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El suegro

El suegro

Quiero platicarles la siguiente experiencia.

Antes de empezar déjenme decirles que soy una hembra de 25 años, casada, y con la descripción que enseguida detallo.

Soy morena clara, ojos color miel, alta, 1.75m, más  o menos 55k de peso, y mis medidas actuales son 95-70-95; uso brasier de talla 36B y pantaletas de talla mediana.

La historia que relato empezó así. Hace tres años me casé con un buen muchacho, es mayor que yo cinco años y de cuerpo atlético y bien parecido, además de bien dotado.

Después de la boda nos fuimos a vivir con mi suegro, ya que él es viudo desde hace ocho años.

Mi suegro es buenísima onda y tiene 55 años, del tipo de los vaqueros de Marlboro.

Todo había trascurrido normalmente, hasta hace cinco meses en que dio inicio esto.

Tengo un bebé de 8 meses, y desde que nació, mi marido ha tenido que salir de la ciudad muy seguido por cuestiones de trabajo, por lo que paso mucho tiempo en compañía de mi suegro, quien esta a cargo de la familia cuando mi marido esta fuera; él tiene un negocio y llega todos los días a la casa a eso de las ocho de la noche, y se levanta a las seis de la mañana y sale a desayunar con amigos.

Un día en que mi marido estaba de viaje y era domingo, yo andaba en la cocina preparando el desayuno del bebé y se asomó mi suegro y me dijo que si le preparaba algo, le dije que sí; él se sentó a la mesa, yo ese día andaba con una bata corta, más o menos a medio muslo; se me cayó una servilleta y me agaché a recogerla, pero nunca imaginé que mi suegro me echara una ojeada, y me dijo:

–  Oye, ¡qué linda pantaleta traes!, ¿es de encaje?-, no supe que responder, sólo acerté a decir que sí.

Desde que estaba embarazada notaba su mirada y me inquietaba, en ocasiones al pasar por detrás de mí y me daba mis llegues; yo ya le había visto su herramienta por casualidad y la verdad era más antojable que la de mi marido, por eso yo no decía nada solo gozaba con los restregones de su verga en mis nalgas.

Bueno, sigo con la historia. Seguí preparando el desayuno, y le serví; fui por mi bebé y le di su papilla, y luego me senté en la sala a darle pecho. Él salió del desayunador y se sentó frente a nosotros, empezó a hablarle al nene y le dijo:

– Invítame a desayunar, ¿no?-, yo sólo sonreí y le dije que como era ocurrente.

Se me acercó y yo sólo temblaba, la verdad deseaba que me cogiera, mi marido tenía 15 días fuera y lo que más deseaba, era sentir una enorme verga en mi vagina. Mi nene se durmió y lo acosté a un lado.

Mi suegro me acarició la mejilla y me dijo que estaba muy preciosa, me turbé demasiado; mis pantaletas estaban empapadas.

Me abandoné a su avance y me besó delicadamente en la boca, yo estaba agitadísima, y los senos empezaron a manar leche, tanto así que se mojó mi bata; él los liberó y me los empezó a mamar riquísimo.

Mis pezones estallaban de placer…

Metí la mano por debajo de su short y me apoderé de su enorme tranca, y también la liberé; era increíble el magnetismo de esa enorme verga, no pudiendo soportar más, me incliné a mamársela; él se contorsionaba y gozaba.

Luego me levantó en brazos y me llevó a su cama, ahí me desnudó e hizo lo mismo; me abrió las piernas y me succionó de una manera tan intensa y deliciosa; mi conchita estaba empapadísima, a tal grado que ahí mismo terminé. Tuve mi primer gran orgasmo, pero más lo deseaba; y le pedí, le supliqué que me cogiera…

Se levantó, puso su verga en la entrada de mi encharcada vagina y de un sólo empujón, me penetró totalmente; yo berreaba de placer, era increíble estar llena de esa gran verga, la sentía toda dentro de mí, dejándome llena y satisfecha.

A pesar de sus años, él se movía increíblemente; besándome, mamándome los pechos, que destilaban leche, hasta que nuevamente me vine.

Él aún tardó otros minutos más, que me parecieron muy extraordinarios; mi cueva encharcada de mis propios jugos, su enorme falo entrando y saliendo, el ruido que hacía; todo fue arrullador; hasta que el mismo empezó a temblar, y a jadear, y entonces explotó dentro de mí.

La cantidad de semen fue tal, que sentía como escurría por entre mis nalgas, el olor de la habitación era sólo sexo, y yo quería más.

Él se salió y yo como loca me acerqué y no dejé que bajara su erección, me llevé su fierro a mi boca y le mamé la verga hasta tenerlo en todo su esplendor y grandeza.

Me puso en cuatro patas y me la dejó ir nuevamente, luego metió un dedo en mi culito que estaba súper lubricado por causa de los jugos de ambos, y cuando me aflojó el esfínter, sacó su vergota de mi cuca y me la metió en el culo; primero sólo la cabeza para acostumbrar mi ano, y poco a poco la fue deslizando, porque me dolía.

La fue metiendo hasta que estuvo totalmente dentro, y empezó el mete y saca, primero despacio, después rápido; hasta que con un alarido se vino nuevamente, inundando mi culito de semen caliente y espeso.

Estuve sangrando del culo durante una semana más, mi marido tardó quince días en regresar y mi suegro y yo la pasamos de película; hasta ahora no pasa nada; mi marido no sospecha nada y somos muy felices los cuatro; cuatro por que es el bebé, mi marido, mi querido suegro y yo.

Espero que les haya agradado mi narración y agradezco sus comentarios.

¿Qué te ha parecido el relato?