Yo me marché al cuarto de baño y algo confundida por lo que le había hecho, me di la ducha y pensé bien, Cris era mi amiga, a mí ni siquiera me gustaba de verdad y encima ella era hetero, ¿a que había venido hacer eso? ¡Dios, vaya par de borrachas!.
Se nos unió en la charla, la pasamos bien hasta que llegó el momento de irnos a dormir, por costumbre me baño antes de ir a dormir, pero como no sabía cómo emplear el nuevo baño llamé a Diego pero Luisa me escuchó y fue quien me atendió, apareció portando una bata rosada delgada sus pezones se sobresaltaban, una abertura a la altura del abdomen mostraba un abdomen trabajado, plano y firme, al parecer le gustaba mantenerse.
Ahora me toca mirar a mi y tu te dejaras hacer lo que yo quiera, quieras o no quieras estas a mi merced, eso me estaba poniendo de los nervios no sabia que hacer, y para colmo de pronto pude observar como con las otras esposas hacía lo mismo con mis piernas, desde luego ya no podía hacer nada, ya que estaba indefenso y ella podría hacer lo que quisiera conmigo.
Se queda sin trabajo y alquila su apartamento a una mujer muy interesada La verdad de las cosas era que la vida se me estaba dando con dificultades, me habían despedido del trabajo por disminución de mi productividad, decía el papel que firmé. La verdad era que yo no había accedido a las reiteradas sugerencias […]
Esto de estar los tres era algo complicado, ya que por más que fuese la novia de mi amigo, no podía evitar mirar a Carla, tratando de hacerlo disimuladamente, siempre para intentar ver ese pedazo milimétrico de piel que la malla no tapa.
La levanté y subiéndola encima de la mesa empecé a penetrarla de manera salvaje, descargando en su húmedo sexo toda mi pasión y fuerza, ella gritaba como una loca lo cual me excitaba aún más.
La historia que voy a contar, es completamente real y bueno aunque hace tiempo que se esta fraguando ha llegado el momento en que ha pasado lo que se intuía que iba a pasar y por eso he decidido contarlo a todos ustedes en este momento.
Empezó poco a poco, metiéndole sólo la punta, moviéndola en círculos, haciéndole disfrutar y sufrir a la vez, gimiendo como una gata en celo, hasta que al cabo de un rato estaba pidiéndole que se la follara ya.
Mi sexo se abría generoso a las caricias de la cabeza de su pene y mi deseo se me escapaba de control, aunque yo quisiera prolongar la tensión infernal de este momento de deseo desencadenado, hasta que no pude evitarlo.
Estaba como siempre. Era una chica un poco alta, debía hacer un 1,75 m más o menos. No era delgada, mas bien algo rellenita, aunque su cuerpo conservaba todas sus curvas. Llevaba como siempre unos pantalones ajustadísimos y un top también ajustado, de donde sobresalían sus dos grandes pechos. Llevaba una melena larguísima morena.
Me moví en círculos, ya con más cuidado, y sus gritos de dolor se fueron transformando en jadeos de placer, así que comencé el mete saca, otra vez sin compasión ni reparos.
Pasaron así unos dos minutos, no decíamos palabra, la quité el sostén y la dejé sólo con las braguitas, la giré hacia mí y me abrazó, empezó a besarme en la boca, dulcemente, estábamos acariciándonos, me parecía mentira que eso volviera a estar pasando con mi hermanita, con mi Peque, empecé a bajar mi boca hacia su cuello, sus pechos, la besé por todas partes, la besé los pezones, se los lamía apasionadamente
Con la misma precipitación introduje mi pene en aquella chorreante cavidad y solo necesite unas breves sacudidas para conseguir alcanzar mi propio clímax y eyaculé profusamente terminando de inundar las entrañas de Elena antes de caer derrumbado sobre ella.
De pronto comenzamos a latir juntos, de una manera casi salvaje, como si nuestras dos naturalezas se sumaran en un solo deseo y ella me mordió de una forma segura y definitiva y yo estallé dentro de ella deshaciéndome en un liquido interminable que se fue derramando a golpes haciéndome sentir sus paredes como lenguas ansiosas que me estrujaran.
Yo no sabía que hacer, pero me envolvió con sus piernas, logrando que mi pecho quedara atrapado entre sus pechos artificiales que lo hacían mujer, y mi pija durísima sobre su pija enorme y más dura, que lo hacían más hombre que yo.
Eduardo se había imaginado una cena reposada, disfrutando de la presencia de una hermosa muchacha, quizás con un poco de baile y de sentir un cuerpo fresco pegado al suyo, aspirando el olor de la juventud que le estimulara los sentidos y le refrescara emociones olvidadas.
Alicia se paso chillando y rogando durante todo el tiempo que la aguja fue clavándose en su cuerpo. Fueron casi tres centímetros de aguja los que fueron enterrados en su pecho.
Para pasar el día de Navidad juntos habían planeado una cita muy especial en un hotel que sería su refugio por siete maravillosos días. Nos separamos luego y fuimos a ducharnos, nos refrescamos y vistiéndonos muy livianos, ordenamos nuestras ropas, nos servimos unas bebidas y fuimos a sentarnos en la terraza a contemplar el mar y planear algunas cosas por hacer.
Sus hermosos pechos bailan al ritmo de nuestra follada... se refleja en el espejo del ascensor... mis manos en sus tetazas, mi polla follandola sin compasión; esta combinación hace que ella no tarde en alcanzar otro orgasmo bestial, pero yo sigo follandola sin descanso... ella busca mi culo, está excitadísima.
Mientras colocaba tornillos y tablas ella se dispuso a quitar del suelo unas marcas que habían dejado los de la mudanza, se colocó a cuatro patas y con un barreño lleno de agua comenzó a frotarlas.
Nos pusimos de costado en la cama en posición de 69, y él comenzó a lamer mi vagina hasta provocarme un orgasmo. El primero en tanto tiempo, y el más intenso de mi vida.
Todo el mundo parece estar de una u otra manera conforme con la profesión que ha elegido, y desde luego uno nunca se pregunta si el oficio a que uno se dedica tiene implicaciones con aspectos tan íntimos de la propia vida, como lo serían las costumbres sexuales, pues fundamentalmente uno trabaja por dinero, sin embargo, de entre las profesiones hay algunas que despiertan más morbo que otras, sobre todo si te preguntas cómo será la vida sexual de tal o cual profesionista.
Me levanto y le ofrezco mi mano, se levanta y me sigue me meto al baño, el abre el agua y nos damos una ducha juntos en la que no faltan besos ni caricias, nos enjabonamos el uno al otro, nos calentamos mucho mas de lo que estábamos y hace que me gire contra la pared, así como estoy dándole la espalda me penetra sin previo aviso y me embiste bruscamente, yo suelto un alarido de sorpresa, pero me excita mas, el agua cayendo y nosotros disfrutando cada movimiento.
Comencé a masajearle los pechos como imaginaba, eran grandes, pero yo quería sentir su piel y le insinué que se quitase la camisa, se la quitó y puede ver aquellos espléndidos pechos, grandes, la piel tersa y sus pezones grandes y duros de un color moreno. Quería y necesitaba probarlos y sin mediar palabra me acerqué a ellos lentamente y fui saboreándolos uno a uno y su olor era dulce y cálido, pasaba mi lengua por el exterior y haciendo un recorrido con mi saliva
Comencé a bajar pronto partiendo de la unión de tus pechos y besando tu piel hasta tu vientre, allí me detuve mientras mis manos quitaban tu falda, tus piernas quedaron descubiertas ahora, y tu pubis y tu sexo tapados por tu calzón. Unos besos sobre la tela y percibir tu aroma fue lo necesario para tomarlo y deslizarlo por tus piernas quitándolo y así desnudándote completamente.
Esto ocurrió 3 veces más esa semana, cada vez que yo entraba a tomar algo, ella me seguía y allí se quedaba, quería que la contemplase pero que fuese yo el que diese el primer paso. El lunes siguiente no lo pude evitar y al fin empecé a hablar con ella, su voz era dulce y parecía muy simpática, nos empezamos a reír y hablamos de trabajo, estábamos en el mismo proyecto pero en fases distintas.
Llame al timbre, bastante nerviosa y emocionada, y esperé, al cabo de un par de minutos, la puerta se abrió y vi a Laura, estaba medio dormida, despeinada, pero realmente atractiva, llevaba una bata de raso de color crema, cerrada con la ayuda de un cinturón también de raso anudado a su cintura, pero lo suficientemente abierta para adivinar sus pechos firmes y desnudos.