Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

Mujer madura I

Comencé a besarle los pies, subí por sus piernas, amagué el pantanal de amor, continué clavando mi lengua filosa en el pequeño ombligo, deslicé aún mis papilas por su plexo, llegué a las sinuosidades esponjosas, saboreé los picos del volcán que se teñían en arenas rojizas cual lava en erupción, escalé con esmero y dedicación esas serranías, las conocí como la palma de mi mano, viajé más adelante y dulcemente probé su encandilante cuello hasta producirle un estremecimiento que por poco me desequilibra, llegué a su lóbulo y escudriñé en su oreja.

El momento sigiloso

Por unos minutos más continué así hasta que emocionado y ella en órbita, dirigí el bombardero a su cueva posterior, no avisé, así que dolorosamente sufrió la intromisión del visitante, casi me parte el pito, vaya que era estrecho el condenado, no me arrebaté, al contrario me arreché más y proseguí hasta lograr que se excitara y gimiera de placer y dolor.