El calentón que tenía ya no sé dónde está. Me he olvidado de todo. Sólo puedo pensar en ese agujero oscuro que tengo ante mí y espera a ser recorrido por mi lengua.
Ella me miraba fijamente, sin apartar su mirada y eso hacia que mis nervios saliesen mas a flote así como mi lívido que luchaba con mis ojos para no bajar mi mirada en dirección a su escote.
Mi primera clase al comienzo fue un desastre nadie se sentaba ni mucho menos se callaba hasta que llego ángel y se sentó y por supuesto todos los siguieron y fueron a sus lugares fue así como me fueron conociendo como el profesor y empezaron a respetarme, las clases eran fáciles era increíble lo rápido que aprendían.
Una pareja madura que descubre los encantos de los tríos e intercambios.
La tengo a un dedo de mis labios. Ya puedo notar su olor. Ese olor profundo, indescriptible. Cada vez que lo huelo intento identificarlo con algo. Pero sólo me recuerda al olor a polla. No hay nada que se le parezca.
Mi hermano se llama Juan Jesús, pero todo el mundo le llama Juje y estudia periodismo como hice yo. Achaca su poco éxito con las chicas a una cojera muy leve con la q nació por una malformación en la cadera. Puede ser cierto porque no tiene ningún desperdicio. Al igual q yo es rubio oscuro pero con el pelo corto, tenemos los mismos ojos, tiene un cuerpazo y una polla q según él mide 16 cm. pero bastante gruesa.
Recuerdo que unas vacaciones de mis padres se fueron a Buenos Aires por una semana y quedamos solos , yo aproveche para realizar una fiesta en mi casa con mis amigos y algunas chicas para bailar y le pedí a mi hermana que se fuera a dormir a la casa de alguna amiga o de mi abuela.
Voy a un colegio privado (uso ese uniforme que tanto calienta; falda azul tableada, camisa blanca como las medias, corbatita y zapatos) y aunque me masturbo casi a diario, todavía soy virgen (no quiero iniciarme yo misma ni con un chico cualquiera).
Don José me observaba de arriba abajo, con unos ojos nada buenos, yo me fije en él, y era un tipo sin ningún atractivo gordo con unos ojos pequeños como los cerdos, que se clavaban en mi cuerpo.
Esta historia fue creada sobre la base de una idea que me daba vueltas en la cabeza desde que vi como Seiya se enamoró de su dulce Bombón y se quedo solo sin poder cumplir su sueño de hacerla suya. Bueno este relato es como la reivindicación de ese amor imposible.
El arquitecto en cuestión es un hombrón de 52 años, alto, moreno, muy velludo y de cabello ensortijado, boca grande, nariz recta, ancha espalda y piernas largas, usa un bigote que invita a besarlo, un poco por este perfil decidí acercarme a tratar mi asunto.
Me despedí de ella y me fui con un grupo de amigos, bastante ebrios por cierto, uno de ellos discutió con su novia y tuve que intervenir a calmarlo, bruscamente la aventó hacia mi y me dijo: es tuya llévatela.
Mi cuñado volvió al living queriéndome explicar algo y cuando vio semejante escena me miro , lo miré y cerré los ojos con una guiñada como para darle el ok de todo lo que estaba pasando.
El relato que sigue no es de mi autoría. Es un mail que me envió un lector y la historia me pareció tan fresca y bella que le pedí permiso para publicarla.
Él comenzó a decirme si alguna vez había probado el sexo oral, y yo le dije que no, que mi marido nunca me había pasado su boca por mis partes, ni yo quería hacérselo a él porque no me gustaba nada de su cuerpo, y además no se duchaba casi nunca.
El baño estaba afuera de la casa, pero había varias personas esperando para entrar, por lo que decidí ir a orinar detrás de unos árboles bastante alejados de la casa.
Cuando cruzo la entrada, se aparta ligeramente y noto como sus manos, vestidas con guantes negros, me acarician por detrás y se detienen en mis nalgas.
Tomé respiración y me dije que ahora o nunca. Ya había estado parado mirándola demasiado tiempo sin que ella me viera y aunque no había llegado la hora de la cita, quería estar con Neffissa cuanto antes.
Y si a eso sumamos que como travestí homosexual que siempre asume el papel pasivo y además muy sensual, pues no es fácil exigir una pareja que reúna características del hombre ideal.
Quedó la cosa en que después de una maravillosa noche de amor, embriagados de placer nos quedamos dormidos los dos, ya comenté que para ambos, la cosa no resultó ni mucho menos fácil es decir, yo la invite a mi casa, y verla a diario hizo que volvieran a mi aquellas fantasías