Mientras Ingrid recogía algunas cosas que debías guardarse en el frigo, me senté en un sillón y con los ojos entornados miraba, unas veces el cuerpo desnudo y deseable de Ingrid y, otras, a la pareja que bailaba; tan juntos que en la semioscuridad parecía uno solo.
Me pusiste perdida y yo tenía un gusto tremendo de ver como te estabas corriendo sobre mi cara. Con tu glande golpeé mi lengua y aún soltaste algún chorro que se perdía en mi garganta.
Era mi prima pequeña de 20 años, una adolescente de pelo rojo como el fuego y rizado, igual que el mar enfurecido, sus ojos verdes intensos que atraían hasta el hombre mas cabal, su cuerpecito dulce, tierno, suave sus curvas, provocativas acariciadas por aquel vestido blanco que dejaba entrever su lindo pubis, con una piel blanca pura sin pecas sus labios carnosos.
Después de un rato follando en esta posición Tomás cedió su sitio a Alberto que rápidamente la embistió follándola con fuerza mientras Gonzalo debajo, la agarraba por las caderas tratando de acompasar su ritmo con las embestidas de Alberto, que parecía dispuesto a correrse a toda costa por la velocidad con que se movía lo que no le parecía bien a Lucía, al menos de momento.
Acércate para ayudarte, ese sostén no se pone así, quítatelo para yo ponértelo. – me lo quite y le dije que me daba pena que me viera así y entonces ella me dijo no hay problema déjame quitarme la blusa para que no sientas pena.
Al poco tiempo ya estaba mi esposo sacando mis pechos del sostén y al rato estaba yo con el vestido completamente abierto mostrándome en sostén y bragas, y mi esposo quitándome el sostén para que viera la caída del seno, en este momento yo estaba completamente mojada y al agarrarme mi esposo e iniciar sus masajes en mis senos quede a sus ordenes, hasta que sentí que mientras mi esposo me besaba y acariciaba mis tetas Luis estaba bajándome las bragas
Mis pechos, encerrados en el corpiño quedan a su merced, y me los acaricia con una suavidad sorprendente. La parte posterior de mis pechos comienza a ser besada con maestría, nunca me había pasado pero ya quería acabar.
Yo deseaba follarla, era el deseo de todos los hombres de la empresa, así que aprovechando que estaba mamando la polla a Juan me coloqué detrás de ella y se la hundí en su coño.
Cuando estábamos todos que no podíamos de excitación mi amigo dijo que me sentara encima de su polla y que el chico me clavara su enorme polla en mi culo. Cuando note como era penetrada por aquellas dos pollas solté un grito de placer y cabalgaba como una loca.
La agente, con una sonrisa satisfecha, se tomo con bastante tranquilidad lo de ponerse la camiseta de nuevo, mirándonos con cierta insolencia mientras se abrochaba los botones. Sin importarle nada, al parecer, que tanto su compañero como yo vieramos de nuevo sus pechos desnudos...
Sentía como sus pechos rozaban mis muslos, y no pude resistir mas sin deslizarme hacia el suelo y lamer su piel, recorriéndola en linea recta desde su cuello, entre sus pechos, su ombligo hasta su pubis.
De repente soltó mis caderas, y estrujando de sopetón mis sufridos pechos me dio cuatro o cinco enculadas tan violentas que estoy convencida de que alzo mis pies del suelo. Pues el sádico, rugiendo de placer, se estaba corriendo en mi interior, y para celebrarlo retorcía y tiraba de mis pobres pezones como si quisiera llevárselos de recuerdo.
La tienda era más bien pequeña pero contaba con un amplio sótano que hacía las funciones de almacén. Lo deduje, en un principio, ya que la muchacha bajaba numerosas veces a reponer el pan que vendía.
Después la obligue a que fuera, completamente desnuda, a nuestro dormitorio, para que se trajera el regalo que traíamos para ella. Ingrid lo abrió delante mía, y así pude ver la sorpresa que reflejo su rostro cuando sacó de la caja un consolador doble, acoplado a un cinturón de cuero.
Esas tardes en que yo se los entregaba en cada momento, en cada rincón, cuando aprendió a mamarlos con delicadeza, a veces, y con furia otras, en que me sentí amamantando a un animal joven, hambriento y mío y en que los dos nos dejábamos llevar por este juego diabólico que nos llenaba cada día de un deseo creciente.
Mi pene totalmente erecto saltó ante su cara, ella con total normalidad lo tomó con su mano y lo empezó a masajear. Tiró la piel hacia atrás una y otra vez hasta que colocó la punta en su boca. Lamió un poco la cabeza y lo fue introduciendo poco a poco hasta meterlo todo. Comenzó una mamada como nunca me la habían hecho.
En la bañera dejamos que el agua corriera abundantemente sobre nuestros cuerpos, Me puse gel en las manos y empecé a aplicárselo por todo el cuerpo, sobándola a la vez muy suave y cariñosamente, sobre todo en aquel hermoso pecho (que había sido la tentación irresistible para Jaime), en su vientre, sus caderas, sus brazos, su culo, sus piernas y su coño, limpiando hasta la vagina que aún conservaba restos del semen que allí depositó la polla de Jaime.
El conjunto de encaje rojo, fiu, cómo la sentaba. Empecé a desear también sus pechos. Yo, que hasta entonces no me había fijado en otra mujer, estaba cachondo hasta el punto de querer bajarme los pantalones para masturbarme.
Ya estando allí me encontré con una amiga de mi barrio la cual me presentó a su tía que había venido de Neuquén, grande fue mi sorpresa cuando la vi, era una mujer de unos 39 años, tez blanca, pelo castaño corto, de 1,60 de altura aproximadamente, con una cola espectacular y unas tetas el doble de mejor, pero lo que mas me impactó fue su mirada (de seguro se reirán por esto) ya que tenía una mirada de "come-hombres" que mataba.
Yo soy flaca de mediana estatura con un pompi regular y hasta el año pasado tenía muy pocos senos, problema que se soluciono gracias a unas prótesis muy bien puestas. Después del implante y los estupendos pechos que me pusieron, imagínense la emoción que tenia que comencé a comprar nuevas camisetas que permitieran que mis pechos se vieran provocativos, ahora que ya eran míos.