Cuando estaba a punto de correrme, se la saco de la boca y me tumbo en la cama quedando mi pija completamente levantada, entonces la puso entre sus dos enormes tetas y me la comenzó a menear así, chupando el cabezón cuando asomaba entre ellas.
Entre gritos de los chicos y chicas, me daba toda la prisa que podía para no impacientarles por temor a que me empezaran a romper los estantes donde mi madre colocaba en perfecta armonía montañas de cajitas de todos los colores que contenían azafrán, comino o tomate seco.
Una de ellas, rubia de unos diecisiete como yo, rompió entonces el silencio diciendo que no les interesaba saber mi razones de haberme atrevido a llegar a nado hasta el área de ellas y todavía haciéndolo totalmente en bolas, que eso era cosa mía pero que ahora debía seguir sus órdenes y entretenerlas por algún tiempo.
Luego de sacar la tapa de adelante volví a pasar al otro lado con el pretexto de revisar los enchufes, advirtiéndole que no soltara el cable ya que iba a revisar las conexiones, esta vez al pasar hice una mayor presión en su trasero, sintiendo en mi pico la partidura de sus nalgas, deduciendo que si venía saliendo de la ducha y estaba sin sostén también estaría sin calzones.
Y por eso, algunas noches, cuando salimos a la calle, ella se pone una falda muy corta, se deja las braguitas tanga transparentes, se coloca las sandalias de alto y fino tacón y me coge de la mano para salir a dar una vuelta y a sentarnos en una terraza, donde inexcusablemente abre mucho sus muslos para que todos vean sus braguitas mientras me susurra al oído que se siente como una puta salida y muy excitada porque, al verla, todos sepan que lo es.
Ni bien entro al baño, me dirigí al cuarto de servicio, en donde desplegué la tabla de planchar y comencé a planchar un pilón de ropa que yacía arrugada a mi lado. Aun no había finalizado mi tarea cuando sentí al amo salir de su ducha. Como no me dio ninguna orden seguí en concentrada en mi tarea.
Y luego me besó con ternura, me dijo que me quería y se volvió de nuevo a la cama de su amante para seguir follando, ofreciéndole a él sus hermosas tetas para que las besara y chupara, para que lamiera y mordiera sus hermosos y oscuros pezones que yo tengo prohibido acariciar o besar.
La estábamos haciendo sufrir y al mismo tiempo le provocábamos un inmenso placer y excitación. De nuevo, Flavio se apoderó de ella, la puso de rodillas en la cama dándole la espalda, sus manos se aferraban al cabezal. El paseó su miembro a lo largo de su sexo, luego lo encaró y la penetró con suavidad.
Me sorprendía a mi misma, nunca antes se me había pasado por la cabeza engañar a mi marido, nunca había tenido motivo, y ahora tampoco lo tenía pero en mi cabeza se empezaba a gestar la idea de tener una aventura extramatrimonial.
Todo comenzó hace dos meses, cuando recibí una llamada de un viejo amigo al que hacia mucho que no veía, me llamaba para saber algo de mi como estaba y que tal me iba, me dijo que el mes de julio de este verano iba a venir a Málaga a pasar unas vacaciones aquí.
Esta tarde era un fin de semana y por lo regular descanso de las tensiones de la semana y como estaba sin pareja por el momento tenia unas ganas enormes de poderme desahogar con alguien, me imaginaba una mujer con quien estar esa tarde y buscaba en mi memoria alguien con quien poder coger de forma deliciosa y sin descanso.
Desde muy joven, Pilar descubre que tiene deseos de ser castigada. Inicia una serie de experiencias que la llevan por fin a encontrar la satisfacción, pero se desengaña. Decepcionada, por fin encuentra el amor de su vida y tiene las experiencias de sumisión más gratificantes de su vida.
Su jefe también se sentó y la miraba con intención incluso de perturbarla, de que pasara vergüenza; lascivamente su mirada se centraba en sus senos y en su sexo, incluso en sus ojos se reflejaba cierto desprecio que pretendía mostrar hacia ella, desprecio a su cuerpo provocador y a sus ganas de follar.
Siempre intenté volver a tener esa sensación maravillosa y nunca la logré hasta que una tarde me encontraba en un café con una clienta, a la cual estaba asesorando sobre algunos temas legales de familia, luego de un rato la conversación derivó en temas de actualidad y cosas sin importancia, hasta que en un momento y sin entender muy bien porque llegamos a ello, comenzamos a hablar de la homosexualidad y los derechos que estos tenían a formar una familia.
Sentirla toda en mis brazos, acariciándome obscena las nalgas, mordisqueándome todo el cuello y tocando con sus pechos mi torso era una sensación que nunca Odiseo había sentido ni con Calipso; la follaba y follaba sin parar, porque algo me impedía dejar aquel placer.
Los dientes del metal se clavaron en la carne y una oleada de fuego recorrió mi cuerpo. Saltaron las lágrimas de mis ojos y un grito atronó desde lo más hondo de mi alma. El pezón derecho estaba preparado. De nada sirvieron mis sollozos ni mis súplicas. Sonriéndome, Jaime cerró la pinza. Me sentí mareada por el dolor.
Laila, que así se llama, comenzó a quitarse la ropa para irse a la ducha. Primero la camiseta, quedándose en sujetador. Sus tetas estaban bien paraditas dentro de esa prenda. Cuando se quitó el sujetador pude apreciar cuan bonitas eran.
Hace una semana, lo que era un baile se convirtio en una noche de placer para mi y mis nuevos amigos... mmhhh...rnrnEspero que disfuten como yo lo disfruté...
A pesar de tener una vida sexual excelente, no me sentía totalmente satisfecha; al comentarselos a mis amigas ellas me recomendaron que tuviera un amorío con alguien que no fuese mi marido...
Ella se levantó y yo me acosté boca arriba en la improvisada camilla. Ella se quitó el polo y sus senos, realmente soberbios, quedaron cubiertos por un sostén con encajes que realzaban su belleza; los pezones se apreciaban a través de la tela y amenazaban romperla.
Rondando la cincuentena estoy rememorando mi primera relación sexual, a los dieciséis, no, en realidad no, para ser justos debo remontarme a los trece, donde inicié el camino que he seguido hasta ahora, y que si bien lo inicie yo solo fue determinante para mi elección.
Sus pechos redondos y blancos surgieron como pequeñas elevaciones, los bordee con el filo de la navaja suavemente, provocándole un casi imperceptible estremecimiento.
El viaje que nos esperaba era de órdago, 12 horas de viaje, así que no tardamos mucho en ponernos de camino. Habíamos estado dudando si salir por la mañana temprano o por la tarde, y nos decidimos salir por la tarde porque haría menos calor y porque al día siguiente se preveían grandes retenciones al cruzar Madrid.
Le dije que esperaba que eso la satisficiera y me susurro al oído que no le satisfacía, que quería más pero sabía que no lo podía en ese momento, eso me dejó muy excitado. Durante la noche no pude más que recordar esa hermosa vagina totalmente húmeda, al hacer el amor con mi mujer pensaba que era ella, la sobrina, y me excitaba más aún.
Me volqué de espaldas y mientras el besaba mis testículos y me cogía con los dedos, un placer infinito me abrazaba desde mis pies a mi nuca… logré acabar sintiendo una fuerza tremenda en mi eyaculación que los chorros de leche saltaron hasta mi cara, mi pelo…
Por fin se corrió inundando mi boca de abundante semen, espeso, caliente, sabroso, que bañaba mis carrillos y mi paladar para bajar finalmente por mi garganta, aunque algo escapaba por mis labios yendo a parar a su pubis, que luego lamí con fruición rescatando esas gotitas de su vital filudo.
Este año estoy cursando tercero y para mi desgracia es bastante difícil, así que cuando Lourdes, la profesora de Derecho del Trabajo nos encargó el trabajo sobre las ETT'S no dude en subir a su despacho, para que me orientara.
Deseas mi nabo. Quieres sentirme dentro de tus entrañas. Yo juego con tu placer. Amago la jugada, hago como si te penetrara pero no lo hago. Tu me miras y sonríes. Debes pensar "que cabrón que eres". Yo lo asumo y río. Cierras los ojos para sentirme.
No sé como sucedió pero él apoyó su cabeza en mis tetas y comenzó a chuparme un pezón con deleite, haciendo que un escalofrió recorriera mi espina dorsal produciéndome una sensación indescriptible en mi vagina, hasta que inesperadamente una húmeda cascada de flujo me confirmo que estaba disfrutando de un superorgasmo fabuloso y gratificante.