Leandro hizo todo perfectamente, sus manos temblaban cuando procedió a echar la cremita a sus piernecitas, esos muslitos regordetes
El viejo no se lo hizo repetir, se colocó detrás de mí, sentí el bulbo de su cabezota deslizarse entre mis glúteos
¿Qué hacer un sábado por la tarde? Calcular que todo salga antes de que venga a casa.
La historia sexual de Silvia donde hace realidad su sueño de coger con su hermano.
Un amigo me invita a su casa con dos inglesas y acabo descubriendo el placer inmenso del coño de una perra.
Hace un par de años, en una convención, conocí a una azafata que trabajaba en un stand de una compañía que participaba en el evento.
No sabia que hacer, mi mujer se acostaba con Carlos y yo había propiciado eso, y, yo lo único que quería era montar un trío
Mas tarde al terminar de cenar subí por el postre mientras los demás seguían abajo en la bodega y me dijo José yo te ayudo, ahí me abrazo por atrás y pude sentir su pene duro que se apretaba a mi culo, me beso el cuello y me dijo me vuelves loco, yo estaba empapada y le dije venga para y bajemos, me contesto tu primero que a mi se me nota y a ti no.
En mi relato anterior describí los inicios de mi deseo por sentirme mujer y como fui descubriendo que era posible hacerlo. Descubrí una serie de increíbles sensaciones al jugar con mi cuerpo y la exploración comenzó.
Una última firma en el acto de compra y finalmente me convertiría en el dueño de la que seria mi primera casa. Sentí una gran satisfacción al ser capaz de independizarme de mis padres: una casa propia, un trabajo, un salario, una carrera laboral prometedora. Faltaba una mujer; con la última nos habíamos separado hace poco por incomprensiones. Pero no estaba desesperado, tarde o temprano, conocería a alguien con quien compartir mi vida.
Empezó a acariciarla en redondo, arriba y abajo, con las dos manos, moviendo suavemente sus dedos bajándome la piel del capullo y dejando el glande a la vista, gordo y rosado, con una gotita de liquido preseminal en la punta.
Yo al ver esto no pude más y no pude evitar correrme como un loco, agarrándole las caderas a mi novia, mientras esta al notarlo empezó a menearlas frenéticamente con movimientos circulares diciendo: ¿Qué haces cabrón? no te corras, no me dejes así.
Paso el tiempo y a medida que iba creciendo me volví adicto a las revistas y las películas porno y empecé a usar ropa femenina, sobre todo medias veladas, me exita mucho ponerme medias veladas y sentir esa sensación tan rica y suave, mirando mis piernas torneadas con esos colores y esa licra que me hace ver las piernas mas bonitas que las de muchas mujeres.
Yo estaba destrozado, las piernas me temblaban no tenia fuerzas para nada me recosté sobre la cama y cuando estaba quedándome dormido entro mi tía completamente desnuda y diciéndome "toma tu premio" me tiro unas bragas que al cogerlas vi que estaban completamente empapadas, eran las bragas de su corrida las puse sobre la almohada y me dormí con el olor de los jugos vaginales de mi amada tía.
Lo deseaba cada vez más, así que prontamente me arrodillé, Fred se metió detrás de mi y continuo a lamerme, pero esta vez su lengua se ocupaba de mi culo enviando temblores a todo mi ser, sentí que Mario se acercó a mi y me desabrocho mi falda y bajó el cierre de la misma, levantando una pierna a la vez, le facilite el modo de quitármela y dejarme desnuda desde mi cintura hacia abajo
Viendo la vergüenza que le daba, antes de que se arrepintiera, empecé a bajarle la cremallera del pantalón. Una vez se la había bajado, metí mi mano liberándole aquella polla que ya empezaba a estar dura y tiesa por la excitación que estaba sintiendo.
Me puso una almohada bajo mi vientre, sus dedos entraban y salían de mi culito, me abrió las piernas y lo sentí ubicarse entre ellas, después dirigió su pene enhiesto a mí orificio anal ...
Pasados algunos días, Carolina me avisó que le tocaba a ella hacerse cargo del turno de cuidar a mi suegra, así que iniciamos nuestro ritual de follar con mayor asiduidad y prepararnos para el periodo de abstinencia, yo ya sabía que la única abstinencia la estaba haciendo la Sole y ya me imaginaba de cómo estará de caliente y sedienta de sexo
En algunos momentos de juegos eróticos , hacia que mi mujer me relatase alguna fantasía y en mas de una ocasión me contaba algunas de la picardías de su amiga, a la cual aparentemente le gustaba el sexo por sobre todas las cosas, lo cierto es que esto hizo que me fijase con un poco mas de atención en ella , me empezó a gustar sobremanera como vestía, muy moderna con camisas o remeras ajustadas que hacían sobresalir sus diminutos pechos y casi siempre en minifalda, lo que permitía observar sus proporcionadas piernas.
A los treinta y ocho años en esa mañana de domingo la vista del jardín de la quinta (heredada de sus padres) a la media mañana, contemplando por la ventana el parque tan bien mantenido, lleno su mente de recuerdos, cayo como otras veces desde los 19 años en la autosatisfacción