Yo me encontraba de pie junto a la cama totalmente desnuda, y la rubia pequeña empezó a tocarme las tetas desde atrás con sus dos manos, mientras la morena se arrodilló y empezó a pasar su lengua por mi ombligo, bajando, bajando hasta llegar al clítoris. Me puse como nunca. Todavía no habíamos empezado y ya estaba a punto de correrme.
Mi historia de hoy tiene que ver con un viaje reciente a Islas Canarias, estuve un rato de compras, aprovechando las rebajas de la temporada, hacía rato que no me probaba tanta ropa y verme con prendas pequeñitas me había puesto un poco caliente... así que decidí ir a la playa y admirar a las hermosas niñas que se asolean en topples...
Estábamos solos en casa, ya que mi familia había salido a un paseo familiar y al cual me negué a ir, por lo que todos fueron, al igual que mis primos hijos de mi tía.
Mis tetas son firmes, redondas con pezones tiesos y oscuros, la aureola pequeñita, pero son unas tetas grandes para mi altura y constitución y utilizo escotes pronunciados e incluso me pongo wonderbrá de los que las agrandan y levantan y entonces las miradas de los tíos se vuelven muy lujuriosas.
Entre al cuarto de baño donde llene un cubo con agua caliente, cogí dos toallas y de mi bolsa saque una navaja de afeitar y espuma, el primer paso para un buen afeitado es preparar el lugar.
Cogí la esponja, le puse un poquito de jabón y se la empecé a deslizar por los pies, por las piernas, las caderas, su culito, su espalda, su cuello, sus pechos, su ombligo hasta que al final llegue a su coño, ella entonces se apoyó en la pared y me quitó la esponja de la mano y yo sin pensármelo le acaricié sus labios con mucha suavidad, deslizando mis dedos por sus labios ayudados por el jabón que había quedado en ellos, mientras ella se acariciaba sus pechos y sus pezones, poniéndome todavía más cachonda.
A partir de ese día no volvieron a dormir separados. A las amigas de Elsa les extrañaba que un chico tan guapo siguiera sin tener novia. Alguna que otra hasta admitía que pudiera ser gay. Elsa, cuando le preguntaban si ya tenía novia, siempre contestaba – Hija, no lo sé, me imagino que no, pero vete tú a saber... de todas formas la universidad no le deja mucho tiempo. Ya llegará el tiempo... - ¿Y tu, Elsa, no piensas rehacer tu vida, con lo joven y guapa que eres? – Pues no. Un día quise a un hombre que me engañó miserablemente... no me interesa nada de eso.
Cuando empezó a masturbarse era siempre ella el objeto de su pensamiento. La amaba, la deseaba y curiosamente no se sentía culpable. Era un sentimiento tan puro y tan sincero que no podía ser pecaminoso. Cuando llegaba a casa la cubría de besos, acercándose progresivamente a la comisura de sus labios, hasta que ella prudentemente se separaba.
Se acerco a la nevera y cuando se agachaba a coger la leche perdí los papeles y le acaricie las piernas por detrás hasta llegar a su clítoris, el cual pude tocar a través del tanga que llevaba.
Me quedé en interiores, me senté frente a ella de piernas abiertas dejando que ella viera mi vagina con pelos a través de mi bombacha, mientras ella colocaba el CD de Juanes, luego noté perfectamente cómo sus ojos se pegaron a mi vagina.
Así cuando esculpas en el mármol carnal mi cuerpo, cuando tus dedos recorran las incógnitas de mi torso, y me moldees como si fuera arcilla, sentirás como nacen de tus senos las auroras, como tus pezones se agitan y se convierten en pétalos irisados, en flores nocturnas, en madreselvas.
Estaba un poco gordita, aunque conservaba un buen cuerpo. Se quitó el sostén y la bragas. Ante mi aparecieron dos pechos no muy grandes, algo caídos por la edad, con unos pezones enormes y oscuros. Su coño era peludisimo.
Bueno me fui al sofá puse la película y la empece a ver, jolín con el nacho mujer que pillaba mujer a la que penetraba por todas partes ademas bien dotado y una buena polla es algo que me pone mucho, tenia los pezones duros y comencé a acariciármelos pequizcandolos suavemente, pronto note que estaba húmeda y mi mano dejo los pezones y se dirigió a mi clítoris.
También las imbuimos la necesidad de hacer duras sesiones de gimnasia todas las mañanas después de vaciar nuestra orina en su boca y hacernos bañar por ellas, puesto que era necesario tenerlas en buenas condiciones físicas para afrontar el uso que se les avecinaba.
Después de una semana, éramos inseparables y un jueves, el día que aquí se sale por la noche, fuimos a dar una vuelta. Entre risas y cervezas fue pasando la noche; fuimos a la discoteca de moda y ella me dijo que iba al baño, que no aguantaba sin ir.
Aunque el chico ya tenia la pinza en su mano, note que se había quedado muy quieto, con una mano aferrada fuertemente a mi teta y la otra dentro de mis bragas; así que me gire, y vi que el pobrecillo al final se había corrido en los pantalones de seda.
Me quitaron la parte superior del pijama entre todos fácilmente, y entonces no solo sentí varias manos jugando con mis pechos, sino que Paco, el que estaba de rodillas, empezó a lamer y chupar mis sensibles pezones con auténtico deleite, consiguiendo que se me volvieran a poner duros como pequeños diamantes.
Mi vida solitaria consagrada absolutamente a su cuidado, me había alejado de muchos ambientes normales en otras mujeres y en mis treinta y cinco años, no sólo era virgen, sino que realmente el sexo no había sido para mi una preocupación fundamental.
Un poco indeciso por mi actitud, él tomó conmigo un par de cervezas y comentó tonterías sobre gente que conocíamos antes de ir al grano. Quería saber si yo estaba molesta por lo que me había pedido que hiciera con su jefe.
Pasaron así unos dos minutos, no decíamos palabra, la quité el sostén y la dejé sólo con las braguitas, la giré hacia mí y me abrazó, empezó a besarme en la boca, dulcemente, estábamos acariciándonos, me parecía mentira que eso volviera a estar pasando con mi hermanita, con mi Peque, empecé a bajar mi boca hacia su cuello, sus pechos, la besé por todas partes, la besé los pezones, se los lamía apasionadamente
No volvimos a hablar mas del tema porque quizá pensamos que eran unas frases dichas en un acaloramiento pero un día que quedamos ha cenar y tomar unas copas con unos amigos.
Al contrario que mucha gente, a mí el sexo no me daba mucha hambre, así que charlamos un poco de todo mientras lo veía devorar las porciones de pizza como si llevara años sin probar bocado.
Yo no razonaba, movía mi miembro sin ninguna compasión entre su ano, al tiempo que mi dedo anular empezó a acariciar su clítoris, primero circular y despacio y después directo y fuertemente, lo que la hizo dejar de quejarse y empezar a respirar verdaderamente agitada y excitada.
Comencé a lamer su sexo, y me pasé al ano, lo lamía, lo succionaba, y trataba de introducir mi lengua, le dije que se mojara un dedo en mi cosa y así mojado me siguiera, así que lo hice muy cuidadosamente y no se hizo esperar, de un empujón suave, entro mi dedo y comencé a meterlo y sacarlo , primero lentamente, hasta ir acelerando el ritmo, así estuvimos un momento, nos separamos, nos sentamos y le dije....
Y me chupaba la otra teta y de mi concha bajaban ríos por mis piernas, y él estaba como enloquecido, parecía que no había chupado unas tetas en años, desesperado me mamaba y apretaba mis pechos llevándome al borde del orgasmo, mientras yo apretaba aún más su cabeza contra mis tetas...
No tuvimos tiempo de llegar a una cama porque ahí mismo en el suelo y en el sofá de su casa tuvimos nuestro primer orgasmo que nos llevó a veinte escasos metros del paraíso.
Como Toni, hizo que me sintiese en la gloria, es increíble como me tocaba, como hacía que yo disfrutase, me pareció a parte del mejor amante que he tenido con mucha diferencia, el más generoso.