El aceleraba y aceleraba hasta que noté como si algo estallara adentro y se extendiera por todo mi cuerpo. En ese momento me metió un dedo en el culo y le agradecí a viva voz el haberme el hecho de hacerme gozar así y tener dos orgasmos seguidos tan intensos.
Me encantó cuando la música cambió a una más suave. No nos mirábamos pero nos sentíamos en cada poro. El estaba bien excitado y eso que no me apretaba, pero lo sentía. Mi vestido era de lycra suave y además llevaba unas panty medias sin bombacha debajo, así que mi vagina dejaba fluir sus jugos directamente sobre el nylon de las medias.
Hacía tiempo que veníamos charlando con Euge el tema del intercambio y fuimos interesándonos cada vez más en el tema. Ahora llegaba la oportunidad de tener sexo con otros hombres delante de mi marido, a la vez que lo vería a él acariciando a otras mujeres.
Hice el desayuno, con todos los ingredientes que nos gustan desde chicos y lo llamé , para esto el había aprovechado a afeitarse y sonriendo se presento en la cocina , su cuerpo es para mi perfecto, flaco bien provisto, tres años mayor, ese machismo y dominación sobre su piel, que hacen de mi su juguete, morocho pelo corto, cara casi redondeada, un poco más alto que yo .
Estuvimos platicando, recordó la boda, me dijo que me había visto en el sauna y que se sorprendió con el grosor de mi verga y el tamaño de la cabezota, que con gusto se la comería, pero no allí, porque podrían reconocerlo, que tomara todas las cervezas que quisiera, que él iba a pagarlas y que cuando yo lo decidiera podíamos marchar a un "nidito" donde estaríamos muy a gusto y me enseñaría "cositas celestiales".
Bienvenidos, señoras y señores, ladies and gentlemen, al campeonato mundial de follar, aquí se reúnen cada cuatro años los mejores hombres de cada país para demostrar quien se puede coger a mas mujeres.
Yo estaba como una loca y lo único que quería era hacerle una mamada, empecé a tocársela por encima del pantalón, pero mi ansia me hizo bajarle la cremallera meter la mano y sacársela, tenia una polla enorme, estaba caliente y su punta muy mojada, me la metí en la boca y empecé a chupársela mientras me tocaba por encima del tanga.
Ese día me estaba bañando en la vivienda que habitaba junto con mi tía y dos de mis primas, ellas son un poca mayor que yo, se abrió intempestivamente la puerta, era mi prima Mary... ¡Perdón pensé que estaba lucero! Me dijo, pero su mirada se posó en mi pene pues lo tenia erecto pues empezaba mi pubertad, yo sin saber que hacer solo medio tape mi desnudez.
Después comencé a mover el cuerpo procurando que mis pezones endurecidos se frotaran contra los de mi pequeña. tras unos minutos frotándome los pezones con los de mi hija y sintiendo como mi corazón latía con furia, la cogí de la cintura, la separé las piernas lo máximo que pude e inmediatamente después agité mis caderas hasta que sentí cómo mi coño húmedo se pegaba con fuerza a la jugosa almeja de mi hija.
Quería verme masturbarme con cubitos de hielo. Tengo que confesar que la idea me fascinó inmediatamente y de no haber sido por que nos faltaban tres clases, lo habría llevado a mi casa en ese mismo momento.
Mi madre tenía las faldas levantadas en los muslos, estaba agachada, en cuclillas y sus enormes y preciosas tetas le colgaban de una camiseta holgada que tenía puesta, su mano acariciaba las pelotas y la polla del perro, el animal nos miraba con la misma mirada de tristeza que al principio, le gustaba aquello, al cabrón del perro le gustaba que mi madre le tocara la polla.
Yo instintiva y silenciosamente le metí el pulgar en su boca. Recuerdo que llegaba a tocar su campañilla. Luego me beso, me metió la lengua. Yo sobé sus tetas apretándolas. Si mi pene medía 20 ahora medía 21.
Mi verga ya completamente hinchada quería reventar, seguí disfrutando del panorama y vi que los botones de la parte de arriba del vestido se habían abierto y dejaba ver parte de su pecho izquierdo asomándose una parte de su aureola rosita, solo liberada un poco por el brasier que se resistía a dejarlo solo, libre... vi su cara, un ángel, solo un ángel podría estar como ella hermosa.
Nos metimos a la ducha juntos, nos enjabonamos mutuamente y luego le pedí que se sentara en la banqueta para el efecto y yo me arrodillé en el piso para dirigir mi boca a su tranca, con cierta dificultad engullí casi la mitad y el tipo gemía y gritaba de placer. Puse en práctica mi técnica felatoria y lo dejé a punto de acabar.
La semana transcurrió normal, hasta que llegó el Lunes a lo cual yo estaba ansioso de poder ver a la sirvienta otra vez.. yo en cierta forma creo que era exhibicionista no se si sea una enfermedad o algo grave (espero que no), pero me gustaba que me viera desnudo o semi desnudo la sirvienta.. quizás mostrarle mi cuerpo a ella le gustaba en cierta forma a ella y no sabía si ella y había estado con un hombre antes desnudo, lo cual pienso que no.
En aquella época estaba saliendo con un muchacho de otra ciudad, y para ir a verlo debía ir y venir en tren de su ciudad a la mía los fines de semana, casi siempre iba yo a la suya porque había mas marcha de salir en plan discotecas.
Yo comencé a frotar ese clítoris con movimientos circulares y rápidos así que logre humedecerla pronto. Ella se agarro de mi verga y casi me la parte del apretón tan fuerte que me dio, inmediatamente dio la vuelta hacia mi me desnudó rápidamente y comenzamos a besarnos como poseídos.
Entre gritos de los chicos y chicas, me daba toda la prisa que podía para no impacientarles por temor a que me empezaran a romper los estantes donde mi madre colocaba en perfecta armonía montañas de cajitas de todos los colores que contenían azafrán, comino o tomate seco.
Desde que llegó no hubo día que no requiriera de sus servicios de copias, charlábamos unos breves momentos, me hablaba de sus hijos, de la monotonía de su vida etc., siempre ella sacaba mis copias volteada a mí mientras yo me deleitaba con sus formas pensando en ese soberbio culito y lo que podría hacer si fuera mío.
Quería levantarme de la cama pero el dolor no me dejaba moverme. Logre hacerme para un lado y me asuste cuando vi la sabana del colchón con un mancha espesa con abundante sangre. Era mía. Me vi las piernas y observe que me escurría sangre y algo como leche espesa.
Este otro también escogió mi culo para penetrarme. Sentí que se esculpió en el, para lubricarme. Y después lo tenia dentro de mi, entrando y saliendo, como poseso. El si me lastimo. Entraba y salía completamente, sentía sus huevos golpearme en cada ensartada. Me sentí morir, su vaivén me estaba matando. Al cabo de unos segundos, termino, llenándome de leche nuevamente mis entrañas.
Y bueno de un tiempo hacia aquí soy yo el que no la deja satisfecha, ya que no sé si por aburrimiento o que, termino corriéndome antes, y le tengo que hacer unos dedos porque sino le irrita mucho otra penetración, digamos que últimamente esta caliente de veras y yo la dejaba a medias, tonto de mi, aunque siempre he tenido claro que nunca me engañara.
Puso una mano sobre mi hombro diciéndome, agáchate y chúpala ya verás cómo te va a gustar. No no, tartamudeaba. Si nos ven nos pueden echar. Tranquilo, aquí nadie nos ve, y no se va a enterar nadie. Esto solo es entre tú y yo. Anda agáchate y pruébala. Solo chupa la puntita, ya verás cómo te gusta.
Me metí entre sus piernas, se las subí un poco por las rodillas, par que que cogí la polla y se la comencé a frotar en la entrada de su coño, suavemente, se la frotaba, le metía la cabeza, se la volvía a frotar, hasta que comenzó a mover las caderas, muestra de que estaba a punto de llegar de nuevo al clímax.
Pepe me abraza, recuerdo que estoy desnuda, creo que ya se dio cuenta porque siento ya su verga parada, ahora sabré quien entro a mi habitación aquella noche... me enlaza completamente con sus brazos, cruzamos las piernas, se recuesta en mis tetas, condenado como si no supiera a que viene, lo dejare hacer, creo que ya recupere la energía que había perdido, empiezo a sentir que sus manos acarician mi espalda y de repente bajan hacia mis nalgas
No se atrevía a mirar a Javier directo a los ojos, pero sus tetas que debido a su juventud parecían estar siempre erectas daban la impresión de apuntar hacia él, lo cual la hizo sentirse apenada. Javier no desperdició el tiempo y se aferró a sus pezones, apretándolos y torciéndolos, Karina dejó escapar un gemido. Su entrepierna se calentó casi por inercia, y la joven sintió un ligero humedecimiento.
Los invitados se iban ya marchando, aunque la fiesta estaba lejos de terminar. Sentados en el jardín, en un lugar antes muy transitado pero que había quedado momentáneamente fuera de las vistas y despoblado, Miss Cristina y yo comenzamos a tocar temas algo más sensibles. Ella me preguntaba si estaba de novio. "No, rompí hace unos meses", lo que dio pie a que su lengua, floja por el alcohol, me contara de su divorcio y algunos detalles más de su vida personal.
Antes no; antes había tenido alguna relación con alguna chica que no había cuajado porque ellas creían que todo consistía en pegar cuatro gritos, hacérselo de duras y ponerse en plan difícil e inaccesible, no contestando a tus correos, no atendiendo tus llamadas de teléfonos, etc, etc, porque andaban convencidas según los estereotipos peliculeros de que la cosa iba de hacérselo de dura, de hacer sufrir por sufrir.