar del sexo.

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