Además, el sabor de la otra polla en su boca le agradaba cada vez más y se iba acostumbrando a tener la boca casi desencajada, aunque de vez en cuando el otro se empeñaba en meterle más y le provocaba arcadas.
Ambas sabían exactamente qué hacer y comenzaron a tallar mi verga y mis huevos con las plantas de los pies, como un molinillo, tu pie moreno, delgado nervioso y el suyo blanco, lleno, de dedos pequeños que no alcanzan a rodear mi verga, mientras los tuyos, largos y finos son casi una mano que la acaricia de arriba a abajo.
Cuando termino con mi tetas, me tumbo en el sofá, me quito el pantalón, me bajo las braguitas y empezó a acariciarme el coño, tan suavemente que me estremecía aun mas.
Me tiritaban las piernas en la posición que me encontraba, así que me saqué los zapatos con los pantalones que tenía arremangados y la camisa quedando totalmente desnudo me tendí en la cama haciendo que Laura se pusiera para iniciar un sesenta y nueve con ella, para lo cual la despojé de lo que quedaba de ropa, falda y calzón solo quedaron las medias con ligas, metí mi boca en su choro.
Al día siguiente no hice nada pero estuve pensándolo todo el tiempo. Al fin de cuentas si mi mujer quería tener un affaire con Rafa que lo tuviera. Me calentaba en cierta forma ello y puedo decir, con cierta morbosidad de mi parte, que me gustaba la idea de presenciar su unión sexual.
Me perdí en el placer de tal forma que apenas reaccione mientras me levantaban de la cama para ayudarme a montar a uno de ellos que estaba recostado sobre el taburete, de modo que mis piernas quedaron bien abiertas a los lados de este para conseguir que fuera penetrada nuevamente hasta el fondo de mi vagina, mientras volvía a cabalgar sobre esa enorme verga, mi cuerpo era atendido espléndidamente por todo tipo de caricias que me iban llevando otra vez al máximo deleite mientras luchaba para coordinar el ritmo de mi galopar.
Pero no todo lo investigado, conocido derivó en placeres encontrados, aunque sí quedó para siempre una imagen, una voz sonora, unos ojos que brillaban vivos, expresivos, gritando: ¡ basta ya!. Letras de canciones - con temas críticos- la fábrica, el trabajo, la rueda dejó de ser madera hace tiempo para no cesar de girar. Palabras y más palabras, frases entrecortadas, nerviosas, impregnaron nuestro recuerdo, sólo eso que no es mucho y nada más".
Los dos se pusieron a reír, al principio sentí mucha vergüenza y entonces pasó algo que me dejo inmóvil, Andrés me la sacó y empezó a lamerla como si de un caramelo se tratara, Paula que se le había desabrochado la camisa estaba con los pechos fuera y quedaban a la altura de mi boca, ella me los arrimó y sin dudarlo comencé a lamérselos y chuparle los pezones que se le habían puesto muy duros.
Más tarde fui bajando por su cuello mientras con mis manos intentaba agarrar sus pezones a través de la camiseta. Dios que pezones tan duros tenía. No quise esperar más y con las dos manos le rompí la camiseta dejando al descubierto sus mínimas tetas superblancas pero con sus dos pezones bien erectos.
Y el mendigo no me avisó que se venia y el primer chorro de leche corrió directo a mi garganta y no pude tomarle sabor la saque y lo seguía masturbando cuando salió un segundo chorro directo a mi boca la cual saboreé un buen rato antes de escupirlo.
No pasaron diez minutos cuando él asomó por la puerta y dijo que llegó para comentarnos que se había excitado mucho en el autobús en el que llegó a la ciudad porque un desconocido creyendo que él dormía le había acariciado la verga y nos mostró como su pantalón mostraba un bulto enorme que se advertía completamente duro.
A la mañana siguiente, yo desayunaba tranquilo cuando apareció ella en la cocina, vistiendo una ligera pijama de dos piezas, que aunque de mangas y pantalón largo, por lo delgado de la tela, dejaba adivinar que no tenía absolutamente nada debajo de la ropa.
Era una nota de tono romántico para suavizar la situación, le contaba como hacia tiempo que observaba su belleza desde la ventana de mi aula y lo mucho que me apetecía charlar con ella en algún lugar tranquilo para poder expresarle mis sentimientos. Le di el numero de mi móvil y le dije que me llamara si aceptaba el convite.
Estaba que explotaba de placer, parecía que no llegaba el momento de penetrarla. Me miró a los ojos, me sonrió y lentamente cerró sus ojos al tiempo que se iba sentando sobre mi polla tiesa. El ano no tardó en ceder a la presión de mi glande y pude sentí con nitidez como ese ano tan deseado se abría para abrazar todo mi glande.
De pronto siento una lengua en mi clítoris. Es Rudy que sentado en el suelo me esta chupando la chocha, el clítoris, mientras todavía tengo la verga de Carlos adentro. Siento un gusto cabrón con esa lengua moviéndose ahí abajo donde más me gusta mientras me meten una verga como si quisieran matarme.
Yo estaba parado en el terminal esperando un carro que saliera para Florencia cuando veo que viene mi profesor de Educación Física, hombre alto de unos 38 años y muy peludo como a mi me encantan. Hasta ese momento yo no creía ser homosexual por que hasta tenía novia pero a mi siempre me había llamado la atención mi profesor.
La posición en que me tenia le permitía acomodarme a su gusto a pesar de mis pataleos y corcoveos estaba entrando en mi y sentía con dolor como se derrumbaba el estado de mi virginidad anal ya que con cada empujón en mi traste sentía que esa arpía ganaba terreno victoriosamente.
Me acerque a su carita empecé a besarla lentamente pasando mi lengua por sus labios, juntando mis labios a los suyos ella dejo entreabrir su boca dejando entrar mi lengua húmeda que comenzó a buscar la de ella, jugando, como peleándose las dos, nuestras salivas se mezclaban y yo comencé a sentir que mis braguitas se mojaban que rico mi amor.
En una de las pasadas se le callo un poco por la barbilla y yo deje que llegara al pecho baje con mi boca y seque la gota que había caído, en eso ella agarra la botella se pone contra la pared y se empieza a tirar liquido desde la boca para que vaya cayendo por su cuerpo y yo lo reciba en la misma conchita bien depiladita y suave que tiene.
No se cuanto tiempo estuve penetrando esa vagina mi pene entraba y salía una y mil veces ya no aguantaba mas y nos vinimos los dos en un orgasmos mutuo, mi leche salía por la rajaduras de su vaginas en gran cantidad que quedando extenuado los dos nuestro cuerpos quedaron bañados en sudor y yo seguía prendada a ella como un perro por un rato.
Cuando fui consciente de su situación ya era tarde , hizo que me echara sobre mi abuela que gemía como una loca, unto algo en mi culo y de un golpe seco, introdujo su polla en mi culo, yo chillé y un dolor enorme recorrió todo mi cuerpo.
Esa delicia carnosa y juvenil. Eufórico levanté a Tania de mí y me puse a lamerle el coño a la rusa. Y Mónica se puso a hacer lo mismo. Que gozo me produjo ver a la puta sonriendo por el placer que le estábamos dando con nuestras lenguas al mismo tiempo.
Como si hubiera adivinado las intenciones de Junior, nos dijo que nos esperaría en la habitación y que no tardáramos. Nosotros optamos por quedarnos un poco más en la sala. Nuestra intención era que ella se impacientara lo que haría que, cuando estuviésemos a su lado, sintiera más las ganas de poseernos. Pero hay que admitirlo, los impacientes éramos nosotros.
Le confesé que escribo relatos eróticos para publicar en Internet, y se rió muchísimo, entonces le ofrecí pasar a mi habitación, donde estaba la PC, para que leyera alguno si así lo deseaba.
Sin decirse palabra alguna caminaron abrazadas hacia el cuarto de dormir de la dueña de casa para estar más tranquilas y fuera del alcance de miradas indiscretas, se desnudaron totalmente y ya sobre la cama se acariciaron por todo el cuerpo terminando cada una con su cabeza hundida en la entrepierna de la otra en un 69 interminable.
Tras quitarme el abrigo retiró de mis hombros las frágiles cintas que sostenían mi vestido, dejando al descubierto mis tetas, ya que no llevaba corpiño puesto, las que listas y anhelantes por sentir el roce de sus manos, se erguían en su punta haciendo innegable mi extremo estado de deseo.
Un día habíamos salido a hacer ejercicio corriendo por la playa yo la miraba, ella estaba divina con sus pantaloncitos y su tanguita por encima y uffff me tenia loquita, yo me puse unos short pequeñitos y una camiseta que dejaba ver mi ombligo pienso que estábamos muy sexy, después de terminar de hacer ejercicio llegamos a casa.
Les grité a los visitantes que se marcharan, que eran unos degenerados al igual que mi marido y no que era una puta dispuesta a hacerles favores. Me puse a lagrimear y les pregunté por qué me hacían esto a mí e indirectamente a sus esposas que eran mis amigas. Por qué me humillaban de esa manera si nunca les había dado motivos para ello.
Recorrí con mi lengua el borde de su capullo, por todo el contorno, haciendo frecuentes pases por su tierna piel. Noté por los movimientos que había acertado con uno de sus puntos sensibles y me alegré por José...sabía que estaba gozando mucho.