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Una mujer compartida

El viejo terminó de hablar y cenamos tranquilamente como reponiéndonos de la agresiva embestida oral y sacudiéndonos las frases, dichos, reflexiones etc. Salimos al jardín a pasear y mi esposo fue detenido por su padrino, probablemente era cierto lo que Jorge Luis decía acerca de la voz "no importa cuanto duela o cueste, siempre hay tiempo para otra palabra".

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Pero sabía que ese era un pensamiento muy vano y muy vacío, aun así mi realidad se trastornó, aquel momento me sentí como una mujer libre que podía satisfacer todo lo que quisiera, es cierto que pecaba de vanidad y que no razonaba las cosas pero mi sentido erótico era demasiado complejo y urgente como para ponerme a razonar, la única situación que me incomodaba era lo que pudiera pensar mi hijo.

La historia de mi infidelidad II

Salí despeinada y adolorida del cuerpo, aun excitada y con los pezones estirados por el frío, cuando entré a la casa Paco intentó detenerme pero le dije que estaba cansadísima y fui a la ducha, tardé un largo rato dentro del baño masturbándome con las pantaletas llena de semen de otros y fui a la recamara decidida a decirle a Paco lo que pasaba.

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Al otro día sabía que algo pasaría, llevé a mi hijo con mi hermana y fui a comprarme un vestido nuevo, regresé a casa casi a las siete de la tarde cuando ya estaba oscuro, me probé el vestido que era bastante corto y provocativo sin importarme lo que me diría Paco que en realidad nunca le molesto mi forma de vestir.