Ese verano varias de sus amigas se iniciaron en el sexo, sintiendo que cada vez estaba más cerca su momento, analizaba sus actitudes de mirarle el sexo a los varones,! esos bultos!, las ganas de espiar a su hermano, escuchar las historias de sus amigas, la hizo comprender que estaba pasando una revolución, imaginaba su sangre a borbotones de ganas, la química de ella estaba pronta y buscando.
Traté de moverme, de apartarme, esa fue mi primera reacción pero sus manos me lo impidieron, me agarró fuerte los brazos y sus suaves labios recorrieron mi cuello. La idea de irme se había borrado de mi mente, dejé que fuese él quien moviese mi cuerpo a su antojo.
La ducha unió los cuerpos en caricias de agua y jabón, sus dedos primero y su falo penetraron en ese cuerpo deseoso, el coito termino en una acabada bajo esa ducha apoyando sus nalgas en la ingle, al secarse se besaron, era el principio no el fin de una aventura.
Cierto que me hizo avanzar muchísimo, al tenerlo cerca me desinhibía al punto que adoptaba por completo la iniciativa; mis manos cobraban vida propia y recorrían, palpaban y acariciaban por completo su delgado pero firme cuerpo, haciendo malabares para meterse por debajo de sus odiosos jeans, de modo tal que no fuéramos descubiertos por las otras parejas o los mirones que rondan los pastizales.
Esa tarde de invierno aparentaba ser una tarde más de su rutinaria vida, sus chicos con el padre y ella caminando un rato por la costanera, recordó con una sonrisa, cuando le robó un beso al marido de una amiga de la escuela, sonrío más fuerte al ver que otra amiga se había dado cuenta de todo eso en la casa de el, la costanera con los arboles sin hojas, flanqueaban el marrón río que bajaba presuroso como la vida que ella quería y no encontraba.
El departamento con balcones al mar, los recibió, ella bajo las persianas corrió las cortinas y lo abrazó con un beso, con sus manos lo desvistió, el no hablaba hizo lo mismo con ella, sentando sus nalgas en la cama el erecto falo era una tentación repetida y deseada por ella sentó su vagina gozando cada milímetro de la penetración, a los pocos centímetros jugo en pequeños movimientos, saboreando el jugo preseminal con los labios de su sexo
Un día mi padre me dijo que ella estaba muy triste y arrepentida y que deberíamos solucionar las cosas entre nosotros, que no era normal que una madre y su hijo ni se hablaran y que ella a pesar de su forma de ser me quería mucho.
Me la lleve hasta la base de un árbol. Me la volví a poner encima y pretendía sujetarla con los brazos y así subirla y bajarla pero no aguantaba el peso. La chica me echaba su oloroso aliento. Otra vez me levanté, miré por si acaso., y vi como una cuesta de hierba.
Hice el desayuno, con todos los ingredientes que nos gustan desde chicos y lo llamé , para esto el había aprovechado a afeitarse y sonriendo se presento en la cocina , su cuerpo es para mi perfecto, flaco bien provisto, tres años mayor, ese machismo y dominación sobre su piel, que hacen de mi su juguete, morocho pelo corto, cara casi redondeada, un poco más alto que yo .
Después comencé a mover el cuerpo procurando que mis pezones endurecidos se frotaran contra los de mi pequeña. tras unos minutos frotándome los pezones con los de mi hija y sintiendo como mi corazón latía con furia, la cogí de la cintura, la separé las piernas lo máximo que pude e inmediatamente después agité mis caderas hasta que sentí cómo mi coño húmedo se pegaba con fuerza a la jugosa almeja de mi hija.
Los invitados se iban ya marchando, aunque la fiesta estaba lejos de terminar. Sentados en el jardín, en un lugar antes muy transitado pero que había quedado momentáneamente fuera de las vistas y despoblado, Miss Cristina y yo comenzamos a tocar temas algo más sensibles. Ella me preguntaba si estaba de novio. "No, rompí hace unos meses", lo que dio pie a que su lengua, floja por el alcohol, me contara de su divorcio y algunos detalles más de su vida personal.
No pude resistirlo, lo lamí desde todos los ángulos, luego lo introduje en la boca y comencé a mamarlo con deleite, me encantaba su sabor y sus gemidos me excitaban aún mas. Empecé a follarlo con la boca, con tanto ímpetu, que no me di cuenta que se iba a correr, hasta que derramó todo su caliente semen, que no dudé en saborear y tragar.
Se despidieron, el siguió viaje a la casa de sus padres, esa misma noche chatearon, el no dudo de pedir encontrarse el lunes, extrañaba ese falo potente, que no aflojaba y que reencarno las ganas sentidas en su juventud, del dialogo surgió el convencimiento de pasar la noche del domingo juntos..
Realmente no se cómo sucedió, quizá por la discusión con mi marido o tal vez, por verme sola acompañada por los dos jóvenes que sabía que me deseaban, es que me fui calentando pensando en la situación en que me encontraba. Estaba solamente cubierta por la toalla de baño y sentada frente a ello que, mientras tomaban su café, no dejaban de mirarme las piernas que, voluntaria o involuntariamente, iba abriendo cada vez más dejando ver mejor mis muslos.
El pasaba siempre en su auto enorme, saludando parcamente, mi marido se iba al trabajo muy temprano a las seis de la mañana volviendo a las siete de la tarde de lunes a viernes, mis fantasías fogueadas con mis visitas a la pornografía, cada día me llevaban más cerca de caer en el pecado, en el sexo caliente que en mis venas sentía fluir.
Mi esposa se mordía el puño moviendo la cabeza a uno y otro lado tratando de no gritar; las tetas subían y bajaban con la agitada respiración, hasta que no pudo aguantar más y en medio de contorsiones y gemidos llegó al orgasmo, tapándose la boca con ambas manos.
Te siento tan dentro de mí. Mi cuerpo se convulsiona cada vez que embistes, no me importa, al diablo con que me escuchen; no puedo contenerme más y comienzo a gemir cada vez que empujas tu cuerpo contra el mío. Te excita el escucharme. Lo adivino por tu rostro y porque continuas tu acción con mucha mas intensidad.
Sin despertarte has empezado a mover las manos, suavemente deslizándose por tu cuerpo las has dirigido hacia tu vientre las has puesto sobre tu pubis y con dos dedos, suavemente has estirado un poco los pliegues de tus labios, como la obscena invitación, la explicita llamada para que yo me deje caer en ti y te penetre.
Me arrodillé frente a el y le bajé el pantalón, tenía unos slips blancos y el pene más grande de lo que me había imaginado ya asomaba por el borde del elástico. Le bajé los slips y mi sorpresa fue mayor todavía, lo que yo pensaba que era una erección total, no era tal, todavía estaba blando pero sin embargo tenía unas dimensiones impresionantes.
Esta tarde era un fin de semana y por lo regular descanso de las tensiones de la semana y como estaba sin pareja por el momento tenia unas ganas enormes de poderme desahogar con alguien, me imaginaba una mujer con quien estar esa tarde y buscaba en mi memoria alguien con quien poder coger de forma deliciosa y sin descanso.
Las 12 de la mañana, noto todo mi cuerpo empapado en sudor las sabanas frías hacen que el placer de estar en la cama hoy sea menos placentero, mi novio esta tumbado a mi lado su cuerpo desnudo atlético me incorporó un poco y lo observo, es un cuerpo bonito siempre lo he dicho y más cuando se distingue le erección matinal que tiene.
En el colegio algunos compañeros me contaban las guarradas sexuales que habían visto hacer a sus padres y hermanos, o algunos de ellos, muy fanfarrones para su edad, presumían de que varias chicas del pueblo se las habían mamado y a otras hasta "pasado por la piedra".
Tenía un tatuaje en uno de sus grandes senos- que por cierto no llevan silicona- ; el culo es pura pornografía. Coincidimos en que nuestros cabellos son largos y rubios. Y en cuanto a Juan , que todos los días va a un gimnasio, la tenía dura como siempre.
Tardó en abrir y pensé que quizás ya no estaba y en aquellos pocos minutos me pasó todo por mi mente, la primera vez que lo vi en la ventana, sus jadeos, los míos, y todo mezclado con el miedo intenso a que alguien pasara por la escalera y me viera esperar delante de aquella puerta.
Una vez atrapadas las miradas, nuestros labios se juntan y adormecen y explosionan los besos, multiplicándose hasta el infinito, recorriendo, milímetro a milímetro, el espacio interior de nuestros cuerpos, allí donde es imposible que lleguen los labios, allí donde no alcanzan las caricias.
Prefirió mantener relaciones con su marido dos o tres veces por mes, era un acto rutinario, que esos métodos modernos solo complicaba, recordando mejor al principio no fue así, en esos momentos sintió esas ganas que la llevaron al lecho de el varias veces .
Me dió un beso en la mejilla y volvió sobre sus pasos. Ella regresó tranquilamente caminando despacio y coquetamente, inmediatamente se detuvo frente a una ligera ola que se estrellaba a sus pies, se desató el sostén arrojándolo a un lado, se bajo el bikini dejándolo a sus pies y comenzó a entrar en el agua.
Al llegar doña Olga y al verla no estaba tan errado, unos o mas 45 años la acompañaban, vestía faldones negros, algo de canas un su cabellos, una mirada rigurosa, mas bien alta y corpulenta, claros vestigios del trabajo rural pero con unos ojos grises como el mismo cielo de lluvias, con su gran bolso en mano se dirigió rápidamente a nuestro lado fundiéndose en un gran abrazo con mi madre, luego pregunto...
Paso el tiempo y cada vez penaba mas en aquellas tetas y en aquel culo, un día se me hizo tarde para entregarle unos papeles y cuando llegue a su oficina ya no la encontré, así que le llame al celular y me dijo que estaría fuera, que se los podía llevar a su casa pero ya tarde como a las 11:00 de la noche pues a esa hora regresaría.