Entonces apretó el botón que ponía "SSA" (sistema de secado automático) y sintió como un chorro de aire caliente le fue dirigido también al mismo lugar, el tipo no se lo podía creer.
Se nos unió en la charla, la pasamos bien hasta que llegó el momento de irnos a dormir, por costumbre me baño antes de ir a dormir, pero como no sabía cómo emplear el nuevo baño llamé a Diego pero Luisa me escuchó y fue quien me atendió, apareció portando una bata rosada delgada sus pezones se sobresaltaban, una abertura a la altura del abdomen mostraba un abdomen trabajado, plano y firme, al parecer le gustaba mantenerse.
Con trabajos me retiré del arma que tenía inserta en el intestino, me recosté a su lado, nos dimos un apasionado beso jugueteando con nuestras calientes lenguas y.... nos quedamos dormidos.
Le metí la mano por toda su raja y de pronto se dio la vuelta y me dijo que ahora por delante. seguí metiéndole dos dedos en su concha y cuando vi que ya estaba excitada me abalancé sobre su concha y empecé a chuparle con la lengua, la verdad es que tenia un sabor delicioso.
Acepté y entonces me dijo que me esperaba en el lobby, que cuando me viera se iba a salir y que lo siguiera se hizo todo tal cual y entonces llegamos a un estacionamiento, abrió un coche VW blanco y me invitó a subir.
Estábamos en el club, los cuatro con otras parejas amigas, y Jorge mi compadre tenía que regresar temprano porque debía atender a un cliente del exterior, así que nos pidió a mi mujer y a mí que lleváramos de regreso a Roxana.
Mi madre se llama Vanessa, tiene 31 años, ya que cuando tenía 15 quedó embarazada de mi padre y fue obligada a casarse, lo que ocasionó que ese matrimonio no durara para siempre ya que nunca hubo verdadero amor.
No pude evitar una erección, mis jeans, ya ajustados por la moda, casi explotaban ella subió su mano lentamente y siguió apoyada en mi hombro, dándome un concierto de respiración.
Una tarde estaba estudiando cuando escucho un ruido de agua, algo se estará rebalsando, pensé, entonces me acerqué al baño y veo a Gigi que se estaba duchando e intencionalmente había dejado abierta la puerta y todo su cuerpo traslucía por la cortina de la ducha.
Se desnudaron por completo y se prensaron en un largo y mojado beso, ella le tocaba el miembro y las bolas con las dos manos mientras su cuello era humedecido por unos labios impacientes y se dejaba acariciar las nalgas por él.
Me sumergí en el pecho de mi tía echándonos ambos en su cama, su olor a hembra ya no me dejaba pensar, quien iba a pensar que mi tía era una mujer tan ardiente, se movía apretando mi cabeza contra ella y me decía, dime que me quieres hacer, dime que le quieres hacer a tu tía, le dije tía quiero lamerte toda, quiero lamer tu concha y tu ojete.
El tiempo camina lento. Ya que prendí el calefón me voy a dar un baño de inmersión, es más largo que un duchazo. Me relajo, me limpio y el tiempo pasa ¿Qué más se puede pedir?
Mi pene estaba en toda su longitud entre sus piernas mientras mi esposa, mi hija y mi hermana reían y gritaban por los avances en su juego, mientras nosotros dábamos vueltas de vez en cuando para disimular que estábamos bailando.
Quiero que sepas que esto que hago, lo hago pensando en ti, en ese pedazo de polla juvenil que tienes la cual me pone muy caliente- dijo ella, quitándome la toalla que cubría mi sexo.
Ante esta situación me sucede bastante seguido que me caliento y mi polla enseguida se queda erecta, a tal punto que una noche tuve que ir al baño y masturbarme violentamente. Error de mi parte, no era el lugar indicado. Ya lo se. Cuando termina la hora, salgo de la escuela rumbo a mi casa y me encuentro con un alumno que amablemente me ofrece a llevarme en su moto.
Era una calle poco transitada, no había hostales, pensiones ni hoteles, en los bares a nadie le sonaba por la foto que les mostraba, por lo cual no era seguro estuviera por esa zona... así que tocaba vigilancia 24 horas., o sea, alquilar un piso y observar desde la ventana hasta que la viera si es que aparecía.
La nueva esposa me puso en cuatro, su busto recaía sobre la cama, con sus manos tomaba mi pene y con sus boca, succionaba mis testículos, sus rodillas se apoyaban sobre el lecho y su cadera estaba levantada y erguida sobre la cama, mi amigo sin pensarlo dos veces la tomo de las caderas y la ensarto enseguida, yo note al ínstate que eso surtía efecto en la arrechera de la tía, porque inmediatamente fue en calibrada, procedió a gemir y a mamarme la verga.
Todo comenzó cuando yo acababa de tomar un nuevo puesto en la empresa y las cosas no estaban saliendo tan bien como yo quería y traía una tensión acumulada que me estaba generando un fuerte dolor muscular a la altura de los hombros. Ese día después del turno de trabajo llego a mi oficina decidida a quitarme esa molestia en los músculos, me dijo que me sentara de espaldas a ella y comenzó la sublime labor.