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Madre de adolescentes V

Madre de adolescentes V

Mi madre estaba muy sospechosa y no perdía momento para interrogarme inquisitivamente sobre cuanto sabía Yasna, no me dejaba tocarla, todas las noches que me escapé a su cuarto, me mando a dormir a mí pieza con mis pelotas que casi se me reventaban, por el otro lado mi hermanita me había cerrado sus piernas y más allá de un manoseo a sus tetas, no me dejaba hacer nada, me estaba volviendo loco a pajas, las palmas de mis manos se estaban encalleciendo de tanta chaquetica, me encontraba en una posición demoniaca y al parecer mi polla me torturaba poniéndose dura a cada rato, no hay piedad en este mundo ¡dios mío!

Llego el cumpleaños de mamá y decidimos Yasna y yo de sorprenderla, yo compre una torta con la escrita “Feliz cumpleaños mamá” y Yasna sugirió que en vez de colocar su edad, pusiéramos una velita con un signo de interrogación, me pareció genial y eso hicimos, llego el viernes y teníamos todo preparado, llovía torrencialmente y habíamos preparado un traguito especial para mamá, sabiendo que a ella le gustan los licores dulces, le compramos una botella de Baileys y le preparamos un café irlandés para cuando volviera del trabajo.

Mamá se retrasó un poco a causa del mal tiempo, pero llegó con frio y maldiciendo a San Isidro, el cual le contestaba lanzando truenos y relámpagos, fui a su encuentro con una toalla para que secara sus cabellos y ella me lo agradeció con un seco, gracias, estaba todavía enojada, trate de tocar sus senos y me dio una palmada en las manos, así que desistí de cualquier intento de acercamiento, Yasna vino de la cocina a saludarla con un beso y abrazo − ¡ay! … mami estás toda mojada – le dijo la boba de mi hermana, cosa que era evidente − ¡sí! hija … creo que mejor es que me bañe y me cambie esta ropa mojada – dijo mi madre ocupada a secarse el pelo – espera mamá … iré a buscar tus pantuflas … así te vas directamente al baño – dijo Yasna y mamá continuó a secar sus cabellos, cuando Yasna se alejó lo suficiente, ella se volvió hacia mi − ¿y? … ¿qué novedades me tienes? – me dijo con su ceño fruncido y ojos bien abiertos, dándole a su hermoso rostro una connotación interrogativa − ¡uy! mami … ¿te lo puedo decir después? … no seas malita … ¿ya? – le dije tratando de ganar tiempo y una posibilidad de visitarla esta noche y follar ese hermoso chochito suyo, calentito y jugoso − ¡uy! que cretino eres … está bien … luego me cuentas – dijo justo en el momento que Yasna regresaba taconeando con un par de chalas de mamá – mami … no encontré tus pantuflas, así que te traje estas chalas, cámbiate esos zapatos mojados – le dijo colocando el calzado cerca de sus pies empapados.

Mientras mamá se iba al baño, Yasna y yo regresamos a la cocina, ella me daba la espalda y mis ojos estaban fijos en la partidura de sus nalgas perfectas, me acerqué por detrás y le hice sentir mi erección en medio a sus glúteos, se volteo iracunda − ¡cretino! … déjame en paz … tienes que hablar con mamá … hasta cuando no aclares las cosas, olvídate que me podrás tocar – me dijo dándome un empellón – ¡lo hare! … ¡lo hare! … − le dije bajándome el cierre del pantalón y mostrándole mi erección en su plenitud − ¡mira como me tienen tú y esa loca que se está bañando … no puedes decir que no te gusta y que no lo quieres … − le dije tratando de no parecer víctima, ella me fijaba mi miembro con sus ojos claros y con un dedo índice acarició sus labios – esa loca que dices tú, es tú madre … porque no vas donde ella con esa cosa – me dijo sin quitar la vista de mi pene que se movía imperceptiblemente arriba y abajo, ella mordía su carnoso labio inferior en modo seductor – tú te lo pierdes – le dije desencantado guardando mi pene y sintiendo que mamá salía del baño, mamá entro a la cocina y nos miró a ambos, la cara de Yasna estaba un poco confundida, ¡esa boba!, entonces yo grite – ¡FELIZ CUMPLEAÑOS MAMÁ! – ahí recién la boba reaccionó y descubrió la torta sobre la mesa, saqué una cerilla y encendí la vela, el rostro de mamá era de placentera sorpresa y se agacho a soplar la velita para apagarla − ¡MOMENTO! Mamá … tenemos que cantarte “el cumpleaños feliz” – le dije, ella inclinada no se había percatado que su bata de baño se había abierto y dejaba entrever sus maravillosas tetas, me hizo perder la entonación y hasta se me olvido la letra de la estrofilla, mi pene se erguía una vez más y luchaba contra mi jeans − pero que hermosas que son las tetas de mamá − pensé.

Terminamos de homenajearla y ella se fue a cambiar, yo seguí la estela que dejaba su culo maravilloso, pero mamá se giró y sin decirme nada apuntó con su dedo a la cocina, baje mi cabeza y me devolví a las tetas de mi hermana, quiero decir a la cocina, Yasna estaba ordenando la mesa para que nos sirviéramos una taza de chocolate con un pedazo de torta, teníamos que esperar a mamá, otra vez me fui cerca de ella, la arrinconé entre la cocina y el mueble de la vajilla, agarré su cintura y me apreté contra sus generosos pechos, pero ella se me escabulló resbaladiza como un pez − ¡cretino! – me dijo y salió de la cocina.

Al parecer estaba condenado a una vida de pajas, teniendo dos almejillas exquisitas, ninguna de la dos me daba la pasada, tenía que encontrar una solución rápidamente. Sentí a mamá salir de su cuarto y al parecer la boba también, así nos encontramos todos en la cocina, mamá se deshizo en agradecimientos, Yasna le había comprado unos botines skechers color violeta, forrados en chiporro, especial para el invierno, mi madre dijo que eran adorables, le dio las gracias y Yasna le dio un abrazo y un beso, ahora me tocaba a mí, saqué de mi bolsillo una cajita de joyería, mamá dijo – no me vayas a dar un anillo de compromiso … soy viuda y también soy tú madre – dijo sonriendo divertida de su comentario – ¡no! … no es eso, mamá … pero eres la mejor mamá del mundo – le dije abrazándola estrechamente, ella retrocedió un poco y me miró intrigada abriendo el pequeño contenedor, una pulsera de oro con unos corazoncitos y las letras “m♥a♥m♥a”, separadas por corazoncitos de una piedra roja, jaspe, a mamá se le nublaron sus ojitos y me abrazo, luego tiro a Yasna en medio y terminamos los tres abrazados, apapachándonos cariñosamente, compartimos este minuto de afecto familiar y Yasna dijo – sentémonos que la torta está muy, pero que muy rica … −

Yasna sirvió a mamá un vaso de Baileys y mamá dijo ustedes son muy chicos para estar bebiendo alcohol, la miramos Yasna y yo como atónitos y embobados, mamá lanzó una carcajada – se la creyeron ¡eh! – también nosotros nos reímos con la broma de mamá y luego nos sentamos a conversar y a reírnos de cosas vividas, estuvimos muy divertidos por casi dos horas, mamá se había bebido la mitad del Baileys y Yasna y yo la habíamos acompañada con el resto, se acabó la botella y mamá alegre más del consueto dijo que aunque si no se debía levantar temprano mañana, se sentía algo cansada y era hora de irse a dormir, le dijimos que estaba bien y que Yasna y yo nos encargaríamos de limpiar el todo y que ella se fuera a su merecido descanso, con andar poco seguro y tambaleante, mamá se dirigió a sus aposentos, Yasna me empujo – cretino … anda a ayudarla que no se vaya a caer – lo que me dio la perfecta excusa y oportunidad de salir detrás de mamá, la alcancé en el pasillo y pase un brazo por su esbelta cintura, mamá me miro pero no me dijo nada, así que quien calla otorga, me sentí con la aceptación a mi abrazo, entramos en su cuarto y mamá me apretó contra la puerta − ¿sabes cuantas cosas te quiero hacer? … esta noche me estoy derritiendo … ve a ayudar a tú hermana y luego vente rápido … sin que ella sospeche – me dijo cuchicheando, yo la agarré y sintiendo con mi mano toda la hermosura de su seno derecho, la apreté a mí y la bese con lengua y todo, mamá me respondió, luego me empujo – vete … no pierdas tiempo … que no quiero arrepentirme – raudamente la senté en su cama y me fui a la cocina con una verga doliente y erecta.

− ¿Y? – me dijo la boba de perfectas tetas y culo – que significa “y” – le dije pasando rápido a buscar el paño para secar la vajilla que Yasna había lavado – no te hagas el tonto … que tonto no eres … ¿le dijiste algo a mamá? – me dijo un poco molesta – cómo crees que podría haberle dicho algo si no he tenido tiempo de nada … además, que ella no quiere nada conmigo porque piensa que tú ya lo sabes – le dije y luego me arrinconó y me toco la verga por sobre el pantalón pasándome la lengua por mi oreja y susurrándome al oído – sabes que te quiero comer … estaba tan rico ese trago que se me despertó “la doña”… − me dijo buscando mis labios – ve a hablar con mamá … te espero … siente como estoy de mojadita – me dijo tomándome la mano y haciéndome sentir la humedad de su conchita – y si ella se demora y me busca demasiada conversa … digamos que la toma a la trágica y comienza con sus sermones … tu sabes que sus sermones toman harto tiempo

– le dije para ganar tiempo con mamá – no sé cómo lo vas a hacer, pero yo te esperaré … ve y después cuando ella te libere, vienes conmigo … ¿ok? – me dijo arrastrando sus pechos maravillosos en mi cuerpo, atiné solo a decir – está bien –

Me fui directo al dormitorio de mamá, golosa como siempre estaba jugando con uno de sus juguetitos por encima de su tanga, me miró como un cocodrilo que ve a un becerro metiéndose al agua − ¿estás pronto amorcito de mamá? … ¿quieres comerle el coño a tu mamacita? …. ¿quieres comerte estas tetas de tu mamita? – en un santiamén, me despoje de mi remera y pantalones juntos con mis bóxers, me arrodille al lado de mamá y le saque la minúscula tanga, ella comenzó a deslizar su juguetito de arriba-abajo en la rajita de su chocho, le abrí las piernas y me acomodé a comerme esa concha tibiecita de mamá, el maldito artefacto me adormecía la lengua con sus vibraciones, así que se lo tomé y lo apagué, luego me acomodé nuevamente en medio a esos sedosos muslos y metí mis brazos por debajo de ellos, para alcanzar su chuchita desde su vientre y comencé a meter mi lengua, escarbando en esa delicia y a beber de ese manantial de placer.

Lamí sus carnes hasta que mamá me aferro de mis cabellos y presionaba mi cabeza contra su ingle, yo ataqué su clítoris con fervor y ella se corrió encorvando su espalda y con temblorcillos por todo su cuerpo, especialmente en esos muslos que aprisionaban mis mejillas – quiero tu verga, hijito … estoy muriendo de deseos por tu verga … ven dámela toda … métemela hasta el fondo … ven – mi madre estaba como una enajenada, me metió entre sus piernas casi bruscamente y con una mano se apoderó de mi pene, lo refregó un poco sobre su clítoris, encorvando su espalda y metiendo sus tetas al aire, para enfilarse ella misma en su conchita glotona mi miembro duro y tieso, un largo gemido y suspiro acompaño la penetración de su vulva, después me aferro en un abrazo del oso con piernas y brazos, moviendo su bajo vientre en forma demencial, usando los músculos de su chochito para succionar mi pene al interno de sus ardorosas carnes, otras veces se quejaba por mis dimensiones, pero esta vez solo mis bolas estaban afuera de ese horno carnoso que era la chuchita de mamá, sentía en mi glande y toda la longitud de mi pene un masajeo de esos poderosos pliegues de su vagina que se forzaban en morder mi miembro, en apretarlo, estrujarlo, devorarlo, el chocho de mamá se había engullido mi pene y lo masticaba, no hay piedad en este mundo ¡dios mío!

Solo alcance a durar unos cinco minutos y descargué un hectolitro de semen en su chocho, mamá me estaba mordiendo un hombro mientras mi lechita caliente la llenaba plenamente, sentí como que se ahogaba y le faltara el aire, sus rasguños me hicieron sangrar, mamá se estaba estremeciendo en otro orgasmo − ¡no lo saques! … ¡no lo saques! … no te atrevas a sacarlo, bebé … − decía mi madre apretujándome contra sus tetas, oprimiendo sus pezones contra mi pecho y haciéndome temblar junto con ella, mamá tremaba de pies a cabeza, de repente su cabeza cayó hacia atrás y me liberó del apretón de sus brazos − ¡ooohhh! bebé … casi me matas – dijo descansando sus piernas en la cama, no llevaba ni diez minutos con mamá y ya se había corrido dos veces, no hay piedad en este mundo ¡dios mío!

Mis veinticinco centímetros, salieron poco a poco de las profundidades del fogoso chocho de mi madrecita, ella estaba con los ojos cerrados y su mano se hizo de mi verga y se cerró en torno a mi asta, su dedo pulgar acariciaba mi mullido y delicado glande, jugando con las gotas de lefa que gorgoteaban fuera de mi pene y le cubrían su mano − ¿pero es que no acabas nunca de gotear lechita, hijo mío? … − dijo ella enderezándose e inclinándose a beber de esa fuente inagotable de esperma.

Mamá aun arrodillada a mi lado, se estaba secando sus senos hermosos y me daba unas miradas claramente lascivas, pasaba la toallita por su cara y sus labios limpiando los restos de sudor y semen, derivados de nuestro encuentro reciente, parecía más sobria, mientras pasaba la toalla por su vientre y muslos, habló en tono neutro − ¿has averiguado que es lo que sabe Yasna? – ni siquiera me miraba, como si no fuera relevante lo que me estaba preguntando – mamá … ella sabe todo y no sabe nada – le dije con aprehensión, de que estaba preocupado de que mi hermanita tuviese la certeza de lo nuestro – no me hables ni en código ni en clave … ¿qué quieres decir con eso de que sabe todo y no sabe nada? … sé claro para hablar y no hables como un cretino … yo no te he enseñado así … – me dijo ella un poco ofuscada – mamá … ella me dijo que se daba cuenta de todo lo que hacíamos … como nos mirábamos … como nos tocábamos … todas esas cosas que hacíamos pensando que ella estaba distraída … ¡un comino! … ella se daba cuenta de todo … me lo dijo en la cocina … así de frente como yo te estoy hablando a ti … solo que no nos ha visto dándole … que dándole – le dije pensando que mamá comprendería – o sea que no nos ha visto follando … o sea que tiene solo sospechas … es decir no sabe nada – dijo mamá como en tono triunfal – ¡no! mamá, no te creas … ahora mismito ella me mando donde ti por si te sentías mareada y no te fueras a hacer algún daño … de seguro que está por ahí con la oreja parada esperándome – le dije con tonillo de preocupación − ¿me estás diciendo que ella ahorita te está esperando para saber noticias sobre mí? – dijo mamá ahora con una entonación de preocupación en su voz – así es mamá … ella está esperando saber de tu estado – le dije nuevamente un poco afligido – y porque no me lo dijiste antes … anda ve donde ella y le dices que estoy bien … no quiero que siga sospechando … ¡ya! … partiste … anda y dile que me dejaste dormida y estoy bien … − dijo mamá con un tono seguro, rápidamente me puse los pantalones y me fui al dormitorio de Yasna.

¡Mi dios! la bobita de mi hermana, estaba toda desnuda, boca abajo y su rostro escondido en la almohada, sus dos manitas estaban perdidas en algún lugarcito caliente entre sus muslos, su culito redondito se movía en círculos y luego de arriba-abajo, mi herramienta se endureció instantáneamente ante este maravilloso espectáculo, me acerqué sin hacer ruido y ella o me estaba ignorando o no me había sentido, lentamente apoyé un rodilla en su cama y ella se sobresaltó girándose repentinamente − ¡cretino! … ¿no podías llamar a la puerta? – me dijo enojadísima, mientras sus imponentes tetas se movían al unísono con sus jadeos − ¿se lo has dicho? … ¿sabe que yo se todo? … ¿sabe que tú y yo lo hemos hecho? … ¿te ha dicho algo? – Yasna me disparaba preguntas una detrás de otra y yo embobado con esos pechos suyos que con un velo de sudor me subyugaban y no cesaban de cimbrarse en el aire, sólidos y desafiantes de la fuerza de gravedad, no atinaba a proferir palabra, metí mi cabeza entre sus muslos sin decir nada, Yasna caliente como estaba, alzo su pierna y me dio el espacio suficiente para que mi lengua tocara sus inflamados labios, se había rasurado de reciente su chochito y su piel tibia y lisa se sentía como una neonata.

Yasna cayo hacía atrás y plegando sus piernas, abrió sus muslos de terciopelo, su conchita era como un platillo rosado que presentaba a mis ojos un manjar celestial, como si fuese una sopa deliciosa, de origen divino, ella con sus dos manitos se abrió sus rosados labiecitos hinchados y gemía contorneando su ingle en mi boca, le lance un mordisquito a su botoncito erguido entre esos delicados pliegues y ella emitió un agudo grito, se llevo una mano a su boca para acallar sus chillidos y cuando comenzó a correrse agarró mi cabeza con sus dos manos y me forzó a enterrar mi nariz en su pubis, mientras refregaba su conchita en mi cara y mi boca.

Tenía su espalda incurvada y sus tetas en alto que parecían aún más grandes, mi pene estaba en un punto de erección máxima y mis pelotas hervían, me levanté mientras ella aún movía su cabeza de lado a lado, apoyé la cabezota de mi glande en sus tumefactos labiecitos y penetre su chocho que se contraía todavía en su orgasmo, ella me aferró por los hombros y cerró sus piernas sobre mis nalgas, haciendo presión con sus tobillos para que mi verga se adentrara más en su chochito estrecho, empapado y caliente, al igual que mamá, Yasna tenía un control absoluto de su pelvis, así que comenzó a moverse como una ventosa succionando mi pija, me chupaba la verga con sus poderosos músculos vaginales, yo estaba en la gloria eterna, gozando de la exquisita conchita de Yasna y de su ajetreada actividad en torno a mi verga, imposible resistir mucho, la agarré de sus caderas y ella soltó su cuerpo a mi voluntad, la cogí con todas mis energías con fuertes embistes, que le arrancaban chillidos, quejidos, gemidos y grititos agudos, sus manos estaban en mis brazos como exigiéndome que me la cogiera con más fuerza, hice exactamente eso y ella convulsionó una vez más con su ceño fruncido y abriendo su boca en un gimoteo acompañado de sollozos, aparte los espasmos que experimentaba su cuerpo y los temblorcillos de sus tetas, todo contribuyo a destapar mi regadera de esperma, corriéndome en su chocho palpitante, llenándola de lechita fresca, ella me abrazo escondiendo su cara en mi cuello y haciéndome sentir una especie de bramido en mi oreja y moviendo sus senos esplendidos bajo mi caja torácica, estuvimos así apretaditos por un buen rato, luego intempestivamente, me levantó el rostro para decirme – no me has dicho nada … tú siempre igual que todos los hombres … pueden hacer solo una cosa a la vez … ¿y? … ¿que tienes que decirme? − tenía en su cara una expresión que era todo un signo de interrogación − ¡oh! Yasna … no seas así … tan … tan discriminadora – le dije un poco ofendido en mi condición de macho − ¡sí! … pero, es la pura santísima verdad … ¡ya! … dime … habla – me presionaba con ahínco – mira hermanita … nuestra madre dice que si no has visto nada, quiere decir que no sabes nada y me dijo que te tenía que tranquilizar y dejar que todo se calmara, y que a ti se te pasaría toda esta curiosidad – le dije esperando de satisfacer su inquisición, pero ella se puso pensativa – y ahora … esta en su cuarto esperando que yo le vaya a decir que tu estás tranquila y que te convencí que entre ella y yo no pasa nada – le agregué antes de que me hiciera mil preguntas más, Yasna se inquietó − ¿ahora ella te está esperando para ver si me convenciste o no? – me dijo sentándose en sus tobillos, mientras yo me fascinaba con sus tetas – así es … ella cree que te podría convencer … − le dije estirando mi mano hacia uno de sus pezones, pero ella me dio una palmotada − ¡cretino! … deja mis senos en paz y anda de inmediato donde ella para que no se ponga sospechosa y dile que me quede más tranquila … yo veré que hacer … anda … ¡ya! … vete … vete … − me volví a colocar los pantalones y salí de carrerita para el dormitorio de mamá.

Mi amadísima madre estaba desnuda sobre el lecho espalmándose una crema para el cuerpo, sus pechos aplastados en sus muslos, mientras se echaba cremita en sus pies, que espectáculo de femineidad esta madre mía, parecía una diosa griega, giró su cabeza − ¿y? … ¿le dijiste? … ¿hablaste con ella? … ¿por qué te demoraste tanto? … ¿estuviste con ella? … ¿qué hicieron en todo este tiempo? … ¡ya! hombre … habla de una vez … − ahora puedo decir a ciencia cierta a quien salió Yasna, otra mujer con mil preguntas todas juntas, no hay piedad en este mundo ¡dios mío! − ¡ay! mamá … respira un poco … no me atosigues con tantas preguntas … ya te dije que ella no se iba a convencer … lo intenté … conversamos un largo rato, pero ella no se convenció y dijo que no le importaba … ella quiere que tú seas feliz – le dije tratando de aminorar lo que me había dicho Yasna − ¡lo sabía! … ¡lo sabía! … esa chica es muy lista … salió a su madre … yo la engendré y la conozco … no se va a quedar tranquila hasta descubrirlo por ella misma … − después de esta perorata mamá se quedó pensativa, momento que aproveche para desvestirme otra vez y meter una manito debajo de su muslo y acariciar eso labios todavía húmedos de esperma y fluidos − ¿cómo que no le importaba? … ¿cómo que quiere que yo sea feliz? … que buen corazón el de esa chica … es mi hija … me conoce y me entiende … como yo a ella … − dijo mamá como saliendo del trance en que se encontraba, pero su cuerpo ya había dado via libera a mi mano y ahora me estaba agazapando en medio de sus muslos entreabiertos, mi nariz ya sentía la esencia de la conchita de mamá, cuando toqué su clítoris con mi lengua, mama emitió un gemido y se relajó hacia atrás en la cama y yo pude darme a la dulce faena de comerle su almejita ardorosa y sabrosa.

La puerta de su dormitorio se abrió hasta atrás, yo me quede petrificado con la lengua afuera, era Yasna vestida con su camisón transparente que nos miraba desde el vano de la puerta, yo y mamá desnudos en un cunnilingus soberbio, mamá ni siquiera hizo el esfuerzo de cubrirse, tampoco cerró sus piernas, yo estaba ahí pasmado como un perrito con la lengua afuera – aquí va a quedar la cagá – pensé, pero mi madrecita adorada le hizo señas a Yasna – pasa hija … pasa … te estábamos esperando – dijo con una voz suavecita de terciopelo − ¡cómo que te estábamos esperando! … ¿qué parte de la película me perdí yo! … esto no está sucediendo … − pensaba sin poder hacer nada más, pero al parecer mamá tenía todo bajo control − ¡lo sabía! … ¡lo sabía! … sabia que había algo entre ustedes dos … − dijo Yasna en un tono de voz neutro, sin enojos ni agobios – y este cretino no lo quería admitir – agregó dándome con su puño en el muslo – lo se … yo le pedí de encubrir el todo … él es el único hombre en casa y sucedió lo que tenía que suceder … espero que nos perdones a los dos – dijo mi madre sin mayores explicaciones – no tienes nada que explicar mamá … te entiendo perfectamente … además, quien se puede negar con el tamaño de ese arnés que se gasta este cretino – dijo Yasna apuntando directamente a mi verga, que una vez más estaba erecta en su plenitud – es verdad … tienes toda la razón … este hijo mío salió más vergudo que su padre … ven … acomódate a mi lado … − dijo mamá haciéndole un lugar para que Yasna se acostara en la cama, afortunadamente la cama de mamá es King-Size, así que estábamos muy cómodo los tres, yo me moví en medio a los muslos de mi madre y su fervoroso chocho que estaba espléndidamente hinchadito y delicioso, Yasna miraba atenta como yo le lamía la conchita a nuestra madre.

Mi madre estiro su brazo levantando el camisón de Yasna – ¡anda! … sácate eso que no lo vas a necesitar … quiero que pruebes un deleite y goces increíbles – dijo mamá levantándose y haciéndome quedar en mi espalda, luego hizo que Yasna se pusiera a horcajadas sobre mi y se penetrara con mi verga tiesa y dura, mientras tanto ella se disponía a cabalgar mi boca, montándose sobre mi cabeza, madre e hija frente a frente compartiendo al hijo-hermano, no hay piedad en este mundo ¡dios mío! … pero me encantaba.

La almejita de Yasna super estrecha, pero bañada de esperma y fluido, devoró en un santiamén mi verga y se puso a cabalgarme como solo ella sabe hacerlo, mientras el chocho de mamá no me dejaba casi respirar con sus movimientos de balancín hacia atrás y adelante, ahora las dos mujeres estaban calientes y gozando del sexo, mamá fue la primera que estiro sus manos para sentir los senos de su hija, luego Yasna se plegó un poco hacia adelante para estrechar sus tetas contra las de ella, era una lucha de amazonas en cual de las dos se corría primero, el instrumento del placer era yo, yo escuchaba y sentía como se besaban y acariciaban, mamá aumentó la velocidad de sus movimientos de caderas, como así también Yasna aumento su ondulación sobre mi pene, yo trataba de centrar el clítoris de mamá y eso resultó en que comenzó a correrse violentamente, resoplando y gimiendo mientras refregaba su chocho en mi rostro, las caderas de Yasna temblaban y vibraban en otro placentero orgasmo, mientras mi verga escupía esperma a toda fuerza dentro de su chocho, mamá sintió lo que estaba sucediendo y trató de levantar a Yasna − ¡hija! … ¡qué haces¡ … ¡arriesgas de quedar embarazada¡ … − dijo alarmada − ¡no! … no mamá … no te preocupes … estoy en un programa del colegio y estoy tomando anticonceptivos – dijo Yasna moviéndose y estrujando mi pija con su contraído y encogido chochito.

No quedamos los tres apapachados, gozando de las sensaciones de este orgasmo familiar y filial, ya nadie se preocupaba del incesto que habíamos consumado y que estábamos llevando a cabo, nos regocijábamos de estar juntos y más unidos que nunca, mamá se acostó a mi derecha y Yasna a mi izquierda, al unísono ambas mujeres pusieron una mano en mi verga y yo una mano en cada chocho, no teníamos ningún sentimiento de culpa ni remordimientos, estábamos gozando en plenitud de nuestra naturaleza y fogosidad, tenemos en común la misma sangre, la misma genética, los mismos deseos, hemos compartido una vida juntos, porque no compartir esta vida juntos hasta el fin de nuestros días, lo se que también somos humanos y quizás un día encontraremos una pareja, eso sería lo normal y aceptable, pero hasta ese día podemos disfrutar de la vida que nos está tocando vivir, en eso creo que todos concordábamos, conversamos muchas cosas y de las implicancias que conlleva nuestro presente, principalmente mantener la reserva adecuada de nuestra relación, luego mamá tomó la iniciativa tirando a Yasna sobre mi semi flácido pene, ella saco de debajo de su almohada su consolador y comenzó a jugar con sus tetas y conchita.

Yasna se había inclinado y se estaba comiendo mi polla con voracidad, yo la agarré de su caderas y la puse sobre mí, mamá extrajo su juguetito de su vagina y lo insertó en el chocho de Yasna, la visión de la chuchita de mi hermana llenita con aquel artilugio vibrador era espectacular, pasé una mano para alcanzar la vagina de mamá, ella abrió sus muslos para darme libre acceso, presto mis dedos chapoteaban en su encharcada conchita, todos gemíamos y nos entregábamos a la lujuria de la situación, me encantaba la situación que me tocaba vivir, no solo por estar contemporáneamente con dos mujeres, sino también porque estábamos relacionados sanguíneamente y porque el todo nos había unido en un férreo núcleo familiar.

La fogosidad era una cualidad de nuestro parentesco, tanto mamá como Yasna y yo, éramos prácticamente incansables, mamá jugaba con el chocho de su hija y mientras yo le devoraba su conchita, ella se concentraba en un mete-saca de su consolador en la vagina de Yasna y ahora se estaba inclinando a lamer su culito, Yasna se estremecía demencialmente, gritaba y emitía bramidos y chillidos, colapsando en un orgasmo con violentos espasmos y convulsiones, después de esto ella quedó como aletargada, incapaz de continuar, la dejamos tranquilita y mamá se encargó de mi erección, y lo hizo como a ella más le gusta, se acostó de espalda, abrió sus piernas y me tiro encima de ella, la penetré con facilidad y ella me envolvió con sus brazos y piernas, luego en ese abrazo suyo, comenzó a mover su pelvis en forma maravillosa, jadeaba y gemía mientras me apretaba contra sus regios pechos, me fascinaba el modo de follar de mamá, la fuerza y el ímpetu de ella me excitaba sobre manera, parecía que mi pene crecía dentro de ella, como un astil que solo entraba y entraba una y otra vez y jamás salía, mi pene estaba aprisionado dentro de su conchita y me procuraba un enorme placer.

Mamá se aprontaba a culminar nuestra copulación a su manera, me inmovilizó con su abrazo de piernas y brazos, mientras los músculos de su vagina se accionaban en modo succión, una bendita mamada que me tenía bramando y corcoveando con la intención de darle con todo a su concha, me corrí y también mamá se corrió liberando mi cuerpo de su abrazo orgásmico, jadeando y bramando, ella convulsionó en su propio orgasmo, madre, hija e hijo saciados y satisfechos de esta unión carnal sobre la cama de ella, la matriarca, era como para tomar una fotografía y enmarcarla para un mañana a repetir una y otra vez.

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