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Una temporada fina

Me lanzaron sobre el suelo y comenzaron a acariciar mi cuerpo con sus manos, sus bocas recorrían mi piel, besando y acariciando mi cuello, mis pezones, mis caderas, besándome cerca del pene, los muslos. Rápidamente mi sexo comenzó a endurecerse, sabían perfectamente como acariciar a un hombre, que hacer para recuperarlo después de una buena corrida.

Deseo incontrolable

Comprobé que la humedad de esa raja era igual a la que ya sentía inundaba mi pucha, que escurría hasta mis muslos. Deseaba intensamente meter el dedo hasta los nudillos, pero el tiempo, el inexorable paso del tiempo, me obligó a dar por terminado este fantástico e inesperado primer acercamiento.

Mi mochila, mi novia y el marinero

Tan pronto como mi novia desapareció en la lancha que la llevaba hasta el barco, me acerque a Julio. Sabia que existía la posibilidad que me estuviera equivocando, pero a juzgar por su mirada al ver que Karla se marchaba la esperanza de tener algún ligue con el, creció (así como mi pene que casi se salía de la tanga azul que yo llevaba puesta).

Mi profesor personal

Entonces me dijo que hiciéramos abdominales, que empezaba él. Se estiró en el suelo y yo me agaché para sujetarle los pies. Al tener las piernas dobladas y mover su cuerpo el pantalón se le fue deslizando poco a poco hacia abajo y pude ver que no llevaba calzoncillos.

Max, pequeño pero follón I

Fui bajando con mi boca, deteniéndome en sus pezones, que en cuento notaron mi lengua se pusieron duros como su polla. Seguí bajando y llegué a mi manjar favorito. Empecé a respirarle y morderle con ternura por encima del calzoncillo para acabar bajándoselo.

Trio inesperado

Nuestras respiraciones eran mas fuertes, Laura me besaba el cuello y me comenzó a subir la camiseta hasta quitármela. Me acarició la espalda y nos volvimos a besar, esta vez nuestras lenguas se enlazaban más profundamente en la boca del otro, mi cabeza estaba como embotada, sólo seguíamos lo que nuestros cuerpos nos iban pidiendo. Le desabroché la camisa y me fijé fugazmente es sus pequeños y redondos pechos, sus pezones estaba duros.

Viaje alucinante

No la tenía muy larga pero su grosor compensaba la falta de centímetros, su glande rosado resaltaba sobre el color oscuro del resto de la piel, ya que brillaba debido al líquido que lo empezaba a cubrir, lo cual provocaba aquel sonido tan característicos de polla en movimiento.

Mi primera vez II

Tu respirabas fuerte y gemías en vos baja. Todo eso me excitaba. Decidí entonces estar encima de ti, pero metiendo un muslo entre tus dos piernas. Se sentía caliente tu cuca y los líquidos me empapaban la pierna.. Tu movías las caderas y frotabas tu clítoris contra mi muslo. Era super- super excitante...

Ammira

No pude hacer otra cosa que gemir por la excitación de poderla observar desnuda en todo su esplendor, la mire caminar meneando su cadera, sobando su hermoso falo semi erecto acercándose a mí poco a poco, parecía como una ninfa salida de la mitología mientras yo permanecía hincada en el sillón con la falda arremolinada en mi cintura, sobándome la entrepierna y mi rostro enrojecido por la lujuria.

Tremenda Silvia

Se retorcía y gemía, levanté la vista y noté que ya no se tocaba los pezones, ahora se tocaba los cabellos. Su cuerpo, así alargado, aparecía bellísimo ante mi vista. Me excité más y aceleré el ritmo de la mamada. Apreté sus nalgas y la oí gemir de una manera especial, ni siquiera había gritado tanto cuando le metí el consolador por atrás.

Con el socorrista

Sus manos se dirigieron a la cintura de su bañador, pero viendo mi mirada ansiosa se dio la vuelta y se lo bajó enseñándome su magnífico trasero, lampiño como el de un bebé. Estaba deseando verle la polla y esperaba ansiosa a que se diera la vuelta.