Cuando se destapó, le pude ver una cosa enorme, más de cómo yo me lo imaginaba, y mi instinto fue metérmela en la boca. Comencé a chupársela, lentamente, pero no me cabía en la boca por completo, tenía que poner formas muy raras para que entrase.
Mi polla se enriela y yergue justo detrás de vos, me encorvo un poco para hacerla coincidir con la cañada de tu culo perfecto y aplasto tus montañas redondas de carne con la proximidad de mi pelvis que tiembla de amor y se aposenta en la mujer que es el sabor de la vida, de mi vida.
Pero ya no estaré sola, pensaba, estaré llena de Joaquín y de su amor, así puedo morir. Las alarmas de inminentes ataques habían calado tanto en la población que Joaquín y Silvia vivían encerrados dentro de su burbuja encantada sacándole provecho al tiempo a todas horas.
Se queda sin trabajo y alquila su apartamento a una mujer muy interesada La verdad de las cosas era que la vida se me estaba dando con dificultades, me habían despedido del trabajo por disminución de mi productividad, decía el papel que firmé. La verdad era que yo no había accedido a las reiteradas sugerencias […]
Vale acepto, conteste yo imaginando que me había ganado otra tunda de azotes, pero no fue eso, Quítate el vestido, ordeno mi novio/amo, no me lo esperaba, mire al Notario que miraba los papeles como un poseso y no levantaba cabeza.
Una vida monótona de matrimonio y pocas intenciones de cambiar por parte de su pareja fuero los impulsores de esta aventura que vive nuestro protagonista.
Sin sacar la verga me cogieron en volandas y Emilio se tumbó en el colchón, estaba a horcajadas siendo penetrada, tenía toda la verga clavada hasta el fondo, el placer era intenso, como no podía imaginar, Emilio le daba sin contemplaciones, era una máquina de follar y eso que no lo había hecho hacía mucho.
¿Qué le hace tener en el corazón la convicción de que yo soy distinta de todas? No lo sé. Claudio es un ser que me rebasa en muchas cosas, sobre todo en comprensión. Soy su más linda sierva, adepta, Diosa, compañera, cómplice, musa, puta, soy su puente, soy sus ojos celeste y miel.
Luego de un rato, cuando me sentí bien dilatado, crucé mis piernas a cada lado de su cintura y me fui metiendo de a poco ese mástil una vez que pasó la cabeza, el resto fue un sutil deslizamiento por su tronco aceitoso, me sentía totalmente ensartado, estaba pleno.
Me abrió el mismo chico, que se encontraba en shorts, con una camiseta y unas sandalias. Con su sonriente cara me miró y me hizo señas para que entrara. La casa era como yo me la había imaginado por fuera, con un gran patio central, y muchas habitaciones.
Pronto otro par de manos se unieron a las caricias, mientras las caderas subían y bajaban, al mismo tiempo que Yolanda trataba de endurecer la lengua para penetrar en la cueva de donde manaba sin cesar los jugos que ya corrían por la comisura de sus labios hasta el cuello.
Mi atacante, porque ya para este momento era claro que me atacaba, me tenía sujetada por las dos manos con una de las suyas. Con la otra, abría los labios exteriores de mi chochita para meter su lengua y empezar a moverla sobre mi clítoris.
Esa noche me metí al cuarto prendí el tele y la video-casetera y comencé a ver la película, la historia de un chico que se enamoraba de su tía pero empezó por follar a las empleadas hasta que un día se topó con su tía y esta cedió a su oferta.
Se acercó a Lorena y le rozó la mejilla con suavidad. Cómo has crecido, Lorenita. Escuché que le dijo y mi amiga rió. Y Usted, sigue tan guapo como siempre. Mi abuelo rió y Lorena se puse de pie, para dejar su plato en el lavabo, mi abuelo se acercó por detrás y le restregó su polla en el culo a Lorena...
Si bien desde ayer deseaba que fuesen las siete de la noche para encontrarnos en el Metro, ahora era la locura, pues puse a trabajar a todos los de la productora para que me editaran una versión especial de "Lunas", en que pusieran sólo mis escenas y aquellas que eran necesarias para dejar ver el desarrollo de su trama, mientras que a los diseñadores gráficos los pues en chinga a diseñar una portada especial.
En cada relación ponía el rostro de él, hasta cuando salí con un japonés, que no entendía nada al escucharme a reír a carcajadas (yo analizaba mi fantasía, que me permitía actuar), después de cuatro años, con Clara hacíamos una perfecta pareja para ejecutivos, sociedad que incrementaba nuestros ahorros y un buen pasar, ambas seguimos estudiando y conseguimos hacer un curso en Harvard .
Contar con palabras lo que sentía en ese momento, sería solo un pálido reflejo de la verdad, ya que mientras yo subía y bajaba con fuerza, mis tetas se movían de tal forma que él por más que quería, no podía alcanzarlas para mamarlas.
Al verlo bajar las escaleras la sangre me bullía con fuerza y muy caliente, y antes de que nadie de los que viajaban en el piso inferior abrí la puerta del baño y nos metimos los dos juntos y cerré la puerta detrás de mí con el pasador.
Yo lo dejaba hacer, mientras buscaba ansiosa, la forma de abrir su pantalón lo que conseguí por fin en medio de la agitación de una pasión desbocada y entonces por primera vez pude ver el bulto monumental de su slip tensionado hasta la desesperación por la fuerza del miembro erecto que parecía agitarse desesperado en la tenue jaula de la tela.
Nunca he visto una, pero deseo tocarla, deseo palparla, abarcarla con mi mano. Puedo sentir una ligera humedad surgiendo de un pequeño agujero en la punta. En mi ignorancia, pienso que tiene ganas de ir al baño. Pero sus gemidos me dicen otras cosa que falló en entender...
Estas en la universidad, te veo todos los días esperando el autobús, los días que no te prestan el auto azul, me saludas con respeto, mis canas te infunden un respeto que yo no quiero que me tengas porque cuando te veo lo hago como si fueras un objeto deseado, porque en realidad lo eres.
Caroline se había sentido morbosamente atraída por él, un hombre maduro para la edad de la chiquilla, pero a la vez atractivo, de facciones vigorosas y varoniles, moreno, con el pelo muy negro, surcado por algunas canas, unos labios gruesos, carnosos y bien formados y aquellos ojos de mirada penetrante.
Mi marido estaba chispeante y ya antes de sentarnos a la mesa me había acariciado la nalgas diciéndome un par de palabras soeces, que a el lo excitaban mucho, y haciéndome inequívocas alusiones a las penetraciones que esperaba practicarme esa noche.
Eduardo apretó el suave torso de ella hacia sí, llevando sus dulces pechos a su boca, que no tardó en engullir los pezones por turnos desesperados. Ella, mordió los labios al sentir como el duro sexo se deslizaba parcialmente hacia afuera desde su cálido interior.
Ahora sabía yo también lo que era sentirse rodar libremente por la hierba, dejar que las hojas tapizaran mi cuerpo desnudo, extenderme de las formas más grotescas para facilitar que el rocío empapara mi pelo, mojara mis pechos duros fríos por fuera y ardientes por dentro como ardía todo mi cuerpo conteniendo el fuego que se estaba generando en su caldera.
Pensó que su marido tal vez no estuviese de acuerdo, que eso solo era para él. Pero después de todo, lo que estaba sucediendo en la habitación había sido su idea , por lo que ahora no podría detenerla.
Esto de estar los tres era algo complicado, ya que por más que fuese la novia de mi amigo, no podía evitar mirar a Carla, tratando de hacerlo disimuladamente, siempre para intentar ver ese pedazo milimétrico de piel que la malla no tapa.
Hora de comer. Los tres en la mesa , Luis enfrente de ella , cuando menos se lo esperaba una pierna por debajo de la mesa sube por sus pantorrillas hasta alcanzar el triangulo púbico , ella da un pequeño salto para ver si para Luis y este no lo hace por lo que le deja seguir , cuando se va su marido , se acerca a Luis para reprenderle y este le indica el vídeo sin decir palabra.
No había pasado ni una hora desde el inicio de nuestra conversación cuando comenzamos a caminar por las instalaciones del club, caminábamos por los alrededores de la playa y me invito a que la acompañase al faro del muelle, allí por lo general nunca hay personas ya que se encuentra cerrado, me dijo que quería ver como estaba el bote de una de sus amigas.