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La comadre

La comadre

Me animo a escribir este pasaje de mi vida..

Yo estaba recién casado, (tres años) y la amiga intima de mi esposa, desde la escuela me traía arrechisimo.

En realidad, salimos tanto en pareja (los cuatro) que yo me ganaba siempre con las historias que Jorge contaba de su mujer.

El muy huevón, parece ser era de aquellos que les gusta exhibir a la mujer y en este caso no solo me contaba sus encuentros íntimos sino que delante de ella le pedía que me enseñara las braguitas que le acababa de comprar o el último baby doll de la colección.

Por cierto Roxana era de esas hembras entradoras, coquetonas y toquetonas, es decir, de aquellas que les gusta sentirse admiradas y que les encanta tocarte -inocentemente- cuando te están contando algo.

En esa época tenía 23 años y un cuerpo de candidata a Miss Playa.

Por mi parte, yo era 5 años mayor, a decir de no pocas, no estaba nada mal.

Cuando nació su primer hijo, me sentí muy halagado de que me eligieran como compadre.

Después de todo, pensé, “No es Buen compadre, quien no se tira a la comadre” y yo por lo menos me habría pajeado decenas de veces en su honor:

Recuerdo una vez que fuimos a un matrimonio y luego a un Restaurante a comer.

Ella estaba vestida como una Diosa con un vestido negro con tacones altos medias negras y sin sostén.

Digo esto porque las dos mujeres se sentaron frente a los hombres y su acentuado escote me permitía ver sus deliciosa tetas..

Asumo que el marido se dio cuenta que yo no le sacaba los ojos de encima pero como repito creo que el tema de que miren a su mujer le gustaba.

Pues bien ese día yo no pude dormir y pensé que ya estaba ” lista para la olla”, de manera que al día siguiente me fui a su departamento con el viejo truco de llevarle un regalito a mi ahijado.

Para mi mala suerte ella había salido y quien me abrió fue Jorge.

Luego de agradecer el regalito le pedí el baño para orinar y cual sería mi sorpresa cuando me encuentro con el calzoncito que el día anterior había usado mi comadre.

Era minúsculo y conservaba todavía ese bouquet maravilloso que había despedido su entrepierna.

No podía dejar de tocarlo, de olerlo de frotármelo por la pinga que desde luego la tenía al palo, así que me lo metí al bolsillo y me lo llevé.

Esa noche “tiré” con mi mujer como los Dioses.

En realidad el tamaño de mi paquete no es el de un súper dotado, pero cuento con tres atributos que son esenciales para ser recordado….Duración, o sea que antes de darla me se contener gozando y haciendo gozar, dureza.. o sea que se me pone al palo y en ningún momento decae, y repetición.. o sea que puedo mandarme mas de un polvo.

Esa noche, repito, mi esposa disfrutó y como es lógico yo también, solo que ese no es el tema de este relato. Yo disfruté porque mentalmente a quien me había tirado era a mi comadre.

Desde el día del Restaurante, el tema de encontrarme a solas con Roxana ( así se llama mi comadre) se volvió una obsesión para mí.

Pasaba por su departamento a toda hora, pero tan pronto veía el carro del marido me seguía de largo.

Hasta que un día se me hizo.

Estábamos en el club, los cuatro con otras parejas amigas, y Jorge mi compadre tenía que regresar temprano porque debía atender a un cliente del exterior, así que nos pidió a mi mujer y a mí que lleváramos de regreso a Roxana.

Encantado, le dije. Al salir de la playa camino a su casa mi esposa me pidió que la deje a ella primero por cuanto mi único hijo tenía la trusa de baño mojada. Me voy a desviar, le dije,…. pero todo sea por la criatura.

Ya la tenía casi a solas en mi carro ya que mi ahijado aunque mocoso me impedía iniciar el ataque. Para mi suerte el chamo se durmió, y mismo caballero al llegar a destino, lo llevé cargado al departamento.

Te sirvo algo Ricardo? Bueno contesté, dame un trago fuerte, y me senté en un cómodo sillón para dos personas que daba frente a un espejo de pared a pared.

Cuando salió de la cocina con mi trago, no pude más.

Estaba con una salida de baño de fino hilo calado que dejaba ver el diminuto bikini amarillo que llevaba puesto.

¡Que linda que estás comadre¡ y que bien te queda tu bikini¡¡¡.

Acercándose lentamente extendió el vaso para que yo lo tomara pero lo ignoré.

Mientras, bajaba mi mano y la metía dentro de su salida de baño, le dije…te queda casi tan bien como el calzón negro que te pusiste la otra noche.

Se puso colorada pero no opuso resistencia, ella lo quería tanto como yo.

Introduje mi mano dentro del bikini y le di vuelta de modo que pudiera verse y verla en el espejo.

Estaba totalmente mojada y dos de mis dedos acariciaban su chucha, acto que era facilitado por ella ya que jadeando separó sus piernas.

Te vas a venir cuando yo te avise, le dije.

No cometas el error de venirte antes. Hoy te voy a tirar por cuanto hueco tienes en el cuerpo y solo te podrás venir cuando cuente hasta cinco.

Primero, sobre mis dedos….. Uno…Ay que rico decía me voy me voy……Dos…Que no aguanto jadeaba mmmmmm, Tres Apúrate mi amorrrrr, Cuatro ….eres un tigre, una bestia, no doy mas, CINCO y se vino como un volcán contornándose y presa de una convulsión, que no tenía final.

Eres espectacular, me dijo, una vez recuperada la respiración. Es la escena más erótica que he tenido.

Eso de mirarme al espejo….que rico¡¡¡¡.

Desnúdate despacito, le dije, con toda la sensualidad de la que seas capaz. Y se quitó la salida de baño. Me paré.

Y recién le di mi primer beso. Era como si tiráramos con la lengua. Le quité el sostén y enseguida se ocupó de mi paquete, el cual estaba más grande que nunca. Arrodíllate, le dije que ahora yo quiero ver.

Toda sumisa empezó a lamerme, a chuparme….Damela en la boca, me rogaba…. todavía y la senté en el sillón de modo tal que en un segundo estábamos haciendo un 69 maravilloso. Roxana se habrá venido 3 veces mas cuando ya cansada me dijo ….dame un respiro.

Todavía con la pieza al palo, me paré y tomé un sorbo de whisky, mientras miraba su cara de ángel.

Me comenzó a acariciar el paquete y la puse en cuatro, siempre mirando al espejo pero esta vez en la alfombra.

Acto seguido y de un envión se la metí hasta el fondo, mientras con una mano jugaba con sus tetas y con mi lengua besaba su oreja, diciéndole al oído….

Hace tiempo que te quería tirar. ….Yo también….Desde ahora vas a convertirte, en mi esclava en mi puta, y metía y sacaba cada vez con mas fuerza, hasta que la di adentro de ella, cosa que fue sencillamente de otro mundo…

Como el reloj había seguido su curso y el marido podía llegar, me limpié sus olores en el baño y salí.

Apenas pude paré en un servicentro y le eché gasolina al carro, no sin antes, derramar un poco de esta sobre mi ropa y manos de modo que a mi esposa al llegar le conté el viejo truco del carro malogrado.

¿Qué te ha parecido el relato?


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