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Aprendiendo en el baño

Aprendiendo en el baño

Mi amiga Noemi venia a mi casa a menudo, juntas nos reíamos, hablábamos de nuestras cosas y hacíamos juntas los ejercicios de matemáticas.

Sólo teníamos 14 años, edad suficiente para descubrir como era nuestro cuerpo y cual era la mejor manera de darnos placer.

Quiero aclarar que nada de lo que hice con Noemi dio lugar a principios lésbicos, solamente descubrimos nuestros cuerpos.

Una de las tardes que estábamos solas en casa, nos metimos a mi baño y cerramos la puerta con cerrojo, como tales niñas que éramos nos gustaba ir juntas al baño y quedarnos allí un buen rato encerradas, hablando.

Esa tarde yo le pregunté a Noemi si sabía como había que masturbarse y ella me dijo q ella ya sabía hacerlo, y que si yo quería que me enseñara.

Yo acepté sin pensármelo dos veces y ella me dijo que me desnudara, pero yo no quise porque me daba mucha vergüenza que me viera el chocho, ya que nunca había tenido novio, y nunca me lo había visto absolutamente nadie, al igual que las tetas.

Noemi me dijo que para enseñarme tenia que hacerlo, y además me dijo que si me daba vergüenza, seria más fácil llegar al orgasmo porque hay muchas personas que les pone que las vean desnudas, y yo sin duda soy una de esas personas como ya he contado en otro relato.

Le hice prometer a mi amiga que nunca jamás le contaría a nadie esto, ella me lo prometió y además me dijo que si yo me desnudaba ella lo haría también para que no me diera tanta vergüenza.

Me quite la camiseta y también el sujetador, Noemi me miraba atentamente, ella nunca había visto un cuerpo de una chica desnudo tan de cerca, al igual que yo.

Me baje un poco los pantalones y no quise quitarme las bragas, estaba muy nerviosa, entonces le dije que que era lo que tenia que hacer ahora y me dijo:

– Venga tía no te cortes, no le contaré esto a nadie.

Noemi terminó de desnudarme, pero ella no se quitó nada de ropa, dijo que primero me enseñaría y luego me dejaría ver sus partes para que viese bien como son las partes de una mujer.

Yo estaba algo nerviosa, Noemi me dijo que me sentara en el borde de la bañera con las piernas abiertas, y yo las abrí, ella me las abrió mucho más y me dijo que no me arrepentiría porque se sentía mucho placer.

Cogimos un espejo de mano y vi como era mi chocho, Noemí, mucho más entendida que yo como podéis ver, se sentó a mi lado y me dijo q sujetara el espejo, yo lo sujete y ella me abrió los labios del chochito y empezó a tocarme la rajita de arriba a abajo diciéndome:

-¿ Lo ves? Estas muy mojada, eso es por haberte desnudado, mira, esto es lo que te tienes que hacer, tocarte de arriba a abajo hasta que te notes muy mojadita.

Yo empecé a respirar más deprisa y ella me abrió más la rajita enseñándome mi clítoris, rosado, sensible, ella me lo tocó y yo di un respingo de placer.

Le dije que quería hacerlo yo, y empecé a tocarme el chocho por primera vez, esperando quizá mi primer orgasmo, me toqué el clítoris y Noemi empezó a desnudarse, se desnudo por completo y me dijo que le mirara el chochete, se tumbó en el suelo y abrió las piernas, yo me sorprendí al ver el chocho de otra chica, pero me senté frente a su chirla y se la empecé a tocara ella con una mano y a mi misma con la otra, le abrí todos los pliegues que encontré, nunca había visto un chochito tan abierto, estaba muy excitada pero noté que Noemi no quería correrse, entonces se vistió.

Me dijo que no me vistiera todavía porque quería enseñarme a llegar al orgasmo, me dijo que me volviese a tumbar con las piernas abiertas como ésta antes y ella me toco la rajita y llevo una de mis manos al agujero de la vagina, me metió mi propio dedo, y empezó a decirme:

– Mira te estoy viendo el chocho, estas denuda y con las piernas muy abiertas, cualquier hombre que estuviera aquí se te tiraría encima para lamerte el chochito y tocártelo hasta que te mueras de placer. Estas desnuda del todo y no puedes cerrar tus piernas porque te estoy mirando, te estoy mirando el clítoris, tu agujerito, tu chocho.

Yo metía y sacaba mi dedito y al ori estas palabras me corrí y sentí una sensación nueva para mi, fué genial correrme delante de mi amiga, ella me sonrió, se levantó, se despidió de mi y se fué.

Me quedé ahí, en el baño, desnuda, con las piernas abiertas, la mano empapada y los pelos de mi coño llenos de liquido blanco.

Respiré profundamente, me vestí y continúe con los deberes.

¿Qué te ha parecido el relato?


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