Todo comenzó hace dos meses, cuando recibí una llamada de un viejo amigo al que hacia mucho que no veía, me llamaba para saber algo de mi como estaba y que tal me iba, me dijo que el mes de julio de este verano iba a venir a Málaga a pasar unas vacaciones aquí.
Esta tarde era un fin de semana y por lo regular descanso de las tensiones de la semana y como estaba sin pareja por el momento tenia unas ganas enormes de poderme desahogar con alguien, me imaginaba una mujer con quien estar esa tarde y buscaba en mi memoria alguien con quien poder coger de forma deliciosa y sin descanso.
Desde muy joven, Pilar descubre que tiene deseos de ser castigada. Inicia una serie de experiencias que la llevan por fin a encontrar la satisfacción, pero se desengaña. Decepcionada, por fin encuentra el amor de su vida y tiene las experiencias de sumisión más gratificantes de su vida.
Su jefe también se sentó y la miraba con intención incluso de perturbarla, de que pasara vergüenza; lascivamente su mirada se centraba en sus senos y en su sexo, incluso en sus ojos se reflejaba cierto desprecio que pretendía mostrar hacia ella, desprecio a su cuerpo provocador y a sus ganas de follar.
Siempre intenté volver a tener esa sensación maravillosa y nunca la logré hasta que una tarde me encontraba en un café con una clienta, a la cual estaba asesorando sobre algunos temas legales de familia, luego de un rato la conversación derivó en temas de actualidad y cosas sin importancia, hasta que en un momento y sin entender muy bien porque llegamos a ello, comenzamos a hablar de la homosexualidad y los derechos que estos tenían a formar una familia.
Sentirla toda en mis brazos, acariciándome obscena las nalgas, mordisqueándome todo el cuello y tocando con sus pechos mi torso era una sensación que nunca Odiseo había sentido ni con Calipso; la follaba y follaba sin parar, porque algo me impedía dejar aquel placer.
Los dientes del metal se clavaron en la carne y una oleada de fuego recorrió mi cuerpo. Saltaron las lágrimas de mis ojos y un grito atronó desde lo más hondo de mi alma. El pezón derecho estaba preparado. De nada sirvieron mis sollozos ni mis súplicas. Sonriéndome, Jaime cerró la pinza. Me sentí mareada por el dolor.
Laila, que así se llama, comenzó a quitarse la ropa para irse a la ducha. Primero la camiseta, quedándose en sujetador. Sus tetas estaban bien paraditas dentro de esa prenda. Cuando se quitó el sujetador pude apreciar cuan bonitas eran.
Hace una semana, lo que era un baile se convirtio en una noche de placer para mi y mis nuevos amigos... mmhhh...rnrnEspero que disfuten como yo lo disfruté...
A pesar de tener una vida sexual excelente, no me sentía totalmente satisfecha; al comentarselos a mis amigas ellas me recomendaron que tuviera un amorío con alguien que no fuese mi marido...
Ella se levantó y yo me acosté boca arriba en la improvisada camilla. Ella se quitó el polo y sus senos, realmente soberbios, quedaron cubiertos por un sostén con encajes que realzaban su belleza; los pezones se apreciaban a través de la tela y amenazaban romperla.
Rondando la cincuentena estoy rememorando mi primera relación sexual, a los dieciséis, no, en realidad no, para ser justos debo remontarme a los trece, donde inicié el camino que he seguido hasta ahora, y que si bien lo inicie yo solo fue determinante para mi elección.
Sus pechos redondos y blancos surgieron como pequeñas elevaciones, los bordee con el filo de la navaja suavemente, provocándole un casi imperceptible estremecimiento.
El viaje que nos esperaba era de órdago, 12 horas de viaje, así que no tardamos mucho en ponernos de camino. Habíamos estado dudando si salir por la mañana temprano o por la tarde, y nos decidimos salir por la tarde porque haría menos calor y porque al día siguiente se preveían grandes retenciones al cruzar Madrid.
Le dije que esperaba que eso la satisficiera y me susurro al oído que no le satisfacía, que quería más pero sabía que no lo podía en ese momento, eso me dejó muy excitado. Durante la noche no pude más que recordar esa hermosa vagina totalmente húmeda, al hacer el amor con mi mujer pensaba que era ella, la sobrina, y me excitaba más aún.
Me volqué de espaldas y mientras el besaba mis testículos y me cogía con los dedos, un placer infinito me abrazaba desde mis pies a mi nuca… logré acabar sintiendo una fuerza tremenda en mi eyaculación que los chorros de leche saltaron hasta mi cara, mi pelo…
Por fin se corrió inundando mi boca de abundante semen, espeso, caliente, sabroso, que bañaba mis carrillos y mi paladar para bajar finalmente por mi garganta, aunque algo escapaba por mis labios yendo a parar a su pubis, que luego lamí con fruición rescatando esas gotitas de su vital filudo.
Este año estoy cursando tercero y para mi desgracia es bastante difícil, así que cuando Lourdes, la profesora de Derecho del Trabajo nos encargó el trabajo sobre las ETT'S no dude en subir a su despacho, para que me orientara.
Deseas mi nabo. Quieres sentirme dentro de tus entrañas. Yo juego con tu placer. Amago la jugada, hago como si te penetrara pero no lo hago. Tu me miras y sonríes. Debes pensar "que cabrón que eres". Yo lo asumo y río. Cierras los ojos para sentirme.
No sé como sucedió pero él apoyó su cabeza en mis tetas y comenzó a chuparme un pezón con deleite, haciendo que un escalofrió recorriera mi espina dorsal produciéndome una sensación indescriptible en mi vagina, hasta que inesperadamente una húmeda cascada de flujo me confirmo que estaba disfrutando de un superorgasmo fabuloso y gratificante.
Sentir tus manos acariciar mi espalda y bajar hasta mis nalgas fue mayor mis fuerzas, y allí terminé de entregarme y saber que finalmente sería tuya por toda la eternidad. Mientras tus manos recorrían cm a cm mi piel sentía desfallecer, no podía creer que finalmente estuviera ocurriendo.
No, eso no papito me va a doler muchísimo, la tienes enorme, no va a entrar sin rajarme toda, por favor. Tranquila chiquilla, iremos de a poco, verás como te gustará y lo disfrutarás, relájate, no duele más que la primera vez por delante, y enseguida se convierte ese dolor en placer, ya verás, confía en mí.
Se arrodilló entre mis piernas y con sus manos me masajeaba la espalda desparramando su semen por todos lados, incluso por mis pechos, y bajando hasta mi culito, me llenó el agujerito posterior de ese excelente lubricante y así introdujo poco a poco un dedo en mi estrechísimo y virgen ano.
¿Recuerdan el relato anterior de como desvirgué a mi cuñada? Pues lo recordé porque hace unos días accidentalmente hallé en casa de mi suegra un diario íntimo, que resultó ser el que escribía la niña cuando era una adolescente; por la época en que sucedió aquello.
La historia empieza cuando estaba en el chat, hablando con mis amigos y conociendo gente, y de buenas a primeras me dice un chico con nombre sexy, que si quería cibersexo, en condiciones normales le hubiera mandado a tomar viento fresco, pero me dio un arrebato y seguimos una conversación normal hasta que irremediablemente salió el tema del sexo
El Conde notó como pequeñas cuentas de sudor empezaban a formarse en sus sienes. La enorme cantidad de placer que llenaba su cuerpo hacía que el reprimir su irreprimible orgasmo, le costará muchísimo más esfuerzo de lo que le había costado nunca. Aquel orgasmo le estaba haciendo sufrir como nunca recordaba.
Para que no se le bajara se la volví a chupar y él con fuerza me apartó su polla de mi boca mientras yo la seguía como loca para poder seguir chupándosela, me levantó, me giró de espaldas a él y me puso la mano en la espalda.
Seguía gritando hasta me suplicaba:¡para, para, para!, y seguía murmurando alaridos de placer y lujuria. Pronto se sacudió en mayores espasmos y me decía, ¡para, para, y follame tú , quiero que me folles tú!.
No pude soportar mas y me vine en su boca a lo que ella respondió algo asustada y se retiro un poco por lo que todo mi semen le cayo en la cara. le ayude con mis dedos a tragarse todo mi jugo y lo hizo de la manera mas placentera del mundo.