Últimos relatos eróticos:

La puta y su cornudo II

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Y también me pongo ahora a cuatro patas al lado de mi mujer, mientras folla con él, porque así consigo que vea mi culito respingón y locuaz de puta, que yo muevo sinuosamente en círculos para atraer al macho y que se sienta tentando de follárselo y follarme, y ya de paso conseguir con esta argucia que mi mujer me permita lamerle su hermoso coño, que tanto amo y me cautiva. Porque la amo con toda mi alma y sólo quiero lo mejor para ella.

La noche de mis sueños

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Se quedaron así unos segundos hasta que la vagina se adapto al tamaño del miembro que le estaba taladrando, luego y para sorpresa de todos, incluso de Willy, Vero comenzó a botar de una forma tan violenta que Willy casi no podía mantener el equilibrio ante tales embestidas.

Julia, una chica dominante IV

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Me quedaban cuatro días. Paula estaba aprendiendo bien, pero todavía era reacia a obedecerme en algunas cosas. En concreto, soportaba muy mal que se cerrara con llave en el servicio o en el cuarto cuando se cambiaba. Me propuse darle un castigo ejemplar.

La pensión de la luna

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Me quedé paralizado cuando ví su puerta completamente abierta, ella estaba parada junto a la cama solo con su sostén, ya desabrochado, y un pequeño calzón, la suave luz de su velador estaba encendida por lo que se apreciaba todo su exquisito cuerpo.

Los juegos de Viviana

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Una mujer madura que pasa por un mal momento en su vida , comienza con una serie de juegos de seducción con un joven que vive en su casa.

Del cine a la cama

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Salimos del cine y tomamos un taxi, cuando llegamos al departamento me dijo si tenía alguna preferencia o había algo que no me gustara y le dije que no me gustaba que me dieran besos en la boca pero que lo demás me gustaba todo.

Rodhesia II – Final

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Me coloqué detrás de Margaret, de manera que su trasero se incrustaba en mi ingle y comencé a decirle en voz casi imperceptible sugerencias. La agarraba de las caderas y le cogí el pene de marfil para agitarlo entre las piernas cerradas de Ivonne. También le ordenaba a Ivonne, que suponía aún que era yo la que la tocaba y besaba.

Ella quería ser dominada y me encontró

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Había escrito hace tiempo a la sección de contactos de una conocida revista, apartado "dominación". Me llamo Manuel, vivo en Barcelona, tengo 42 años y un físico normal, con una polla normal, pero con un gusto por el morbo, que no es normal. Recibí unas cuantas cartas, y después de desechar la mayoría (distancia, gustos personales y... hasta un par de putas), me quede con una carta que me pareció especial.

La criada filipina

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Comenzó a bajar por mi cuerpo, besando mis tetas y mis pezones, mientras sus manos no se separaban de mis tetas y mis pezones, me besó las costillas, el ombligo, la ingle, y al final, sus labios me mordieron el clítoris y estiraron de él como queriéndolo arrancar.

La amiga de mi hermana

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De ahí me dirigí a mi salón y me pase el resto de las clases pensando en eso, ya a la hora de la salida pase por el salón de mi hermana y ahí estaba Julieta, mi hermana me habló para darme las llaves de la casa, y cuando me estaba dando las llaves note a Julieta viéndome bastante y me acuerdo que hasta me dijo bye...

Julia, una chica dominante III

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La cogí del cuello y la eché contra mis hombros. Sentí su boca en mi clavícula. La tenía agarrada del cogote. En ese momento introduje un par de dedos en su sexo, posando la palma de mi mano sobre su clítoris que asomaba entre los labios abiertos y comencé a sacar y meter mis dedos dentro de ella. La sentí vibrar contra mí, tiritar, frotar sus pechos contra los míos. Entonces la agarré de los pelos y le dí un beso fuerte, casi una penetración de beso.

Julia, una chica dominante II

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Había pasado quizás un cuarto de hora. Le tocaba fregar la salita. Debía estar por allí. La sentía por allí. En el frutero había un plátano de Canarias y otro, un largo plátano verde y amarillo, de esos de Costa Rica. A mí personalmente me gustan más los de Canarias, pero para lo que lo quería, prefería el caribeño.

Julia, una chica dominante I

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Poco a poco me fui haciendo asidua e iba aprendiendo de todo, hasta que poco a poco, me dí cuenta por la predilección que sentía hacia determinado tipo de relatos. Los de dominación y los de lesbianismo. Recuerdo un relato de tres capítulos, llamado algo así como "mi secuestro" que me hizo masturbarme varias veces.

Rodhesia I

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Sus piernas eran largas y bien hechas. En conjunto, era un de esas nativas de complexión fuerte, piernas largas, cintura alta, culo y caderas anchas y cintura estrecha, espalda ancha y recta y pechos desarrollados y erectos. Su pelo era extremadamente rizado, aún después de mojarlo y su cuello. Largo como el de una jirafa. Fina, una chica fina.

Mi madre, mi abuela y yo

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Después de que nos corrieramos la coloque a cuatro patas y la lamí bien el culo lubricado para metersela hasta las entrañas, la cogí de las tetorras que le colgaban y se la endiñé con fuerza ella gimió de dolor que pronto se convirtió en puro gozo y segui dandole por el culo hasta que estaba a punto de correrme, cuando se lo dije ella se dio la vuelta y puso su boca para que yo se la llenara de semen, que además se trago.

Unos días de locura III – Final

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Cuando me puse al lado de mi prima, esta me recibió con un gran beso en la boca, y empecé a magrearle sus tetas que estaban a reventar, pero sus dedos seguían hundidos en el culo de Eva, bajé mi mano a su chocho y ésta estaba súper mojado, a lo cual mis dedos jugaron a diestra y siniestra con su clítoris, a lo cual ella respondía, mordiéndome los labios.

Las jovencitas

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Fina besaba a Nadia sin miramientos, en la boca y en el cuello, cada vez más apretadas. Sus manos agarraban el trasero de Nadia con fuerza. No importaba que yo las viera. A mí ya no me extrañaba aquello. Pronto comencé a sentir las manos de mi hermana en mi trasero. No llegaba a darme besos en la boca, así, de pié, pero al bajarme el tirante, me los daba en esa zona indeterminada que ni es hombro, ni axila ni pecho.

Unos días de locura II

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Y Zack lengüeteo su clítoris, Sandra se electrizó le dio un morbo que el perro hiciera eso, pero mientras pensaba abrió sus piernas instintivamente, y el perro se dedicó a lo suyo, ella se sentó en la orilla del baño poniendo una mano en la orilla para no perder el equilibrio, y con la otra empezó a masajearse las tetas que estaban otra vez a punto de explotar...

Las vecinas

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Era un día frío de enero cuando vi un camión de mudanzas que aparcaba en el portal de mi casa, yo vivía por aquel entonces en un pequeño apartamento en Londres, cuál fue mi sorpresa cuando escuché unas voces en mi idioma, hablaban en español, la alegría era muy grande, al ver que además eran dos chicas españolas.

Las clientas entran en tanga a la farmacia

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Mi nombre es Jorge y tengo una farmacia en un pueblecito de Tarragona, mi gran problema es que padezco unas extrañas alucinaciones con las mujeres que entran a mi farmacia, me las imagino en tanga y sin la parte de arriba y me entra una terrible excitación acompañada de una erección incontrolable.

Carolina y yo III: su cornudo sumiso

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Porque la única vez que la penetro es cuando su macho habitual no está disponible, porque está de viaje y ella se encuentra muy cansada para salir a ligar por ahí, y entonces me sienta en una silla con mi polla dura, levanta la pierna, se la coloca y se clava de golpe, quedándose allí cara a mí pero quieta, sentada sobre mis muslos, penetrada pero sin moverse.

Una llamada inoportuna con la novia de un amigo

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Al separar mi cara para introducir mi pene en su conchita, me dijo que tuviera cuidado, pues ella con Emilio aún no había mantenido relaciones sexuales, yo me sorprendí, pero la volví a besar y le dije que no tuviera miedo, que yo la quería mucho y la iba a tratar con mucho cariño, así que poco a poco le fui introduciendo mi pene en su rajita con movimientos circulares hasta que toqué su himen, el cual rompí de un empujón.

Mi profesora de dibujo

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Llegue tarde y ya la clase había terminado, fui para la oficina de la profesora y le plantee lo que había sucedido y me dijo que no había problemas , tomo las llaves y nos fuimos para el salón, yo estaba extrañado no sabía que iba hacer la profesora, cuando llegamos al salón, entramos y luego lo cerró con llave, yo ya estaba medio preocupado pero lo mejor se acercaba.