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Mi sueño – Carta I

Mi sueño – Carta I

Hola amor:

Espero que estés bien. Te escribo para contarte el sueño que tuve anoche. Siempre me gusta soñar contigo amor, porque siempre son sueños buenos y siempre me despierto masturbándome. Anoche fue igual.

Soñé que fui a bailar con unos amigos a una disco y allí estabas tú, recostado del bar con una cerveza en la mano, mirando a tu alrededor con aburrimiento.

Me acerqué a ti y te pedí que bailáramos. Nos fuimos a la pista y me pegué a tu cuerpo. Me abrazaste fuerte y comenzamos a movernos. Sentía tus manos apretar mi espalda y bajando, tocarme el culo.

Entonces te dije en el oído: “Tengo puesto un vibrador que estimula el clítoris y me estoy viniendo”. Sentí como se te paraba la verga de golpe y me apretaste más y me besaste. Con tu lengua caliente acariciaste toda mi boca. Me agarraste de las caderas y comenzaste a frotarte contra mí. Esto combinado con el estímulo que estaba recibiendo en mi clítoris hacia que mis piernas temblaran.

Sentía tu verga dura en mi estomago. Quería devolverte algo del placer que me estabas dando y te abrí dos botones de la camisa para besar tu pecho. Entonces tu me bajaste la parte de arriba de mi blusa y mis tetas se pegaron a tu pecho desnudo.

Sentí como te estremeciste y te inclinaste hasta meterte una en la boca. Estaba muy oscuro. No te podía ver bien la cara. Estuvimos así unos minutos, hasta que de tanto placer ya no podía estar más de pie.

Nos arreglamos la ropa y me llevaste a un cubículo donde estaba tu mesa. Me sentaste y te metiste debajo de la mesa. Me abriste las piernas y me quitaste las empapadas braguitas y luego el vibrador.

Comenzaste a chuparme mi coñito, yo estaba muy excitada y en menos de dos minutos me hiciste venir con tu lengua.

Saliste de abajo de la mesa y te sentaste, te abriste los pantalones y te agarraste la verga, me tomaste por la nuca y bajaste mi cabeza hasta tu verga y me la metiste en la boca. Y comencé a chuparla. Estaba dura. Le retiré toda la piel y me la metí por completo en la boca, le pasaba la lengua por la punta y la chupaba.

Apreté los labios alrededor y bajaba y subía la cabeza, rápido. Me la bajaba por la garganta, bien atrás, bien atrás. Y seguía subiendo y bajando la cabeza.

Estuve mamándote la verga como cinco minutos. Entonces me paraste y me sentaste encima de tu verga. Te daba la espalda y me fui sentando lentamente hasta meterme toda tu verga en mi chochita.

Después me agarraste las tetas, y me las apretaste. Yo comencé a subir y a bajar y a mover las caderas como si estuviera bailando belly dancing, en forma circular. Me soltaste las tetas y me agarraste las caderas para llevarme a tu

ritmo. Me encanta cuando me manejas así. Yo te cabalgo, pero tu tienes el control.

Me voltee y te besé. Entonces me preguntaste que si podías metérmela por el culo y te dije que sí.

Me sacaste tu verga de mi chochita y te la agarraste con una mano, con la otra me agarraste de la cintura y me ibas sentando poco a poco. MMMM Sentía que me dolía.

Me recostaste encima de la mesa y me volviste a meter tu verga en la chocha para mojarla, la sacaste y seguiste metiéndomela en el ano. Así hacías me la metías un poquito en el coño y luego en el culo. Entonces con tu verga todavía

en mi ano, te echaste para atrás y me llevaste contigo. Nos sentamos. Sentía que mi ano iba a explotar con tu verga adentro, pero no la tenía toda adentro, no podía.

Entonces te dije que quería sentir algo en mi coñito también y pasaste tu mano por delante y me metiste dos dedos. Mi

corazón se me quería salir del pecho. Me tenías todavía cachonda y con más morbo que nunca y

quería más. Tomé una botella de cerveza de la mesa y te la di, te dije: “la quiero en mi coño” y me la metiste de un solo golpe. Con tu verga en mi culo y la botella en mi chocha me vine por segunda vez mientras sentía como me llenabas las tripas de leche.

Cuando me desperté, ya me estaba tocando y seguí y seguí, pues tenía el sueño bien fresco en mi memoria. Me masturbé hasta que me vine. Por eso te digo, amor, que me gusta soñarme contigo.

Continúa la serie No estabas – Carta II >>

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