Por la ocasión me coloqué un vestido minifalda de color celeste, muy ceñida al cuerpo, ropa interior blanca, de modelo de bikini que apenas cubría mis partes íntimas, vestí unas medias blancas que compré para la ocasión, las cuales me cubrían hasta la parte alta de mis muslos donde se sujetaban con una pretina
Entonces se abalanzó sobre mi boca y empezó a comérmela. Era la primera vez que me besaba con un tío, y fue de lo más excitante; notaba su mentón rozando el mío, le cogí la cabeza y le manoseaba la nuca y las greñas.
Ella también estaba preñada y, según el guión, habíamos sido apresadas hacía 10 meses por una tribu de negros que nos sometía a toda clase de sevicias. Se suponía que habíamos acabado preñadas las dos y la película mostraba la clase de sevicias que padecíamos todos los días.
Incline a mama sobre la mesa y le pegue la cara a ella, estábamos a menos de un metro de distancia de mi tía, que estaba sorprendida, tenia a mi madre empinada con las tetas y la cara pegados a la mesa y mostrándome su enorme y apetitosa culo, sin piedad volví a clavarle mi polla en so coñito.
Eso era lo que mas quería de todo el mundo. Como cinco empujones mas fue todo lo que necesité para alcanzar la cima. Empecé a eyacular incontrolablemente mientras mi esperma fluía de mis bolas a través de mi estaca a las profundidades de Teresa. Mi clímax accionó el de ella.
Nuestra mesa estaba en un extremo del salón, cerca de una puerta que daba a un corredor, así que era fácil para los que estábamos ahí, salir para ir al baño o hablar por teléfono, sin que lo notara toda la concurrencia, como en otras mesas.
Tenia un novio que estaba obsesionado con que hiciéramos un trio a mi me atraía la idea pero no quería complacerlo en cierta forma solo porque soy un poco mala y que el tampoco lo tenia demasiado claro
Cogí con mi mano derecha todo el abultado sexo de la tía, mientras con la otra conducía muy lentamente. Introduje primero uno luego dos, hasta tres dedos en la caliente y chapoteante raja de la cuarentona.
Apoyé mis tetas encima de la mesa, y de vez en cuando me las acariciaba, se me pusieron los pezones erectos, tanto que se podian distinguir incluso con la camiseta. Él lo noto y empezo a ponerse nervioso asi que segui tocándome las tetas mas a menudo y con mas fuerza. Me levante, me acerque a la puerta y eché el pestillo.
Al subir al avión y cuando estaba junto a la puerta de entrada, observe como una azafata de piel morena con ojos verdes que nos estaba esperando para darnos la bienvenida, no dejaba de mirarme, al pasar junto a ella, su mano rozo distraídamente mi culo, no le di mayor importancia y procedí a sentarme, junto a la ventana que daba al ala izquierda.