Mi primera esclava II

Mi primera esclava II

Muy detenidamente le explique como íbamos a iniciar la sesión.

Amo: Túmbate en la mesa con las piernas abiertas.

Sumisa: Lo que usted ordene mi Amo

Entre al cuarto de baño donde llene un cubo con agua caliente, cogí dos toallas y de mi bolsa saque una navaja de afeitar y espuma, el primer paso para un buen afeitado es preparar el lugar.

Para eso le aplique una toalla de agua caliente en su coño, a los cinco minutos me dispuse a aplicar la espuma en su coño y en su ano y acto seguido la afeite por completo.

Una vez terminado el afeitado volví a aplicar de nuevo la toalla caliente y después una crema hidratante de esa que se utiliza para el culito de los bebes.

Amo: Levántate y ponte delante del espejo.

Se levanto y fue directa al espejo, una vez frente a el bajo la cabeza y espero a que le hablara de nuevo.

Amo: Ábrete de piernas y fíjate bien en tu coño y tu ano.

Ella se abrió de piernas y examino detenidamente su cuño y su ano.

Amo: Has visto como tienes que ir desde ahora y hasta que se acabe nuestra relación.

Sumisa: Si amo

Amo: Pues desde este mismo momento cada vez que non lleves tu coño totalmente depilado como ahora recibirás un castigo, la primera vez serán 10 azotes, la segunda 20, la tercera 30 y así hasta que aprendas, te ha quedado claro.

Sumisa: Si amo.

Amo: Ahora veras los adornos que llevaras cada vez que estemos juntos o estés sola.

En primer lugar le coloque un collar con una placa que ponía “esclava propiedad de Morfeo”, dos brazaletes para las muñecas y dos brazaletes para los tobillos ambos con varias anillas para poder atarla o sujetarla a mi antojo.

Cuando acabe de vestirla cogí su lápiz de labios y le pinte en la frente y en las tetas la palabra “puta”

Amo: Vuelve a mirarte al espejo y dime que tal te ves.

Levanto su cabeza y miro directamente al espejo, en ese momento no pudo decir absolutamente nada, se había quedado muda, creo que en ese momento se dio cuenta de lo en realidad era, dos lagrimas corrieron por su mejillas, y un gracias amo salió de su boca.

AMO: Ponte de rodillas.

Una vez de rodillas le puse una correa.

AMO: De ahora en adelante andarás a cuatro patas, esta será tu forma de desplazarte en mi presencia a no ser que yo te ordene lo contrario.

Una vez terminado el preámbulo de la sesión di comienzo a la misma, toda mi atención se fue directamente a sus tetas y mas concretamente a sus pezones, los pezones de una esclava para llegar a ser perfectos deben de estar anillados, el anillado de pezones no se consigue en la primera sesión ni en la segunda, el anillado de pezones normalmente se lleva a cabo cuando se firma un contrato o acuerdo de sumisión y esclavitud sin limite de tiempo. Por este motivo no relatare el anillado de esclava hasta mas adelante.

Lo primero es comprobar el estado de las tetas, en el caso de mi esclava no estaban mal del todo, un poco blandas por falta de ejercicio, el tamaño de las mismas era aceptable y sus pezones yo diría que buenos.

Tirando del collar la puse de pie, ordenándole que se sentara en una silla, una vez sentada le ate las muñecas y los codos al reposabrazos y los tobillos y pantorrillas a las patas de la silla, ahora no podía moverse.

AMO: Muy bien esclava ahora jugare un rato con tus tetas, ya sabes que tienes totalmente prohibido hablar, gritar, gemir, etc…, te ha quedado claro esclava.

Sumisa: Si mi amo.

Lo primero es masajear bien sus tetas, si lo haces de manera adecuada el efecto será prácticamente inmediato, sus pezones empiezan a ponerse duros, su boca se abre y empieza a intentar mover el cuerpo buscando una presión mas constante.

Sus pezones habían empezado a erizarse y era el momento de aplicar los tratamientos necesarios para su educación.

Lo primero es comprobar su resistencia al dolor, ya que no todas las partes del cuerpo de una esclava resisten el dolor de la misma manera.

Para comprobar su resistencia al dolor empezamos por aplicar distintos tipos de presión, la primera con las manos.