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La primera infidelidad consentida y gozada con un visitante extranjero I

La primera infidelidad consentida y gozada con un visitante extranjero I

Soy casada hace muchos años, ya tengo mis hijos universitarios, todo lo que me paso fue hace muchos años, desde cuando tenia 26 hasta hace una semana, aventuras con mucho sexo, voy a contarles la primera.

Llevo 25 años casada, soy rubia, aunque permanentemente me tiño de otros colores según la ocasión, 1,60 m en mis épocas juveniles mis medidas eran 89 – 58 – 88 sin embargo después de mucho bregar estoy logrando mantener una cintura de 65.

Una colita de muchos piropos, aunque el camba (oriundo de Santa Cruz de la Sierra) es muy atrevido, pero a mi culito le han dicho muchas cosas sugestivas y directas, como he sido jugadora de voleibol mi culito y mis piernas se formaron bien y las mantengo en buena forma.

Normalmente hice ejercicios para la cintura.

Mis tetas son de ese tamaño que entra bien en una mano más o menos grande, les encanta a los hombres, en años pasados eran muy erguidas, hoy, a pesar del uso intensivo, se sostienen vanidosas frente a la vida y son mi mejores conquistadoras.

Mi marido dice que mi sapo es grande, labios gruesos pero con una clica escondida que cuando sale a la acción me vuelve loca, si así escondida recibo placeres inmensos, cuando ella sale o la saben succionar adecuadamente me pierdo en el espacio infinito de orgasmos sucesivos.

Aunque mi marido interviene muy poco en esta historia, solo decir que es el que me enseñó a descubrir y desatar todas mis energías sexuales, es moreno de estatura mediana, 1,68, hoy esta un poco gruesito de 80 Kg, pero siempre fue un desatado para el sexo.

A los 6 o 7 años de matrimonio, nuestra relación se encontraba en un desarrollo óptimo, en lo sexual lo digo, pues en el tema personal es más difícil, nos cuesta mantenernos un poco.

En ésa época empecé a sospechar que Estaban, así se llama, tenía alguna aventura, le hablé del tema y lo negó.

Esta situación nos llevó a acordar, después de mi sugerencia de que si lo necesitaba podía buscarse una amante.

Pasó un tiempo sin noticias y a los seis o siete meses llegó un día oliendo a “leña de otro hogar”, sin embargo su entusiasmo era altísimo, mientras hacíamos el amor me contó su encamada, con una mujer flaquita, rubia, de unos 30 años, de la misma edad que él, y que el tire había sido fabuloso. Así fue que de vez en cuando aparecía con dama nueva, en general eran mujeres de su edad o un poco mayores.

Pasó el tiempo donde nuestra relación se sostenía en unas culeadas de novela. Cada vez mejor y, mejor aún, cuando el venia de otra culeada con alguna de sus amantes.

En esa época yo asistía a un gimnasio en el centro, dejaba mi vehículo en casa de mi madre y me iba caminando unas cuatro cuadras, ése día mi marido estaba dando clases en la Universidad hasta las 10:00 de la noche, terminé el gimnasio, a eso de las 7:00 p.m. y caminaba a buscar ni auto, de un jeep que se encontraba estacionado, en esa época no había problemas de asaltos, se bajó un hombre de 1,75 m más o menos, buen cuerpo, buen mozo, y me hablo, me preguntó donde iba, que hacia, lo de siempre, pero con una amabilidad fuera de lo común, varonil y muy educado, era venezolano, me invitó a tomar unas copas, le dije que me espere una media hora que me iba a casa me cambiaba y volvía.

Me puse una ropa que mi marido decía que me sentaba muy bien, una falda muy ancha una blusa muy latina, con los hombros descubiertos, taco alto y ropa interior muy leve, en fin… ¡¡¡toda una puta!!!. Tardé casi una hora, pensé que ya no estaría, sin embargo el hombre muy paciente, ahí estaba, le hice señas para que me siguiera, lo conduje hasta la avenida que pasa al costado de un hotel de 5 estrellas, algo oscura y deje mi auto, me subí a su jeep.

Me preguntó donde había una discoteca o bar discreto donde podíamos estar y le dije que, como era casada, el único lugar discreto resultaba ser un Motel.

Lo conduje a uno muy bueno que hay sobre la carretera al Norte, entramos en la suite y pedimos tragos, a poco comenzamos a franelear, era muy suave, me trató con una delicadeza que me encantó, me besó los labios, su lengua era una locura, me fue quitando la ropa, me besaba por todas partes, cuando puso sus labios y lengua en mis tetas salté, me encontraba en el cielo, casi en seguida me metió la mano bajo el calzón, mi sapo chorreba a montones, me terminó de desnudar sin sacar su dedo de adentro.

Yo lo besaba, me abrazaba, le mordía la oreja.

Cuando estuve desnuda, me tocó la labor de desnudarlo, fui más veloz que él, la verdad es que me sentía una puta, muy putisima, quería tirarlo, cuando salió su paloma, era de unos 18 a 20 cm. de grosor regular, muy proporcionada, su pubis con poco pelo y en sus bolas nada d ello, pues a mi me gusta chuparlas, y por ahí comencé, le pasé la lengua subí a su paloma, estaba durísima, giramos y me metió la lengua en el cochito, realmente era un maestro para la chupada, me movía la lengua por todas partes, los labios, lo introducía a la vagina, me succionaba la clica, salía por el rededor y volvía adentro.

Después de una buena sesión oral continuó subiendo, me dio vuelta, me besaba la espalda, volvió arriba mío, me metió su pene suavemente hasta adentro y de a poco fue aumentando el ritmo, con toda la carga anterior llegó mi primer orgasmo, fue muy fuerte y profundo.

Sin descanso, Roberto continuó el bombeo besándome permanentemente sin parar de tirarme.

Medio desesperada lo empuje un poco y volteamos para subirme arriba, a montar este potro de raza que tenia conmigo, fue otra cabalgata de primera, mientras me sobaba las tetas, las chupaba o al poco rato me abría las nalgas para meterme sus dedos en el culo, llegó rápido el segundo orgasmo, más suave y largo.

En seguida el me volvió a voltear y me puso su paloma en la concha desde atrás, la metía hasta adentro y fuerte, termino como una catarata, fue mi tercero con el primero de él.

Mientras descansábamos me contó que trabajaba en una petrolera y venia periódicamente a Bolivia, que le gustan mucho las cruceñas pues son muy ardientes, el es divorciado y su mujer es modelo en Caracas, tienen dos hijos.

Después de otra nueva sesión de tiradas, chupadas y otros, retorne a mi casa a eso de las once, 2 minutos antes que mi marido, quien llegó muy cansado y se entró, directo a ducharse.

Cuando llegó a la cama me dediqué a excitarlo, lo cual fue muy fácil y, mientras tirábamos, le conté que tenia un cuerno bien puesto que había tirado como una buena puta, se desató en una culeada fenomenal, su cansancio quedó fuera de casa.

Esa noche tiramos tres veces más con mi marido, me pidió detalles le conté todo y mejor que ahora pues el recuerdo era de solo dos horas.

Al día siguiente no fuimos a trabajar ni el ni yo, la maratón sexual había sido muy fuerte.

Continúa la serie La primera infidelidad consentida y gozada con un visitante extranjero II >>

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