Ludo Mentis

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17 relatos

Mi esposa y los vendedores

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Como sea fue que pasé el desconcertante momento de estar hablando con el hombre que apenas minutos antes había estado gozándose a mi mujer, y mientras explicaba sus planes de promoción, intentaba apartar mi vista de aquellas manos que había visto paseando por todo su cuerpo y despojándola de su prenda más íntima para ofrecerle la mejor tarde de sexo que ella hubiera jamás soñado siquiera tener.

Fiesta con los clientes de mi marido

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Pero por fortuna para mi y la de mi propio marido, alcance a llegar al automóvil, donde solamente tuve que cuidarme de que el valet del estacionamiento no viera demasiado arriba por mis piernas al abordar el vehículo y pudieran así haber sido en vano todos mis apuros para procurar no enfrentarme ante la ignominiosa situación de que alguien pudiera haberse dado cuenta de todo aquel vertedero de semen que traía entre las piernas.

Mónica y el director X – Una ardua negociación

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Hasta llegar al área cercana de sus rosados pezones donde no se detuvieron si no que llegaron hasta el punto donde volvían a desparecer bajo el encaje., para volver lentamente sobre su camino bordeando la áspera tela de las costuras., rozándola nuevamente con las yemas de sus dedos para ocasionar que de inevitable manera, los pequeños capullos comenzaran a surgir al contraerse la piel de circundante de sus pezones.

Mónica y el director IX – Todo bajo control

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Recordaba como estando ella hecha un manojo de nervios debido a su nueva y más reciente infidelidad contra su marido, se molestó en el momento en que de aquella manera tan burda se le insinuara al oído.... “ Pues usted dirá señorito, de a como no o donde nos vamos a ver para que le ayude con esos permisos que quiere su jefe, ya sabe usted Reinita, si quiere la veo mas tarde y le acepto hasta cuerpomatic o lo que usted quiera”

Mónica y el director VIII: De vuelta a la oficina

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A partir del siguiente lunes cuando veía algún grupo cuchicheando., de inmediato se tensaba al pensar que pudieran estar hablando de ella, preguntándose si acaso podría alguien ya haberse enterado de lo suyo con el Sr. Hernández y haberla encasillado dentro de aquel grupo de “mujeres fáciles para consumo de los jefes y clientes distinguidos”.

Mónica y el director VII: Regreso con él del aeropuerto a casa

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Mancharé toda tu carita y esas enormes tetas con mi leche, para luego limpiarme la verga con él y acompañarte hasta que encuentres al baboso de tu marido que seguramente estará esperando por ti en el aeropuerto., para que así pueda él darse cuenta la clase de cochina que tiene en casa, que no sabe ni siquiera tomar un sorbo de leche con proteínas sin embarrarse toda la cara y ropas.

Mónica y el Director II: De regreso en casa

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Tras aquel shock inicial, Mónica trataba en su cabeza de acomodar en perspectiva todos los incidentes y posibilidades, en tanto que acomodaba en su mente la presencia de aquellas cámaras, reunidas alrededor la cama, y finalmente, temiendo lo peor, volteo a ver los brazos y rostro de su captor que no era otro sino aquel vil hombre que la había sometido apenas unos días atrás.

Siempre había deseado verla haciéndolo

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Este es un relato sobre la primera vez en que un hombre ve a su mujer en la propia sala de su casa, siendo gozada por otro hombre y las cosas que después le comenta sobre la persona a la que él mas ama y como podrán ser sus vidas después de haberlo visto todo.

Buscando pruebas contra mi mujer I

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Entonces el primer disparo emergió de la punta de su verga pero en vez de aterrizar donde era previsto fue a dar contra la blusa de mi mujer y conectó un primer hilo entre su busto hasta terminar sobre su falda obscura. Ella se quedó un momento sin actuar buscando algún kleenex o papel con que limpiarse.

Más que una fantasía

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Me acerque a ella, aun se percibía el aroma de su sexo y su cuerpo estaba caliente. Cuando me dio aquel beso en el cual claramente pude aún distinguir la esencia de aquel otro macho que había estado entre sus labios.

Los regalos de Sandra

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Nunca supe que hacer o como reaccionar, por lo que simplemente como idiota me quedé parado en aquel estacionamiento, viendo a mi esposa con la falda enrollada en la cintura, mientras que aquel hombre suponiendo que yo me encontraba aún en la fiesta, se disponía a gozarla.

Encuentro inesperado

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De acuerdo a los relato que he visto publicados en este sitio, consideré que quizá les fuera interesante leer sobre esta situación que puso a un amigo mío al borde de lo que puede ser un nuevo entendimiento de su vida como pareja.