Esta vez su pareja será también su esclava junto con su amiga, cuando a él se le apeteciera, y ellas le obedecerían en todo, como buenas chicas.
Un hombre posee por entero a sus esclavas. Es su Amo y ellas lo saben y lo aceptan, intentando satisfacer todos sus deseos. Los más refinados castigos son su placer. Y en la obediencia y la sumisión encuentran su delirio...
En ese instante agarro mi pene y sin vacilar lo metió en la vagina, al principio se sentía algo apretado, sensación que cambió cuando empezó a moverse de arriba a abajo y francamente era sensacional percibir esa humedad deslizándose por mi miembro que no soportaba más padecimiento
Desde los quince años siempre tuve fantasías con un hombre, hoy de cincuenta años, que siempre quiso acercarse , siempre nos ayudó, y siempre vi su mirada, ante mi presencia, pero siempre estuvo a un paso, un día subí a su auto, me llevo a mi casa y no intento nada, me sentí frustrada, porque ese día yo estaba con ganas
El padre de Alicia pasa de mirarla como una hija a mirarla como a su mujer, su esposa, su amante.
Así que allí estaba yo, con mis 15 años, un impresionante bagaje teórico y poca práctica; un par de revistas porno que eran difíciles de conseguir y una en especial que había visto -cuyas fotos encuentro ahora dando vueltas en la Internet- en la que un negro y una mujer lo hacen con un ovejero alemán.
Una ejecutiva tiene relaciones con un estudiante que realiza su último día de práctica profesional.
La hice arrodillarse de manera que su boca quedase a la altura de mi instrumento, abrió la boca y de un movimiento de caderas le introduje mi polla en su boca hasta que rebotó en la campanilla.
Con el vino y el ritmo de una salsa caribeña, la fiesta subió de tono y se desmadró. Los invitados excitados buscaban sexo brutal.
La dueña de casa, era una hermosa trigueña de unos 40 años, relativamente alta. Era dueña de un hermoso y redondeado poto o culo, como suele llamarse a esa parte de la anatomía, en algunas partes del mundo. Sus tetas, eran grandes y a través de sus ropas, muy apetecible.
Tánger había sido en otra época una ciudad de diversión para intelectuales y ricos europeos y americanos, pero poco quedaba de todo eso. Tras el trabajo me dedicaba a pasear por el Bulevar, la calle principal de Tánger.
Cuando voltee vi cómo se quitaba la ropa y como quedaba descubierta aquella gran verga negra. Cuando la vi, mi concha comenzó a sentir unos espasmos, no podía esperar a que me la metiera.
Aquí no acaba la historia de los juegos de mesa, pero tengo que contar lo que me sucedió dos o tres semanas después.
Después de tantos meses de inactividad sexual se encontraba al borde del clímax. Una indescriptible oleada de placer nos invadió al mismo tiempo. Ella dio un gran suspiro y mientras que su cuerpo experimentaba un tremendo e insospechado orgasmo yo empecé a correrme con grandes convulsiones.
Su marido se excitó muchísimo al ver a su esposa con las piernas abiertas y como otro hombre que no era él, la tocaba.
Una chica se dirige a su hermano con una petición muy concreta: que sea él el que acabe con su virginidad.
Un desayuno muy bien aprovechado.
La mujer tomo una especie de crema o lubricante, me abrió las nalgas y me la untó en mi culo. Luego le pasaron un vibrador y me lo introdujo suavemente por mi puerta trasera. Jamás me habían penetrado con un vibrador por ninguna parte.
Se encontraba sola y decidió alquilar unas películas porno, muy perversas. Se excitó muchísimo pensando en su caballito y sin dudarlo se dirigió al cobertizo con las más libidinosas intenciones.
La hermana de nuestro protagonista goza de él y de su novio y los tiene entrenados como perfectos sumisos que sólo disfrutan a sus órdenes.