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Habíamos vuelto a quedar con el mismo chico para realizar nuestro tercer trío

Mi deseo sexual había hecho, a esas alturas, irrupción plenamente en mí, haciendo que mi pubis se levantara para buscar una todavía mayor penetración de la polla que horadaba mis entrañas, con movimientos lentos y profundos que se hicieron más rápidos al sentir mi pubis buscar una mayor penetración y oír que mis suspiros subían de volumen y mi cuerpo agitarse cada vez más intensamente.

La guinda

Unos diez minutos estuvo Marta lamiéndome el capullo, golpeándose los labios con mi polla y mirándome a los ojos (que cosa mas linda es que te miren a los ojos cuando te la están chupando) hasta que la inste a que se levantara, se sentara en el sofá,  me tomara en brazos y me diera de mamar como a su bebe (creo que ese día la nenita se tuvo que merendar un biberón).

La tienda I

Acércate para ayudarte, ese sostén no se pone así, quítatelo para yo ponértelo. – me lo quite y le dije que me daba pena que me viera así y entonces ella me dijo no hay problema déjame quitarme la blusa para que no sientas pena.

Invitado a una fiesta muy especial

El roce con su piel me hizo vibrar... con un poco de esfuerzo y su voluntad lo logré... al instante ella se dio vuelta y nos mostró sus pequeñas tetas erectas... se apoyó en mi hombro y lo usó de bastón para sacarse la tanga y dejar al descubierto ese hermoso culito que yo había notado al entrar y mucho antes en la oficina. Volvió a virar y la pelambre de su pubis me deslumbró.

Sumisión e infidelidad morbosa I

Estaba enamoradísima de Daniel y jamás le sería infiel, pero si él me lo ordenaba, por que no disfrutarlo. Parece que la niña pensaba igual, pues ella misma era la que pretextando inclinarse para ver si se habían bebido los whiskys, dejaba las tetas a su alcance muchas veces. !Cuan similar a su madre había salido la muy zorra¡

Fiestota

Aún paralizada por la sorpresa no pude evitar excitarme. Me pasó otra vez, estar atrapada e indefensa, sentía sus manos recorriendo mis partes íntimas, su lengua jugueteando con la mía, su cuerpo apretando el mío y la dureza de su miembro que crecía debajo del pantalón y no pude evitar mojar la bombacha.

Inspiración vía e-mail I

Se colocó a mi lado y compartió un trago conmigo, me pidió que me pusiera cómodo y no lo pensé dos veces. Me quité toda la ropa a la vez, dejando sólo un slip bajo el cual se podía notar mi tremenda excitación, aun cuando no tengo una verga grande, aunque sí me puedo jactar que es gruesa y cabezona.

Ellas no decidían II

Le habían cambiado los artilugios que yo le hice poner en sus pezones para completar el tratamiento de agrandado de los mismos y en su lugar ostentaba dos gruesas y grandes argollas de acero gris de 4 cm de diámetro y uno de espesor que sentaban muy bien sobre las extensas y abultadas areolas y los descomunales pezones que logré en ella.

La cena de negocios I

Entonces uno a uno fueron haciendo una completa revisión manual de mi cuerpo, magreando mis esplendidas tetas a través de la rejilla, pellizcando y penetrando mi culo con manos y dedos y finalmente palpando bruscamente mi sexo húmedo. Incluso alguno me besó en los labios y me mordió los pezones.

Prueba superada

Me pidió que me parara frente a él, él sentido en la cama, empezó a besar mi ombligo, mi pubis, mi verga, mis huevos, parte de mis muslos, a la vez que acariciaba mis peludas nalgas, empezó a hurgar entre mi raja y llegó a mi culito deseoso, metió primero un dedo, luego dos y al final tres, cada vez los sacaba, los ensalivaba y me hacía gemir.....

Pidiendo trabajo

Me vino a pedir trabajo. Ya nos conocíamos de antes. Habíamos trabajado juntos durante unos dos años aproximadamente. Ahora él estaba en el paro desde hacia unos cuatro meses y no encontraba quien lo contratara..

Fiebre del sabado noche

La historia que voy a contar sucedió un Sábado por la noche que decidimos salir a dar una vuelta, pero no nos apetecía ir a la ciudad y nos acercamos a una discoteca cercana donde suelen tener música de baile de salón y aunque no sabemos bailar, nos entretenemos mucho viendo a la gente bailar mientras tomamos unas copas...

Ellas no decidían I

También las imbuimos la necesidad de hacer duras sesiones de gimnasia todas las mañanas después de vaciar nuestra orina en su boca y hacernos bañar por ellas, puesto que era necesario tenerlas en buenas condiciones físicas para afrontar el uso que se les avecinaba.