Las vacaciones que me tomé en Guadalajara, fueron decisivas en mi vida, no sólo por lo calientes recuerdos que me dejaron, sino porque dieron a mi vida un giro de 180 grados.
Me compré un mini vestido de lycra que se ajustaba como guante a mi cuerpo, una minifalda muy atrevida y un pantalón de esos súper ajustados; también compré algo de lencería muy sugestiva, por aquello que "trabajara" más de una noche.
Cuando regresaron, Sarita me contó que nuestro buen amigo se portó muy caballeroso, al principio, pues como le pista está tan llena de gente, no había mas que pegarse a el, y el, se empezó a poner duro, Sarita se quedó intrigada, porque parece ser, Allan está bien dotado.
Bien, como queráis. Pero sabed que si decidís optar por el castigo, en un principio pensé en una triste azotaina sobre mis rodillas, pero ahora pienso utilizar esta regla de madera que tengo encima de la mesa- las dijo señalando a tal objeto.
Me perdí en el placer de tal forma que apenas reaccione mientras me levantaban de la cama para ayudarme a montar a uno de ellos que estaba recostado sobre el taburete, de modo que mis piernas quedaron bien abiertas a los lados de este para conseguir que fuera penetrada nuevamente hasta el fondo de mi vagina, mientras volvía a cabalgar sobre esa enorme verga, mi cuerpo era atendido espléndidamente por todo tipo de caricias que me iban llevando otra vez al máximo deleite mientras luchaba para coordinar el ritmo de mi galopar.
Antes no; antes había tenido alguna relación con alguna chica que no había cuajado porque ellas creían que todo consistía en pegar cuatro gritos, hacérselo de duras y ponerse en plan difícil e inaccesible, no contestando a tus correos, no atendiendo tus llamadas de teléfonos, etc, etc, porque andaban convencidas según los estereotipos peliculeros de que la cosa iba de hacérselo de dura, de hacer sufrir por sufrir.
En la intimidad éramos diferentes, nos gustaba fantasear y los juegos eróticos, a el siempre le ha gustado que me ponga algo muy sexy para la cama, aunque al otro día me preocupo de esconder esa ropa, para que nuestra nana no la vea. Me moriría de vergüenza si ella chismoseara de aquello por ahí...enseguida lo sabría toda la ciudad.
En el mes de junio del 86, todavía sin cumplir el primer año de matrimonio con Manuel, yo con 27 años, me encontraba trabajando en mi oficina, cuando mi secretaria me pasa una llamada personal, al parecer de alguien que no hablaba español, que pidió por mí en inglés.
Sus dedos a penas perceptibles deambulaban por mi pelo, al igual que los míos por su brazo; la película era el pretexto para quedarme allí a su lado, aunque mis pensamientos fantaseaban en cómo sería gozar a ese hombre.
Desde un principio sabíamos que no iba a ser fácil compartir la habitación ya que no nos soportábamos la una a la otra, siempre buscábamos alguna escusa para discutir y ambas competíamos por el mismo puesto de trabajo, pero en este momento me daba cuenta que todo lo que había echo hasta este momento era para vencer la tentación de comprobar si su piel era tan suave
Nos dimos un beso sensual entre las tres y me propusieron afeitarme mi cosita, yo encantada acepte; me dijeron que habían olvidado el agua, por lo que tuvimos que regresar a su habitación.
La tumbé sobre la cama boca arriba y empecé por levantarle las piernas y clavársela de esa manera, mirándole los ojos ella asentía con la cabeza cada empuje mío y sus ojos parecía que se saldrían de las órbitas a cada empellón, mientras gemía y me animaba a seguir dándole teniendo en poco espacio de tiempo dos orgasmos, el último de los cuales fue tan bestial e intenso, una corrida tan fuerte que pensé que me iba a romper las caderas de la forma en que me apretó.
Con lo que procedí, a masajear sus senos, y tomarlos con la mano y llevármelo a la boca, eran dos enormes esferas, que al contacto con mi boca mi lengua parecía desaparecer, luego de eso, nos dimos un largo beso, y la tire contra la cama, y ella se recostó
Yo algunas veces fui a ese anexo y no me sorprendía ver tipos parados frente a los orinales luciendo enhiestas vergas de todos colores, tamaños y por qué no decirlo, sabores.
Se menea el cipote delante de ella y se coloca el condón , le mete dos dedos a la tia en el coño y acto seguido se coge la polla y la entra en el coño de la tía, empieza a hacerle un metesaca lentamente que paulatinamente va aumentando el ritmo de sus embestidas, ella le va buscando los huevos para poder tocárselos
Su boca busco’ la de mi esposa pegandose en un beso interminable, pues paso' a sus tetas para chuparle los pezones que estaban erectos y duros como piedra mientras sus manos bajavan acariciando sus formas y se entroducian en el corte del vestido para explorar con avidez todas sus intimidades…
La semana empezó de buena manera, el seminario es en Houston y con una duración de una semana me dará tiempo para relajarme un poco y escaparme de la rutina por unos días de relativa paz y tranquilidad.
Al taxista le dije que me acompañase al lugar donde están todos los trabajadores del hotel, y justo en la puerta me estaba ya esperando el animador, cuando abrió la puerta y entro en el taxi enseguida me pregunto dónde estaba mi marido y diciéndole yo que se había quedado en la habitación se avanzó sobre mí y empezó a besarme apasionadamente como si el mundo se le fuese en ello, el conductor del taxi ya un poco mosca nos dijo que si íbamos a ir a algún sitio o solo queríamos darnos el lote allí dentro.
A duras penas, consiguió que me tumbara en una camilla escamoteable que salía de un mueble del armario. Me estaba mandando desnudarme pero no entendía ni jota de lo que me estaba tratando de decirme, así que fue ella la que me intento desvestir.
Madre e hijo parten de viaje a la playa donde se encontrarán con unos amigos. Pero la casa es pequeña y duermen en un hotel ambos se acuestan desnudos en la cama y el chico consigue que su madre, mientras le roza las tetas por su espalda, le masturbe de forma inigualable.