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Educación real de una esclava II

Saque la navaja y le fui quitando la capa de jabón y con ella los pelos de la parte superior de su pubis. Poco a poco todos los pelos iban desapareciendo. La dejé sin un pelo del ombligo al agujero del culo. Tras limpiarla y secarla, le di una crema y contemple el resultado. Como siempre que veo un coño recién depilado, la palabra que vino a mi mente fue apetecible, pero no pensaba darle esa satisfacción, no la iba a follar, estaba muy excitada y tenía que aprender, que el placer, la excitación, también pueden hacer sufrir.

El reemplazo

La botella se había roto en un juego de orgía al caer sobre un pie de bronce de una lampara, el nuevo amigo la reemplazo es un plástico quirúrgico que succionado deja pasar pequeñas cantidades de agua simulando semen, el manejo de sus labios y músculos del canal por varias sesiones previas estaban a pleno, acabar gozada fue el primer paso en busca de la aventura necesaria para calmar la tormenta en su sangre iniciada.

Verónica IV

El día que mi madre regreso a la escuela, fue delicioso, la primera penetración evidentemente anal, boca arriba, las piernas en mis hombros, la penetración rápida, su grito de dolor, las manos crispadas sobre la sabana, sus pechos rebotando en cada embestida, sus pezones erizados, los cuales tome entre dos dedos comenzándolos a pellizcar

Mi mochila y los negros

De inmediato mi verga se paro, volví a ver hacia donde había entrado y decidí regresar para ponerle llave. Lo que no calcule en ese momento fue que la cerradura haría un leve chasquido que de inmediato alerto a los dos hombres.

Mi mochila, mi novia y el marinero

Tan pronto como mi novia desapareció en la lancha que la llevaba hasta el barco, me acerque a Julio. Sabia que existía la posibilidad que me estuviera equivocando, pero a juzgar por su mirada al ver que Karla se marchaba la esperanza de tener algún ligue con el, creció (así como mi pene que casi se salía de la tanga azul que yo llevaba puesta).

Tácticas de guerra, el padre y el hijo

La mano que tenia libre se deslizo por mi oído bajando por mi mentón, siguiendo por mi cuello y descendiendo aun mas por mi pecho; el beso seguía, no quería que terminara. Nuestras respiraciones comenzaron a agitarse, mis manos aprisionaron su cabeza por la nuca para que no se separara, los labios se rozaban, las lenguas chocaban. Mis manos bajaron a su pecho y buscaron los botones de la camisa, los cuales cedieron a los suaves movimientos de mis dedos, uno por uno.

La primera vez que hice el amor con una compañera de trabajo

A lo cual antes de mi respuesta sentía su aliento en mi mejilla derecha y ya no pude conversar, me sentía excitado mi verga se empezó a endurecer y a notarse através de mi pantalón, la verdad no se si ella lo noto pero pareció no importarle y me seguía preguntando cosas triviales y yo ya solo respondía lo necesario en un momento terminé mi bebida y coloque mis manos en el volante para tratar de que ella quitara su cara de mi hombro

Una absurda escena de celos

Te veo de nuevo y veo tus largas piernas desnudas sobre la cama, tu pecho recostado sobre la almohada, me hace desearte mas, tus ojos están cerrados, como desearía ver el verde oscuro de ellos recorriendo mi cuerpo, y esas manos grandes y fuertes que ahora se esconden deslizándose bajo mi ropa... creo que mejor voy a ducharme.

Cálido verano

El último día entré en su cuarto y la encontré encogida de costado, desnuda como siempre. Me acosté detrás de ella, pegando mi cuerpo al suyo como una lapa, le así los pechos y le besé por su cuello. Cogí un poco de crema de la mesilla de noche, le unté el ano y metí mi verga muy adentro.

La segunda vez con el placer vaginal

El tiempo pasaba lento y desesperante por mi parte además en las noches aun cuando soñaba con lo que había hecho y lo que había sentido y todo lo que me importaba era reunir gota a gota de mi cuerpo de mi semen para descargarlo dentro de mi mamita en su preciosa vaginita peludita y olorosa dentro de esa seducción malsana que deseaba de ella.

Con Miguel y Anabel I

Me había calentado muchas veces con esa conchita cubierta por todo ese vello que la naturaleza le dio. Había soñado con esas tetas que sin ser demasiado grandes, como me gustan a mí, eran tan perfectas, tan bien diseñadas y con unos pezones rozados que me provocaban erección de solo pensar en ellos. Y ahora la tenía a mi alcance. Parecía un sueño pero era la realidad.

Ulises y Ely II

Se sentía apretadito por la posición, pero estaba delicioso, al poco empecé a gemir fuerte y dejo de importarme si alguien nos veía... Así que decidí disfrutarlo.... Siguió moviéndose dentro de mi un buen rato... tanto que yo acabe un par de veces más y el disfrutó inmensamente...

Ulises y Ely I

Segundos después mueve a la chica mas arriba del cofre y levantándole la falda le hace a un lado la tanga y empieza a jugar con sus dedos justo sobre su chochito... a estas alturas yo no pude resistir excitarme y cruzando las piernas, trataba de evitar la humedad que sentía que escurría de mi cosita... mi pecho estaba agitado y me sentía muy sensible...

Una noche en la terraza con final inesperado

Me abrió el culo y me la metió en el coño por detrás, mi flujo chorreaba por mis muslos, empezó despacio, y de repente empezó a follarme como un loco, a bombearme salvajemente, el mueble se movía, yo no era consciente de mi misma, sólo quería más y más y más fuerte, y más rápido, apenas me quedaba respiración, me había corrido ya tres veces, y este hombre no se iba, era increíble, me puso una mano sobre la espalda y con la otra me empujaba hacia él…

Solidaridad

Cuando me le acerque, aceptó servirse un trozo de torta y un vaso de bebida que le ofrecí. Nos acercamos una mesa instalada en una sala en que se reunían a ver televisión. Cerca había otras mesas y estaban al principio desocupadas pero después mientras conversaba con él fueron siendo ocupadas por otras compañeras que reían tanto con abuelitas o abuelitos que no eran muchos puesto que la mayoría de los de ese hogar eran damas incluidas las que los atendían.

Mi gran amor I

A la mañana siguiente, yo desayunaba tranquilo cuando apareció ella en la cocina, vistiendo una ligera pijama de dos piezas, que aunque de mangas y pantalón largo, por lo delgado de la tela, dejaba adivinar que no tenía absolutamente nada debajo de la ropa.