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Veterana ingenua I

Después de un cigarrillo me dijo que no sabía cuántas veces había acabado mientras acariciaba con ternura mi pija. Resultó que era multiorgásmica, pero que hasta ese momento no lo sabía. Realmente estaba obsesionada con mi pija. La miraba, la acariciaba, me decía que era grandecita, suavecita...

Cuatro décadas

Esa tarde de invierno aparentaba ser una tarde más de su rutinaria vida, sus chicos con el padre y ella caminando un rato por la costanera, recordó con una sonrisa, cuando le robó un beso al marido de una amiga de la escuela, sonrío más fuerte al ver que otra amiga se había dado cuenta de todo eso en la casa de el, la costanera con los arboles sin hojas, flanqueaban el marrón río que bajaba presuroso como la vida que ella quería y no encontraba.

Al fin lo conseguí con mi cuñada I

Luego de sacar la tapa de adelante volví a pasar al otro lado con el pretexto de revisar los enchufes, advirtiéndole que no soltara el cable ya que iba a revisar las conexiones, esta vez al pasar hice una mayor presión en su trasero, sintiendo en mi pico la partidura de sus nalgas, deduciendo que si venía saliendo de la ducha y estaba sin sostén también estaría sin calzones.

Abuelo, padre e hijo II

Así es que sentí su mirada durante algunos minutos, y espere con curiosidad para ver que era lo que hacia, en eso pensaba cuando por mis labios sentí un suave toque, cual seria mi sorpresa al saber que era el pene de papa, aun muy parado, trataba de abrir nuevamente mi boca, y yo no lo podía creer, que hace solo 5 minutos que se lo había mamado y después de haberlo vaciado, aun seguía muy excitado, lo deduje por el tamaño de su miembro en ese momento,

En la lluvia

Te siento tan dentro de mí. Mi cuerpo se convulsiona cada vez que embistes, no me importa, al diablo con que me escuchen; no puedo contenerme más y comienzo a gemir cada vez que empujas tu cuerpo contra el mío. Te excita el escucharme. Lo adivino por tu rostro y porque continuas tu acción con mucha mas intensidad.

Fantasía de mujer

La habitación era amplia, limpia y decorada en estilo sencillo, un amplio balcón entreabierto permitía divisar una pequeña laguna en la que la luna y las estrellas se reflejaban con una claridad que más parecía que flotaran sobre el agua, el viento había dispersado la tormenta y ya no llovía, el frescor de la noche y el olor a tierra empapada se colaba por la puerta del balcón.

Adagio

Una vez atrapadas las miradas, nuestros labios se juntan y adormecen y explosionan los besos, multiplicándose hasta el infinito, recorriendo, milímetro a milímetro, el espacio interior de nuestros cuerpos, allí donde es imposible que lleguen los labios, allí donde no alcanzan las caricias.

Rosita

Cuando me vio venir por el fondo de su calle y me reconoció, de inmediato salió de su casa tan a la chita callando como lo había hecho yo instantes antes, mas para evitar ser descubiertos por alguno de sus familiares, caminó hacia la esquina y dio vuelta, obligándome a mí a seguirla.

Bienvenida Zanahoria

El timbre sonó y Alf (más mayordomo que esclavo, tampoco me hacen ninguna gracia los hombres, aunque para alguna visita, para jugar con mis esclavas o como esclavo de Venus cumple con su papel) abrió la puerta. Era Jeff, un viejo amigo de papa y nuestro ginecólogo. Como amigo nuestro disfrutaba, en sus palabras, nuestro harén.

La irlandesa

La calma de la tarde se rompía con los mugidos de la hacienda bovina, que según los dichos del campo eran producidos para saludar al sol, realmente había descansado en la siesta y sentados frente al jardín, utilizando ventiladores como espanta mosquitos, nos permitían contemplar los colores rojos del atardecer dentro de los árboles del parque, poco a poco las sombras formaban la noche y ya las primeras estrellas se anunciaban en el cielo.

El secreto de mi madre

Bueno un día en que yo estaba con mi madre solas en el departamento, le pedí que me contara ese secreto que me tenía con muchas dudas, y ella me contó, que lo que escondía es que ella y su cuñada habían tenido encuentros sexuales a escondidas y me invitó a participar, de lo cual acepté inmediatamente.

Gloria, mi amiga de Puerto Rico I

Pues quedamos para cenar esa noche, le dí la dirección de mi hotel para que pasara a buscarme e irnos a cenar, a donde ella dispusiera que para eso era la anfitriona. Estaba tan ansioso por no saber si personalmente le caería bien, si a mí me gustaría, si habría química entre nosotros, que pese al cansancio del viaje, no pude echar un sueñito en toda la siesta

Con mi media sobrina

Sentir tus manos acariciar mi espalda y bajar hasta mis nalgas fue mayor mis fuerzas, y allí terminé de entregarme y saber que finalmente sería tuya por toda la eternidad. Mientras tus manos recorrían cm a cm mi piel sentía desfallecer, no podía creer que finalmente estuviera ocurriendo.