Cuando trajo la segunda botella hice lo mismo y aquí si que se quedo mirándome, a mí eso me ponía más cachondo todavía y lo deje en la puerta mientras yo entre en el comedor para coger el dinero y poder pagarle las bombonas mientras simulaba que se me caía la toalla y sin ni darme cuenta lo tenia al lado de mi por lo que me puse un poco nervioso pero en un momento me tiro de la toalla y me dijo.
Al llegar el viernes al estar en mi oficina haciendo unas capturas, me sobresalte al verla parada justo enfrente de mi y todo lo que nos separaba era la ventana, como un resorte salte de la silla donde estaba y abrí la puerta para que ella pasara; al entrar me pregunto ¿qué por que no había ido en esa semana a su oficina?
La mano que tenia libre se deslizo por mi oído bajando por mi mentón, siguiendo por mi cuello y descendiendo aun mas por mi pecho; el beso seguía, no quería que terminara. Nuestras respiraciones comenzaron a agitarse, mis manos aprisionaron su cabeza por la nuca para que no se separara, los labios se rozaban, las lenguas chocaban. Mis manos bajaron a su pecho y buscaron los botones de la camisa, los cuales cedieron a los suaves movimientos de mis dedos, uno por uno.
Cuando Alberto mi marido, llegó esa noche, yo estaba satisfecha, Fernando me había hecho gozar lo suficiente. Pero el hecho de que Alberto llevara la botella de cava y el vestido y además de que me dijera que esa noche nos divertiríamos, me puso otra vez caliente y de buen humor, el sexo me gusta mucho, pero me siento mejor cuando esta él.
Excitados por la conversación que llevábamos nos fuimos a casa. Por el camino comencé a besarla con cualquier pretexto rozando levemente sus pezones que estaban duros y sonrosados por lo que se imaginaba por la transparencia de la blusa.
Nuestras respiraciones eran mas fuertes, Laura me besaba el cuello y me comenzó a subir la camiseta hasta quitármela. Me acarició la espalda y nos volvimos a besar, esta vez nuestras lenguas se enlazaban más profundamente en la boca del otro, mi cabeza estaba como embotada, sólo seguíamos lo que nuestros cuerpos nos iban pidiendo. Le desabroché la camisa y me fijé fugazmente es sus pequeños y redondos pechos, sus pezones estaba duros.
El jueves comimos en un restaurante por la avenida Revolución, ahí me dijo que no entendía muy bien como era posible que Alberto me compartiera y también me preguntó que si él sabía que nos habíamos citado. Yo le dije que me compartía por que era suya, porque los dos lo disfrutábamos y porque nos queríamos mucho.
Como todos los sábados mi mujer y yo nos reunimos con su hermana gemela y su marido. Estas reuniones eran muy agradables, pues por fortuna mi concuño y yo tenemos mucho en común. Entre otras aficiones, ambos jugamos ajedrez con un nivel parecido, así que teníamos mas o menos la misma cantidad de triunfos y derrotas.
Pues si allí estaba Carmen su mujer con su mejor amigo Ricardo fallando como posesos en el sofá de su propia casa y aun teniendo tantas soluciones pensadas no le vino ninguna a la mente, solo se quedo perplejo, agacho la cabeza y se marcho llorando, ninguno de los dos le siguió para darle alguna explicación, todos se quedaron mucho y Fernando salió por la puerta tal y como había venido.
Nuestra relación era esporádica, así que el decidió cambiar de trabajo y mudarse a mi ciudad; el sexo era de lo mejor y ahora que tenia ración de polla por semana yo estaba de lo mas alegre; Javier que es de lo mas atrevido, se hizo amigo de mi esposo y de toda mi familia, decía que era lo mejor para guardar las apariencias, mi hermano Mario con su misma edad, era su acompañante en las incontables fiestas a las que el acudía.
Y después de un gemido prolongado sentí en mi garganta el liquido viscoso que el palo de mi abuela soltaba, fueron como 4 chorros de caliente esperma, sentí un poco de ahogo al tratar de comerla toda, tanto que se me escurrieron hilos de semen por los costados de los labios, mi abuelo se dejo caer de lado
—¡Ay! papito … ¿cómo lo haces? … mis piernas me tiemblan con escalofríos y mi chochito no deja de palpitar … quisiera que nunca se acabaran estas sensaciones … me acostumbras mal … no hago más que pensar en ti y a como me haces sentir, papito rico … me haces feliz …
Puse una enorme cantidad de velas que serían nuestra única iluminación, además de eso, saqué todos los instrumentos con que iba a darle placer, pero no les diré de que se trata hasta que vayan descubriéndolo en la lectura.
Yo tenía muchas ganas de ir ya que Fernando me simpatiza mucho y siento cierta atracción hacia él, que se ha ido acentuando a tal grado que en la fiesta al estar bailando con él, deje que pegara su cuerpo al mío y al sentir su verga dura como por reflejo le acariciaba desde el hombro hasta el cuello y en respuesta Fernando me apretaba un poco más.
Después de varios minutos se detienen, se abrazan con fuerza nuevamente, besándose con intensidad, están tan sudados que mi esposa tiene el cabello pegado en la frente, se miran a los ojos, poniéndose de acuerdo sin mediar palabra y giran en la cama, quedando mi primo de espaldas y mi mujer sobre de él.
Ella es dentista y en verano pasa algunos días con su familia en una finca colindante a la nuestra, es unos cuantos años mayor que yo, pero siempre hubo afinidad y amistad.
Me dio mucha rabia escuchar eso, sobre todo porque no se preocupaba que yo pudiera llegar, trate de acomodarme un poco dentro del closet, pero tropecé y salí disparado hacia afuera, caí en el piso mientras mi novia de pie me miraba con cara de aterrada.
Como todas las noches el lugar estaba lleno de coches de parejas por lo que cuando una furgoneta se nos puso al lado tampoco la dimos importancia, el terminó dentro mío llenándome por completo de su leche caliente y aunque me yo no me había corrido la fiesta había terminado pues teníamos entradas para el cine y no debíamos llegar tarde.
Al pasar cerca de un polígono industrial donde las calles son bastante oscuras y tranquilas, ya antes habíamos estado en ese polígono y ya teníamos un sitio preferido, le pregunte si tenia ganas de jugar un poquito y ella me asintió con una mirada muy morbosa que hizo que me pusiera mas caliente todavía, en ese momento alzo las piernas apoyándolas en el salpicadero y comenzó a quitarse las braguitas tocándose y diciéndome:
Estaba sentado en el sofá de la casa del quiosquero, desnudo por completo, chupándole la polla, y ahora el cabrón del quiosquero, de pie delante mía metiéndome el rabo en la boca y en pelotas al igual que estaba yo, me pedía que le comiera los huevos.
Una tarde de mucho calor en que mi tío Juan tuvo que salir de la ciudad para visitar un cliente y que yo sabía que demoraría hasta la noche decidí unilateralmente tomarme el resto del día y zambullirme en la piscina en casa de mis tíos.
Me levante y camine con el mientras notaba que sus nalgas estaban redondas y duras. Llegamos hasta la mesa y el orgulloso abrió la libreta. Mi expresión, seguramente fue de sorpresa al ver que lo que Frank había dibujado era unos desnudos varoniles en posiciones insinuantes.
Vanessa había tomado su ritmo y en estos momentos el instrumento del placer era yo, su dulce boquita subió a mis labios y su lengüita se introdujo en mi boca como una serpiente, jugaba a lamer el interno de mi boca, emitía sonidos de ninfa en celo, más de un par de veces mordió delicadamente mis labios, embriagándome en el sabor de su saliva, después apoyó ambas manos en mi pecho y contorsionando su cinturita, bajó sus caderas hasta empalarse una vez más en mi miembro ...
Logro despejar mis ojos de esa lefa caliente y veo que mi cuerpo entero está bañado en semen, hay unas gotas que cuelgan de mis pezones, las recojo con un dedo y me los llevo a mi boca cual si fuera un delicatessen, es la esperma de mi hijo …
Yasna cayo hacía atrás y plegando sus piernas, abrió sus muslos de terciopelo, su conchita era como un platillo rosado que presentaba a mis ojos un manjar celestial, como si fuese una sopa deliciosa, de origen divino, ella con sus dos manitos se abrió sus rosados labiecitos hinchados y gemía ...
Un día, mis padres me dijeron que salían de camping, así que aproveche para decirle a Vanesa que se quedara en mi casa ese fin de semana, Vanesa no se comprometió, ya que tenia que hacer muchos trabajos de la universidad, pero me dijo que esperáramos al fin de semana a ver que pasaba.