Capítulo 4

Noche de caza IV

Resumiendo, que después de ser follada (en coño y boca) por un mamón en el lavabo de una disco, llegar a casa y ver a la persona con quien comparto vivienda (pero nada más, de momento) ser follada por dos tíos, estoy con los pantalones bajados e inmovilizada por un desconocido que me ha pillado de sorpresa.

-«Mirad lo que encontrado aquí arriba espiando y haciéndose unos dedos»…

Como os había dicho antes, eso es lo que suena poco después de ser inmovilizada.

Una lengua recorre mi oreja derecha. Una mano se mete entre mis piernas por detrás.

Forcejeo. ¡¡¡¡Pero que se ha creído!!!!!, sea quien sea. (Aunque si me ha visto hace un par de minutos, no me extrañaría que pensase locuras de mí).

Un susurro me delata quién es mi captor: -«Ya empezaba a echarte en falta».

Sabéis tanto como yo quien es, no?

El cabronazo de David. ¿Qué coño hace aquí?.

La respuesta cruza mi cabeza tan pronto he acabado la pregunta. Es evidente, tonta de mí. Seguro que sus amigos le han llamado por la fiesta que estaban montando con Cristina.

Ahhh que asco!!!!! No me gustan nada estos tíos. Van de un rollo chungo.

A todo esto los tres de abajo nos están mirando.

Cristina me llama por mi nombre, como avergonzada o yo qué sé. Le dice a David que me suelte, entre algunas disculpas por lo que yo acababa de presenciar. (Al menos ya no llevaba mis bragas en la cara que sino no sé que disculpas se le hubieran ocurrido).

Soy dirigida hacia las escaleras. Al poco tiempo ya estamos todos juntos abajo.

Mis pantalones siguen ya sabéis donde. Mi tanga también. Por lo tanto podéis deducir qué es el centro de atención de los machos allí reunidos.

Mi coño arregladito, con mis ingles y mi rajita completamente limpias de bello es el centro de atención. Hasta Cristina me está mirando y preguntándome qué hago en ese estado.

-«Ehh tía, un respeto que yo a ti no te he preguntado nada. Te has mirado?» le dejo ir un poco enfadada por sentirme juzgada por la única persona allí que creo mi amiga.

Ella se da cuenta. Busca desesperadamente algo que ponerse pero no encuentra nada.

-«Tranquila Cris, que todos ya hemos visto todo lo que se puede ver. Hasta un poco más y todo».-le digo. Todos ríen.

A ver si se relaja un poco el ambiente.

Un tirón como el del lavabo levanta mi top por encima de mi cabeza. Las manos de «mi David» empiezan a restregarme las tetas.

-«Menuda tía os he conseguido eh»- dice sin parar de manosear.

Ahora es más fino con el sujetador, que desata a la forma tradicional y me saca por encima de la cabeza. Mis tetas caen un poco libres de su sustento. Son unas tetas grandes, redondas.

Gasto una talla 90 de sujetador. Los pezones son pequeños, rosaditos, igual que las pequeñas aureolas que los rodean. Es de lo que estoy más orgullosa de mi cuerpo, y lo que exploto más cuando quiero ligar.

Ahora son masajeadas en círculos, apretadas, subidas y bajadas cíclicamente por las manos de el del lavabo.

-«Suéltame, David» le digo yo.

-«Vaya, qué confianzas, os conocéis mucho?»- pregunta Juan.

-«Joder, le he pegado el polvo de su vida y la tía aún quería más. Se me ha puesto de rodillas pidiéndome que se la dejase chupar. Le he dejado. Pero al final me he olvidado de avisarla» dice el cabrón-creído-engreído de David riendo.

-«No me jodas, qué cacho puta tenemos aquí»- añade el bajito.

Y digo bajito por que al menos mide 10 o 15 cm menos que yo. Yo mido 1,75cm, soy alta, para ser mujer, aunque el tío aquel era el que me imponía más respeto de los tres. Os imagináis porqué. Si lo sumamos todo me supera en 10cm, por lo menos.

-» Muy bien, ha sido muy divertido. Ahora os tengo que pedir que os vayáis de aquí»- afirmo rotundamente.

-«Ja, ja». Añade David mientras aplaude.

-«De eso nada. No nos iremos sin algo más. Nos lo vamos a pasar bien. Además qué nos obliga a marchar?. No parece que aquí nos pueda molestar ni oír nadie.»- David, claro.

Juan, al que se ve un poco nervioso, dice -«David, tío de qué vas. Parece que quieras violarlas. No me mola nada».

-«No, Juanito, nada de eso. Los tres ya nos hemos follado a estas dos, ya tenemos bastante. Sólo nos harán un streptease y nos iremos.Ok?»- dice David.

Yo me lo quedo mirando. Este tío es tonto.

Levanto los pies dejando los pantalones fuera de mis tobillos mientras digo «tariro tariiiiro».

-«Ya está , os podéis ir». He dicho.

Los otros dos se echan a reír. -«Tiene razón. Anda, vayámonos, don streaptease, que aquí ya está todo hecho».

«De eso nada colegas»- dice David.

Me mete las manos entre las piernas y fuerza mi coño.

Retira la mano

-«Cabrón» le grito yo.

La levanta.- «Mirad esto. Creéis que quieren que nos marchemos?»

La mano tenía la palma mojada.

La chupa

-«Está deliciosa esta puta», mientras mira a los demás, que me miran a mí.

-«Además ni yo me he follado a Cristina ni vosotros a,…. , como te llamabas?»- me pregunta David esbozando media sonrisa.

-Maldito hijo de puta. Éste se va a enterar…

«Venga, venga chicos a qué esperáis» – les anima David.

Cris me mira. Sus ojos la delatan. Me está pidiendo que aceptemos, que si no las cosas pueden ponerse peor.

-«Está bien yo os haré el streptease. Pero luego os vais.» suelta Cristina.

Ya está, que sea lo que Dios quiera.

-«Sí, sí, lo prometemos.» los tres a la vez.

David acompaña a Cris a su habitación. Según él para escoger el vestuario y para que no intente nada raro.

Nos quedamos los tres solos abajo. Desnudos. Yo sigo de pie. No me quitan la vista de encima. Sólo les faltan los colmillos para ser dos leones alrededor de su presa.

Se acercan un poco más mientras se miran.

Están a punto de tocarme cuando, desde arriba, un grito les manda parar.

David ya ha salido de la habitación, desnudo. Tiene al lado a una chica. Por que sé que es ella que si no…

Cristina lleva (o le han puesto) una minifalda de cuero negro, muy corta. La recuerdo cuando se la compró. Le dije que se parecía a la que lleva Paz Vega en la escena del streaptease de «Lucía y el sexo». (supongo que ya sabéis como es).

Una blusa bastante transparente deja entrever un sujetador negro sin tirantes.

Unas botas por debajo de la rodilla corona la vestimenta. Mientras bajan las escaleras Cristina nos muestra su ropa interior: unas braguitas pequeñas y lisas de color amarillo-ocre.

Estado actual de la situación: todos en igualdad de condiciones de ropa (menos Cristina, pero no le falta mucho). Los tres pesados en el sofá.

Cristina en el centro de la sala y yo al lado de ella. Suena un tema de Portishead, no se cuál, todos me parecen iguales, pero es muy sensual.

-«Venga ven aquí y deja a tu amiga que empiece», dice David mientras se palmea las piernas.

Me dirijo hacia ellos y me siento, desnuda, en el regazo de David. El bajito está a mi izquierda. Al lado contrario del sofá está Juan, aplaudiendo y gritando: -«Venga , venga que empiece el espectáculo»-

Y empieza

Cristina empieza a girar sobre sí misma mientras se contornea sensualmente y mueve sus caderas de lado a lado. Empieza a describir círculos con ellas. Flexiona las piernas, subiendo y bajando poco a poco.

Silbidos y aplausos.

Sus ojos están cerrados, o se concentra mucho o no quiere ni ver lo que pasa ante ella. Recorre el lateral de su cuerpo con sus manos.

Empieza por la cabeza, el cuello, pasando por los brazos y las caderas, hasta su entrepierna.

Empieza a bailar y mover más el cuerpo, pero suave, sensual. No me lo creo, pero lo está haciendo bien. Su culo también se mueve en círculos adentro y afuera. Se sienta en una silla. Estira una pierna y se desabrocha la bota derecha.

Se levanta y se pone de espaldas a nosotros. Pone el otro pie encima de la silla. Resigue la pierna con su lengua, (es flexible la tía) hasta llegar a la cremallera de la bota. La desabrocha.

Cae al suelo junto a la otra. Pasa un pie por encima de la silla que queda entre sus piernas. Baja hasta sentarse. Vuelve a levantarse. Lo repite varias veces lentamente.

Los tíos están gritando y silbando a tope. Yo miro, callada, pero sin perderme un detalle. Ni me doy cuenta que una mano de David se postra sobre mi muslo derecho.

Cris ya se ha «follado» a la silla y vuelve a estar de pie. Se pasa las manos por detrás de la blusa. Se desabrocha los corchetes del sujetador muy poco a poco. Los quiere hacer sufrir. Lo lanza hacia el sofá. Lo coge Juan con un grito de satisfacción. Lo huele y vuelve a gritar.

Qué manía con oler.

La blusa deja ver sus pezones, son grandes de aureola pero pequeños de botón, y se mueve (la blusa) al son que le marcan las tetas. Los pezones rozan directamente la tela.

No tardan en ser más grandes que antes. Se marcan claramente.

Como siga así agujereará la camisa. Sus manos se humedecen en sus labios y se cuelan por debajo de la blusa. Rodean los pechos y los masajean. Se acerca y se inclina ofreciendo que le desabrochen los botones de la blusa. El bajito empieza por el botón de arriba.

Se le resiste.

Empieza a soplar.

Ayyyy. que al final…

Y efectivamente, el tirón hace saltar por los aires todos los botones.

Cris se separa antes de recibir ella. Mientras se aleja se va quitando la blusa. Se gira con las manos tapándose las tetas. Vuelve a mover las caderas.

Tira el cuerpo hacia abajo y vuelve a girar dándonos la espalda. La falda es muy corta para resistir esa postura.

La mitad de la raja de su culo y parte de su coño nos muestra la ropa interior que resulta ser un tanga. Está a la vista de todos. Los pelos de su raja desbordan el tanga.

El color amarillo-ocre resalta aún más toda la negra pelambrera que asoma por sus lados. La cinta desaparece entre sus nalgas, falda arriba.

La deja caer al suelo en esa postura.

Ya podemos ver toda la cinta que cruza el culo. Los dedos vuelven a humedecerse en su boca y desaparecen dentro del tanga.

Aparecen ante nuestros ojos por la parte de atrás, formando un bulto donde el tanga empieza a ser una simple cinta. Se frota el coño mientras mueve el culo.

Los dos de mi lado ya se están pajeando. David me soba las tetas. Noto un bulto caliente debajo de mi culo. Un dedo busca el calor de mi coño. David también está bien trempado.

Yo miro el pollón del bajito. Desde aquí cerca es descomunal. Veo como tiembla en su mano. Como aparece y desaparece el capullo bajo la piel. Le sobra más de media polla en su mano.

Instintivamente mi cuerpo va tirando hacia la izquierda…

Lo tengo a menos de medio metro. Mi boca se abre ligeramente.

Un tirón me vuelve a la posición anterior.

-«De eso nada muñeca, Deberás esperar tu turno»- me manda David.

Le oigo, pero mis ojos siguen sin separarse del descomunal aparato que está siendo masturbado a apenas 1 metro de mi boca.

Cristina ha pasado de desnudarse a hacerse una paja ante los tres machos en celo. El bulto del tanga se agranda y desaparece al tiempo que sus dedos entran y salen de su vagina.

Con la mano que le queda se baja el tanga. A la vista nos queda su exageradamente peludo coño, penetrado por sus dedos, y su ano irritado y abierto por la enculada que ha sufrido antes.

El coño también está muy abierto. Tres dedos cruzan su entrada en un furioso vaivén.

Un dedo sale de él y va en busca de su culo. Entra con una facilidad pasmosa. Con la otra mano recoge algo del suelo. Es mi tanga. Lo huele y lo lame sacando la lengua.

David no puede más. Se levanta bruscamente haciéndome caer al suelo. Sale como un poseso hacia Cristina.

Sin darme tiempo a levantarme los otros dos se tiran sobre mí. Uno me sujeta por los brazos. El otro se sienta sobre mi barriga y me empieza a magrear las tetas.

Cristina sigue en la postura de antes pero con las manos en el respaldo de la silla y la cabeza de David entre las nalgas. Su culo y lo que tiene dentro se mueven al unísono.

David se gira, nos mira y dice:

-«Eh, vosotros. Ni se os ocurra follarla. Lamedla por todos sitios.»

Y ellos, lenguas a la obra. El que me sujeta, como está de rodillas encima de mi cabeza, me lame la cara, el cuello y las tetas.

El otro se levanta de encima y empieza por mis pies. Se mete el dedo gordo en la boca y lo lame con la lengua. Los separa.

Sube por el tobillo izquierdo y pasa al derecho. El gemelo. Las rodillas. En los muslos se entretiene un buen rato.

Cada vez que sube un centímetro mi temperatura interior sube un grado. Se incorpora un poco y me separa más las piernas. Mis pezones están siendo mordidos suavemente, sin hacerme daño.

La postura del de las tetas hace que sus huevos estén en mi frente. Puedo ver su polla sobre mis ojos completamente tiesa. Mi lengua sale en busca de ella.

Demasiado lejos, no llego.

Por abajo los lametones ya están por mis ingles. Con los dientes pilla algún pelillo y estira.

-«Auhhhh». Me quejo. Eso hace daño.

David se separa del coño que tiene delante para observar qué pasa. Tiene la cara toda brillante, abundante saliva le gotea por nariz y labios. Se levanta. Cristina también se incorpora. Se quedan mirando el uno al otro. David le pone las manos en la cabeza y la obliga a ir abajo. Cris empieza a chupar.

-» Juan, siéntate sobre su pecho, mirándola». Manda mientras Cris sigue trabajando.

Juan , obediente, lo hace.

-«Jose, – que al parecer es el nombre del bajito- sigue chupándole».

Entonces me mira y me dice: -«Vas a ver lo que es bueno zorra, vas a tener que implorar que te follemos. Y cómo lo vas a hacer?. Tendrás que chuparle la polla a Juan. Por mucho que lo pidas no te follarán. La señal será una buena mamada. Y hasta que no se corra nada de nada.».

Mientras dice esto, igual que hizo conmigo, empieza a mover las caderas adelante y atrás.

El folleteo de la boca de Cristina es brutal. Y no para. Empieza a caer saliva de entre los labios de la arrodillada. Sus ojos miran la cara de David, implorando que pare.

La polla de Juan está a escasos centímetros de mi boca. Jose ya ha empezado a lamerme mis entrañas. Cómo lo hace!!!. Suave, como si fuera un algodón, así así.

Como no quiero darle la satisfacción de que me vea dudar si chuparla o no, decido atacar yo. Mis manos rodean el culo que está sobre mi pecho y tiran hacia mí. La polla empieza a entrar. Me trago un buen trozo de un golpe.

Juan jadea y grita:» Ooohhhhh!!!!toda para dentro». Jose para y mira por el lado del cuerpo de su lamido amigo lo que le estoy haciendo.

La polla se desliza entre mis labios. La lengua la resigue. Tiro abundante saliva en ella para que se deslice aún mejor. El vaivén hace que su culo roce mis tetas.

Me las pone bien duras .Me sujeta la cara. Y empuja. La retira un poco para dejarme respirar. Y vuelve a empujar. Hasta la campanilla. Mis ojos se abren a tope. En esa postura no entrará más. Él se da cuenta y para un poco.

Pero yo vuelvo a tirar ese culo hacia mí.

David nos mira. Al ver que soy yo la que ataco, se levanta y deja a Cristina lamiendo el aire. Se acerca a nosotros.

Aparta a Juan de un empujón.

Se sienta él ahora sobre mi pecho. Pero no igual que estaba el otro. Se sienta enseñándome el culo mientras le dice a Jose que siga con lo que hacía.

-«Ahora no será tan fácil, si quieres follar tendrás que chupar esto», me dice mientras levanta ligeramente su culo se separa las nalgas y deja su ano ante mis ojos.

Continuará…

Continúa la serie