Este es la historia de una amiga que encuentra a su madre poníendoles los cueron a su padre con varios amantes y decide vengarse con sus hermanas y su padre. Totalmente real.
Tuve la intención de separarlos pero extrañamente aquello me excitó aun más, no se si debido a los pollazos que le estaba metiendo mi padre o por los pechos de mi madre enrojecidos por los arañazos o porque aun estaba cachondo del polvo que estaba echando con ella antes de que él nos interrumpiera.
Sentirla toda en mis brazos, acariciándome obscena las nalgas, mordisqueándome todo el cuello y tocando con sus pechos mi torso era una sensación que nunca Odiseo había sentido ni con Calipso; la follaba y follaba sin parar, porque algo me impedía dejar aquel placer.
Los dientes del metal se clavaron en la carne y una oleada de fuego recorrió mi cuerpo. Saltaron las lágrimas de mis ojos y un grito atronó desde lo más hondo de mi alma. El pezón derecho estaba preparado. De nada sirvieron mis sollozos ni mis súplicas. Sonriéndome, Jaime cerró la pinza. Me sentí mareada por el dolor.
Era recién miércoles y vestía un uniforme azul marino, blusa blanca chaqueta y falda hasta las rodillas, debajo unas medias nylon negras y zapatos azules de taco, era la primera vez que veía a mi tía como mujer desde que puede oler sus sandalias años atras.
El no la sacaba y ella le había subido la falda y bajado las bragas en un segundo, y , obligándole a abrir las piernas, le estaba metiendo los dedos y chupándole su chocho mojado todo lo que podía, hasta que él gimió y se corrió en su boca (Laura jamás me había hecho nada parecido).
Son las 2 de la tarde en pleno mes de mayo y hace un calor sofocante...¡Uf! No sé que tiene la primavera que me hace hervir la sangre y me altera más de lo que es habitual, y mi ex-cuñadito me acaba de dejar colgada, ¡con lo que me pone este niño!
No quiero que todavía se quite su sujetador de seda roja. Una vez más, como todas, me sorprendo con su aspecto de diosa griega, ampulosos y elevados pechos, el ombligo más bello que jamás he visto con un aro dorado perforado, realmente excitante.
Entonces vi que mi madre me miraba con una sonrisa y no se levantaba. Yo soy moderno, me levanté completamente desnudo, entré en el salón, cogí de la mano a mi madre y la llevé a mi habitación. Esta vez si que cerré la puerta.
Me dió un beso en la mejilla y volvió sobre sus pasos. Ella regresó tranquilamente caminando despacio y coquetamente, inmediatamente se detuvo frente a una ligera ola que se estrellaba a sus pies, se desató el sostén arrojándolo a un lado, se bajo el bikini dejándolo a sus pies y comenzó a entrar en el agua.
Así es que cuando poco después estábamos por la cama yo la besaba, acariciaba, lamía y besaba con devoción, mientras que ella no me dejaba que se la metiera, aunque me acariciaba mi pito y los huevos con sus uñas de manicura francesa.
Mi otra mano que estaba sola, bajo un poco más y entro por esos panties que ya estaban bastante mojados, se encontró con una hermosa vagina que se abrió sin mucho esfuerzo y mi mano mientras sentía su piel recién depilada y un perfecto camino oscuro que se dividía en dos mientras mi dedo iba haciendo presión hasta que encontró el clítoris, como un botón dispuesto a ser masajeado.
Ella que tanto sabía de mí, que tantas veces fue mi consuelo y yo el suyo. Mi querido Luis, inmutable al fondo de la habitación, desnudo, mirando para el suelo. No podía entenderlo. No quería entenderlo.
Una noche, después de un año de haber muerto mi mujer, me encontraba en la sala de mi casa tomando unos tragos de tequila, pues era fin de semana y había tenido un día muy pesado en el campo, cuando de pronto oí la camioneta de mi hijo detenerse junto a la entrada, de un golpe cerro la puerta tras él, en su cara se reflejaba una mueca de disgusto, traía la típica vestimenta del hombre de campo
En mayo de ese año y para añadir un poco mas de morbo a nuestros encuentros llenos de amor y pasión, se me ocurrió que hiciéramos una lista de tres o cuatro cosas de las que considerábamos locuras para realizarlas durante el próximo verano.
Las piernas más bonitas que había visto nunca, una espalda de simetría perfecta, culo algo respingón... pensé en volver al agua cuando Lola me dijo que me acercara y por favor, le untara la espalda con crema hidratante.
Pero a medida que iba conociendo más de esto, ver las fotos y bajar algunos videos, me empezó a interesar más, y poco a poco me fue pareciendo algo realmente excitante, la manera en que las mujeres que lo practicaban relataban lo delicioso que lo pasaban con sus perritos, me fue provocando un calorcito placentero.
Sonia obedeció y no ofreció resistencia. Se quedó de pie frente a su hermano mirando embelesada su enhiesto pene y el vibrador que le abría el culo. Yo me puse a su lado y la obligue a que se agachase frente a él sin que ella hiciese nada para evitarlo. Sonia seguía mirando aquella larga polla sin pestañear y podía ver como el deseo luchaba en su interior por aflorar.
Además había unas cuantas habitaciones decoradas para ambientar mejor algunas fantasías sexuales, así teníamos un aula de un colegio de monjas, una celda y también una cámara de tortura medieval, además de una biblioteca provista de una increíble colección de novela eróticas y de revistas pornográficas y una sala solo para ver las películas porno.
Al llegar doña Olga y al verla no estaba tan errado, unos o mas 45 años la acompañaban, vestía faldones negros, algo de canas un su cabellos, una mirada rigurosa, mas bien alta y corpulenta, claros vestigios del trabajo rural pero con unos ojos grises como el mismo cielo de lluvias, con su gran bolso en mano se dirigió rápidamente a nuestro lado fundiéndose en un gran abrazo con mi madre, luego pregunto...
Cada vez que me mordía el cuello y nuca, hacía que se me pusieran los pezones de mis tetillas, duros y excitados, a tope; hasta la polla la tenía ya tiesa y dura de nuevo, y el culito, pedía guerra.
Paso el tiempo y cada vez penaba mas en aquellas tetas y en aquel culo, un día se me hizo tarde para entregarle unos papeles y cuando llegue a su oficina ya no la encontré, así que le llame al celular y me dijo que estaría fuera, que se los podía llevar a su casa pero ya tarde como a las 11:00 de la noche pues a esa hora regresaría.
Terminamos tan calientes, que a mi invitación de entrar al jacussi Pamela no se demora en desvestirse, y veo que su cuerpo está a la altura de Mané que realmente es muy bonita y sensual, en lo que no le hace el peso es en las nalgas ya que Mané posee un par de nalgas maravillosas.
Paty dejó de besarme, me bajó el pantalón del pijama con lo que mi polla salió como un muelle, tiesa, gorda, con todo el glande fuera, pidiendo guerra. Entonces, se agachó y se la introdujo en la boca iniciando una mamada de las que era una experta. Enseguida, pasó la lengua por la punta y con una mano me acariciaba las pelotas y con la otra el culo.
Laila, que así se llama, comenzó a quitarse la ropa para irse a la ducha. Primero la camiseta, quedándose en sujetador. Sus tetas estaban bien paraditas dentro de esa prenda. Cuando se quitó el sujetador pude apreciar cuan bonitas eran.
Fue una gran casualidad que me encontrara con Antonio, pensé que nunca lo volvería a ver, cuando lo mire al voltear sentí que mi corazón se me saldría de mi pecho tenia tantas ganas de verlo en persona ,aunque siempre lo hago por las mañanas al mirar su foto y recordar los días en que siempre estábamos juntos…
Mientras tanto el amo había hecho retirar a los dos negros y llamado esta vez a tres, con los miembros si cabe más grandes, que siguieron follando simultáneamente a la preñada, quien en ese momento tenía dos pollas en el ano y una en la vagina. Era difícil comprender como se habían colocado los tres inmensos cuerpos para poder acceder a los orificios, pero lo habían hecho.
Cuando limpié un poco todo el estropicio que había hecho, salí, y cuando abrí la puerta allí estaba mi novia, plantada con los brazos cruzados, cuando me vió me empujó adentro y cerró la puerta, me dijo que no volviera a hacer eso sin avisarla antes, y se bajó sus pantalones, quedándose con sus braguitas, y dijo que ahora le tocaba a ella.
Mis sirvientas me untaron el pecho con exóticos aceites de sensuales fragancias antes de colocarme la camisa de seda; Alia se encargó de abrocharme los botones con sus suaves y delicados dientes mientras putita, echada en el suelo, me besaba las botas una y otra vez, como intentando recuperar todas las ocasiones en las que su aprisionada boca no había podido corresponderme.
Era sábado por la mañana y mi abuela me obligaba a ir a clases de catecismo, lo cual no me agradaba nada pues yo no era un santo, al contrario todo el día pensaba en coger y las mujeres exuberantes de buenas tetas me volvían loco, eso es otro tipo malo de la iglesia que todas las monjas son viejas feas y sin cuerpo.