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La herencia de mi madre

La herencia de mi madre

La historia que les quiero compartir hoy es la de una chica de mi ciudad. Ella tenía solo 16 años cuando le ocurrió esta historia que definió el rumbo de su vida.

El vocabulario es el mismo utilizado por ella, una chica de bajo nivel cultural e intelectual de los barrios comunales.

He aquí la historia…

Cada vez que yo llegaba a mi casa después del colegio, mi mamá me ponía a hacer las tareas mientras ella veía televisión toda la tarde.

Nunca hacía ella nada durante el día y desde que mi papá la había dejado hacía ya como 10 años, yo jamás había tenido claro de donde provenía el dinero con que comíamos y con el que me compraba algo de ropa.

De mi papá solo tenía un vago recuerdo que no iba mas allá de verlo en calzoncillos por toda la casa, y de una que otra paliza que nos daba a mi mamá y a mi cada vez que llegaba borracho.

Solo recuerdo claramente la noche en que mi mamá con la ayuda de la policía lograron sacarlo de la casa, después que mi mamá lo encontró en la cama desnudo con otra mujer y otro hombre.

Yo no alcancé a ver mucho pero recuerdo el sándwich mas extraño que haya visto en mi vida, porque mi papá estaba tumbado boca arriba con una mujer negra de unas tetas inmensas y un coño muy peludo cabalgando ensartada sobre su polla; pero lo extraño era que al mismo tiempo mi papá estaba ensartado por el culo por otro negro que estaba acostado debajo de él.

Es decir, mientras el negro enculaba a mi papá, mi papá ensartaba a la puta y los dos se movían al mismo tiempo. En esas se los pilló mi mamá y se armó la grande !!.

Al final logró sacarlos y la policía se los llevó porque además estaban ennubados de tanta cocaína que tenían encima. Jamás volví a ver a mi papá y nos quedamos solas mi mamá y yo.

La verdad que yo sí me sospechaba que mi mamá se vendía para obtener dinero, porque salía en las noches toda arreglada y no llegaba hasta después de media noche. Yo tampoco soy ninguna tonta porque aunque me decía que trabajaba de mesera, nunca me decía donde porque decía que esos no eran lugares para mí, pero las meseras no se visten así ni llegan con olor a hombre. Yo sabía mas o menos como olían los hombres porque ya había conocido a dos.

Primero tuve un novio a los 13 años que tenía 15 y fue él que me enseñó a chupar pene.

Me hacía chupárselo casi todos los días a la salida del colegio en el callejoncito de su casa y me enseño también a tragarme el semen, pero lo que no le dejé fue penetrarme y como él parecía muy feliz nada mas con que se lo chupara, nunca pasó mas nada.

Después a los 15 tuve otro y casi a la semana también me pidió que se lo chupara; en mi barrio eso es muy normal y yo le había cogido gusto a tener verga en la boca, así que lo complacía también; pero ese que tenía 19 años sí me convenció que tenía que dejarlo que me lo metiera y un día en su cuarto me encerró y me folló.

Su papá estaba en la casa y sabía lo él que estaba haciendo, pero nada mas le aconsejó que se pusiera un condón y no fuera a embarazarme que yo estaba muy niñita. Ese día fue el primero y después de eso seguimos follando varias veces hasta que él comenzó a salir con otra niña y nos separamos.

A mis 16 años, ya yo había follado varias veces y había chupado dos vergas diferentes así que conocía bien el olor a hombre con que llegaba mi mamá en las noches.

Lo que pasó aquella vez fue que cuando mi mamá salió a trabajar me fui detrás de ella para ver si era verdad lo que mis amigos me habían dicho que la habían visto en un bar de putas.

Cuando la vi entrar en el bar de putas que mis amigos me habían dicho y vi que los porteros la saludaban, me di cuenta que de verdad mi mamá trabajaba de puta y de allí era que sacaba dinero. No me sentí ni bien ni mal y simplemente me fui para la casa.

Al día siguiente, salí del colegio y llegué a casa. Le dije a mamá que esa tarde iba a estudiar en casa de unas amigas, así que me cambié de ropa y me puse una minifalda negra de botones y bien cortita, con una blusa roja ajustadita y unas sandalias.

Para mis 16 años tenía un cuerpo que parecía de mas edad porque aunque soy bajita de estatura, mis piernas son firmes y bien formadas, mis caderas son anchas y soy nalgona, además de que a esa edad ya tenía unas tetas de 98 cms que todos mis amigos me decían que provocaban apretarlas.

Me dirigí entonces al bar donde trabajaba mi mamá. Llegué y como era de día no estaba funcionando, pero toque la puerta; esperé un rato y luego me abrió un hombre que me miró de arriba a abajo.

Él era de baja estatura, casi como yo. Era ancho de espaldas y hombros pero en la cara se le veía que debía tener como 40 años. Estaba en pantaloneta, con una camiseta vieja y unas chancletas peores que la camisa. Me miro de arriba a abajo nuevamente mientras apretaba entre los dientes un palillo de madera, y luego me dijo:

¿Qué quieres?

Buenas tardes señor

Buenas … dime ….

Verá … no se como decirle bien, es que …. yo soy la hija de Beatriz Borja; ella trabaja aquí … ¿cierto?

El hombre esbozó una sonrisa y comenzó a girar el palillo que tenía entre los dientes con 2 dedos. Se movió un poco y abrió mas la puerta como invitándome a entrar, pero volvió a preguntar:

Trabaja, si, ¿Qué pasó?

Nada señor, nada. Es solo que yo … bueno, quisiera hacerle unas preguntas …. si no le molesta, porque yo no sabía que ella trabajaba aquí.

¿Qué tipo de preguntas?

Es solo sobre cuanto tiempo lleva trabajando aquí y como es esto.

Entonces, el hombre se sonrió mas y abrió totalmente la puerta. Me invitó a entrar con la mano.

Yo dudé, pero traté de no parecer nerviosa así que entré ya que estaba dispuesta a descubrir todo lo que pudiera de la doble vida de mi mamá y sabía que ella no me lo iba a contar.

Cuando pasé la puerta al lado del hombre vi como clavaba la mirada en mi escote tratando de meter un ojo entre mis tetas.

Al caminar percibí también que me miraba las nalgas. Me invitó a pasar a una pequeña oficinita al final del bar.

Al pasar vi las mesas, muebles amplios, pista de baile, una barra y un pasillo que conducía al fondo donde seguramente estaban las habitaciones.

El bar era mas bien feo y llegué a pensar que mi mamá siendo tan bonita por lo menos podría haber escogido otro lugar ya que me imaginaba el tipo de borrachos que frecuentarían un sitio como ese.

Ya en la oficina, empecé a contarle al hombrecito que yo me había enterado por casualidad de las actividades de mi mamá.

Que en realidad quería saber desde cuando ella trabajaba allí, cuando dinero cobraba, que tipo de contrato tenía con él para poder trabajar en su bar, toda una cantidad de dudas que tenía en la cabeza !!. El hombre solo me miraba y a cada pregunta solo me respondía: “Ya… ¿y que mas quieres saber?”.

De pronto me di cuenta que mientras yo hablaba con mi mirada fija en mis sandalias, el hombre se había puesto de pie y se paró a mi lado. Lo sentí cuando acarició mi cabello largo, negro y liso que caía sobre mis espaldas. Di un brinco del susto y él comenzó a hablarme suavemente:

A ver linda, no te asustes que no te voy a hacer nada que no te guste …

Pero… ¿Por qué me acaricia?

¿Sabes?… cuando tu mamita llegó, yo sabía que sería una de las mejores. Trabaja hace 2 años conmigo y cobra menos de lo que se merece, es la favorita de varios de mis clientes.

En ese momento yo estaba ya bastante nerviosa y solo seguía aguantando las manos del hombre que ahora habían pasado a acariciarme los hombros, porque él seguía hablando dándome todo tipo de información sobre las actividades de mi mamá.

De pronto bajó una mano y me la empezó a pasar muy suavecito por encima de mi teta … yo me estremecí porque tenían rato que no me las tocaban, y ya que el tipo me estaba diciendo todo lo que yo quería saber, decidí que lo iba a dejar hacer hasta que me dijera todo, total, nada me iba a pasar por dejarme tocar una teta.

El tipo se emocionó y después de un rato seguía a mis espaldas, yo sentada en la silla y ya él descaradamente con las dos manos apretujándome las tetas en forma circular y apretándome los pezones. Yo me dejaba y decidí que cuando me dijera cuanto ganaba mi mamá, allí pararía y me iría.

Pero el tipo no me daba la cifra y solo seguía manoseándome todas las tetas.

De pronto metió una mano debajo de mi blusa; yo no traía sujetadores pero lo dejé. Lo sentí que con la otra mano empezaba a acariciarse la verga mientras me apretaba la teta con la mano. En un momento me dijo:

¿De verdad quieres que te diga cuanto gana tu mami?

Si … quiero saberlo …. ¿me lo va a decir?

Claro querida …. si pagas el precio !!

En ese momento me sacó la mano de la blusa, se dió la vuelta y se paró delante de mí.

Yo no me había dado cuenta en que momento se había sacado la verga, pero la verdad es que tenía la pantaloneta debajo de las caderas y me puso frente a la cara una verga gordita, toda rígida y con los huevos llenos de pelos.

Me sorprendí mucho porque aunque ahora sé que no era nada sorprendente, por lo menos si era mayor que las 2 que yo había conocido y mucho mas gorda. Le dije:

¿Que quiere?

Anda … tu sabes bien … quiero que te la tragues !!

¿y me dirá cuanto gana mi mamá?

Si, nena … te lo diré todo !!

¿y no le dirá a ella que to estuve aquí ni que se la chupé?

No …nada, nena … chúpamela …

Yo no pensé que iba a necesitar llegar hasta esos extremos, pero la verdad que no me importaba mucho y hasta me dieron un poquito de ganas de chupar la verga porque me parecía mas rara de las que yo conocía. La agarré con una mano y empecé a masturbarla despacito; sentí que se puso mas dura y entonces acerqué la cara y comencé a chupársela.

En cuanto me la metí a la boca, el hombre puso sus manos alrededor de mi cabeza sujetándomela y empezó a mover sus caderas adelante y atras como si me estuviera follando por la boca.

Yo sentía la verga entrando y saliendo y se me producía una gran cantidad de saliva por la fricción; además sentía que los labios se me estiraban ya que la verga era gordita y el tipo se movía mas haciéndomela llegar hasta el fondo mismo de mi boca casi hasta producirme arcadas.

Después me soltó y me la sacó de la boca, y me dijo “vamos a cambiar”. No entendí bien, así que él me levantó por los brazos y se sentó él en el sillón que yo estaba. Se terminó de quitar la pantaloneta y abrió las piernas indicándome que me arrodillara entre ellas.

Yo lo hice y cuando ya iba a comenzar a chupar de nuevo, me paró y me dijo: “Espera, quítate la blusa !!”. Yo me desconcerté un poco. Estaba segura que por una simple chupada iba a obtener lo que quería, pero ahora el tipo quería verme las tetas y seguro manosearme mas.

De todos modos sentí que no podía reclamar y obedeciéndole me quité la blusa.

Mi par de tetas saltaron y él las agarró inmediatamente con las 2 manos y comenzó a apretarlas.

Yo tengo los pezones oscuros y grandes, aunque muy delicados, y pude ver que así le encantaban porque se entretuvo un rato manoseándolos y chupándolos.

Yo no pude evitar excitarme un poquito pero no me olvidaba que mi misión era hacerlo correr rápido para poder irme de ahí, así que le volví a agarrar la verga y le indique que quería seguir chupando.

El se recostó en la silla y yo seguí con mi labor tal como había aprendido.

Traté de darle una buena chupada como me habían enseñado; se la agarré con una mano mientras con la otra le pasaba las uñas por los huevos y iba bajando y subiendo la cabeza, moviéndola al mismo tiempo en forma circular y soltándole bastante saliva.

Había aprendido que eso les gustaba y comencé a masturbarlo al tiempo que chupaba a toda velocidad y succionando para asegurarme que no duraría mucho.

Chupé un buen rato, a ritmo rápido, segura de estar haciendo un buen trabajo moviendo la cabeza arriba, abajo y de medio lado, en forma circular y dejando asomar la cabeza de la verga por el lado de adentro de mis mejillas para que él me viera y se excitara mas.

Yo estaba segura que sentiría pronto el chorro de leche en la boca, cuando de pronto lo que sentí fue un tirón en los cabellos. El tipo me hizo levantar de un halón brusco y no pude evitar dar un gritito que lo excitó aun mas.

Se levantó del sillón y me ordenó: “Desnúdate toda…”. Ahí sí me asuste, una cosa era chupársela y otra que me la metiera, así que traté de decirle que porqué, que yo quería seguir chupando.

El se acercó y bruscamente me recostó contra un escritorio y comenzó a morderme los pezones mientras bajó una mano y la metió entre mi falda, acariciándome el coño sobre la tanga. Yo estaba asustada sintiendo como me estrujaba y lamía mis pezones grandes, me apretaba las tetas y me pasaba fuertemente el dedo por encima de la raja. Traté de empujarlo, pero él tenía mucha fuerza.

Cuando le insistí que no, que quería solo chupar… de pronto se separó un poco y cuando menos me lo esperaba me soltó una tremenda bofetada en la cara !!. Sentí la cara arder y las lagrimas me asomaron enseguida: “Tu haces lo que yo mande… puta !!”.

Del bolsillo de su camisa, sacó una navaja y me la mostró, se acercó y me la puso en el cuello… yo estaba helada de miedo… hábilmente me quitó los botones de la falda que cayó al suelo … me miró … se acercó y como un salvaje cogió mi tanga y en menos de 3 segundos me la destrozó con sus dedos y la navaja. Allí estaba yo desnuda, vistiendo solo mis sandalias y con la cara ardiendo.

El tipo se separó un poquito pero todavía con la navaja en mi cuello y con la otra mano se hacía la paja. De un manotazo quitó un poco de papeles que estaban sobre el escritorio y me ordenó que me subiera en él.

Yo permanecí inmóvil, entonces me soltó otra bofetada que casi me tira al piso … me enderecé y sentí el filo de la navaja en el cuello… volvió a decir “siéntate sobre el escritorio y separa las piernas”.

Ahora obedecí, y apenas me vió allí sentada con las piernas separadas y mi coño que es bien gordito y peludito, se arrodilló frente a mi y comenzó a pasarme la lengua; me daba lengüetazos y me halaba el clítoris con los labios.

Al rato ya me tenía toda mojada, pero de su saliva porque yo estaba demasiado asustada para excitarme, aunque estaba segura que si no cooperaba pasaría un rato todavía peor, así que me dejé hacer.

Se acercó con la verga parada; me cogió cada pierna con cada una de sus manos y me las separó, enganchándose una sobre cada uno de sus hombros.

Por la posición, yo tuve que recostar la espalda sobre el escritorio y con mis manos me agarré al borde y quedé mirando para el techo.

Sentí enseguida la verga que trataba de meterse bruscamente en mi coño; intentó una, dos, tres veces hasta que sentí como las paredes se separaban y la verga empezaba a deslizarse adentro con la cantidad de saliva que él me había puesto.

Me dolió mucho, porque yo a mis 16 años no estaba muy abierta y la verga era gorda.

Me dolió cuando lo sentí que empezó a bombearme con muchísima fuerza y creo que yo empecé a chillar porque él me decía: “Eso puta… chilla… así… siéntela !!”.

Yo me aferraba al borde del escritorio ya que el tipo arremetía con fuerza cada vez que me clavaba. De pronto me agarró fuerte una teta y me gritó: “di que te gusta que te entierre la verga” yo no decía nada.. “di que te gusta que te entierre mi verga !!!”.

Yo gemía pero del maltrato… entonces me estrelló otra bofetada igual a las 2 anteriores y mas lagrimas me corrieron por las mejillas.

Me agarró por la barbilla y levantándome la cara me obligó a mirar hacia mi coño para que viera como me clavaba y metiéndome el dedo pulgar en la boca para que se lo chupara; yo pude ver mi coño gordito y con mis pelitos negros recortaditos a los lados, abierto siendo atravesado por una verga gorda y llena de pelos largos que entraba y salía bruscamente.

Volvió a gritarme la misma orden, y esta vez el instinto de supervivencia me obligó a gemir “Me gusta que me entierres tu verga”.

En ese momento empezó a embestir con mas fuerza y yo sentía que me iba a tumbar de la mesa, pero poco me importaba ante la tremenda follada que me estaban dando a la fuerza. De pronto se levantó y me la sacó. Me obligó a levantarme y me bajó del escritorio.

Me dió vuelta dejándome de espaldas a él y de un empujón me hizo inclinarme con mis codos de nuevo sobre la mesa.

Me metió su pie entre los míos y me obligó a separar las piernas, y de un solo empujón volvió a clavarme la verga en el coño.

Otra vez me hizo gritar y me apretaba las nalgas horriblemente mientras bombeaba con fuerza en mi coñito que ya me ardía, me gritaba “di que te gusta” y yo con la lección anterior ya aprendida, tenía que gritar “me gusta… me gusta !!”.

Lo sentía sacármela y mantenerla con su mano a pocos centímetros de mí; después se venía como un toro y de un empujón me la metía hasta el pegue de sus bolas en mis nalgas, y volvía y lo repetía. Me dió tanta verga en esa posición que creí que no iba a acabar nunca mientras las nalgas y las tetas me brincaban.

Entonces me dijo que él sabía lo que me hacía falta; de pronto sentí que me soltó un salivón en el hoyo del culo y empezó e meterme el dedo, yo le supliqué que no, pero sin escucharme me puso la cabeza de la verga en mi culo y comenzó a empujar.

A mi nunca me habían dado por ahí, así que no fue fácil, pero entre mas golpes y amenazas, al final logro empalmarme.

Sentí como si un hierro caliente me entrara y de nuevo el hombrecito se movía queriéndome llegar hasta el estómago. Ahí me dijo “grita que te gusta mi verga en tu culo” y yo solo: “me gusta tu verga, en mi culo”. Estaba como loco poniéndome a decir de todo.

A mi me dolía horrible y sentía que se me estaban rompiendo las paredes del culo, pero el hombre seguía dándome con fuerza. Al cabo de un rato me dijo: “toma este regalo puta, dáselo a tu mamá cuando llegues a la casa”.

De un golpe sacó la verga del culo y me la volvió a ensartar en el coño, bombeo unos pocos segundos y enseguida pude sentir los chorros de leche caliente llenándome toda por dentro.

Mientras se derramaba me apretaba por las tetas y se apretaba contra mi metiéndomela hasta el pegue mientras me gritaba “toma puta, toma toda esta leche”. Se quedó allí hasta que lo sentí ablandarse.

Cuando hubo descargado todo su contenido, se salió y de nuevo me empujó hasta el sillón.

Me metió la verga flácida en la boca y me hizo limpiársela toda. Yo se la chupé hasta que se la dejé bien limpiecita.

Después se subió la pantaloneta y se quedó callado mirándome mientras yo me ponía la falda sin tanga, y la blusa.

La cara todavía me dolía por la bofetadas, sentía la boca con el sabor salado típico de la verga, el culo reventado, el coño me ardía y me lo sentía caliente y empegostado de leche.

Salí de allí sin saber cuanto cobraba mi mamá.

Tampoco supe nunca por qué a la semana siguiente regresé a aquel lugar y lo dejé hacerme lo mismo, ni mucho menos porqué cuando mi mamá me botó de la casa no me importó. Jamás sabré tampoco por qué el proxeneta prefirió quedarse conmigo que con mi mamá, ni si lo que me hace cobrar a mi es mas de lo que cobraba mi mamá, o porqué mamá no aceptó mi destino siendo que yo sí aceptaba el de ella.

No sé donde está mi mamá ahora.

No sé por qué me sigue gustando la forma en que el proxeneta me degrada cada vez que me folla ni porque le permito que me pegue, como tampoco sé cuantos clientes llevó hasta hoy.

Lo único que sé es que aquella tarde que a mis 16 años fuí abusada sexualmente marcó el inició de esta etapa de mi vida en la prostitución, y aun sigo sin entender por qué, pero ya no me importa.

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